La paz: perspectivas antiguas sobre un tema actual. Gemma Bernado Ferrer
y perjudicar a los enemigos, porque ellos pueden diferenciar quiénes son amigos o enemigos y quiénes no, lo que no ocurre en los humanos. En efecto, se ha valorado que probablemente el error de Áyax sea comportarse como un dios. Finalmente, se estudia la transformación de Odiseo y su reconciliación con el enemigo. El telamónida se suicida y su hermano, Teucro, discute e intenta persuadir a Menelao y Agamenón, debido a que estos no quieren permitir que el cadáver sea sepultado. En este caso, el laertíada, por su fragilidad, producto de la naturaleza humana que comparte con Áyax, imagina el sufrimiento de su enemigo y siente compasión hacia él. De esta manera, la rivalidad trasciende las categorías de amigo o enemigo logrando la comprensión de la vulnerabilidad propia de los humanos e intentando convencer a los atridas del entierro. Lo anterior da paso a reflexiones sobre la postura de los espectadores ante la tragedia y sobre cómo Sófocles pretendía educar a su público tanto emocionalmente como en la resolución de conflictos.
En “La paz de la guerra justa desde Tucídides: el conflicto interno de Corcira”, Felipe Castañeda cuestiona la importancia de identificar bandos siguiendo la doctrina de la guerra justa, a partir de la descripción del conflicto interno (stasis) que sucedió en Corcira (425-424 a. C.) por parte de Tucídides en su Historia de la guerra del Peloponeso. La doctrina de la guerra justa consiste en la terminación de un conflicto bélico orientada a la búsqueda de la paz que restablezca la situación previa por medio de la justicia. Inicialmente, se presenta el conflicto interno en Epidamno, que resultó en el enfrentamiento entre Corcira y Corinto. Para mantener el poder, Corcira firma una alianza con Atenas, situación que produce la polarización entre el partido popular y el aristocrático. A continuación, se expone cómo se pierde la credibilidad en la justicia, porque los juicios son sesgados por las influencias políticas y de poder. Esta situación provoca enfrentamientos violentos con criterios propios de justicia y el debilitamiento de las instituciones gobernantes. En consecuencia, la ausencia de control en Corcira, subordina la ciudad a un conflicto externo. Posteriormente, se confronta la concepción de paz y el testimonio de Tucídides sobre lo ocurrido en Corcira. Según la doctrina de guerra justa, se debe entender el conflicto bélico como respuesta a una injuria y como el medio para recuperar la situación de paz. Al aplicar esto al enfrentamiento de Corcira, la ciudad se divide entre el pueblo y el gobierno, lo que hace posible diferenciar a los injuriados de los injuriadores. Sin embargo, en esta stasis se disuelven dichas figuras y la acusación de injusticia no recae en ninguno, y nadie puede pretender renovar la justicia. El autor expone la resolución actual de estos conflictos, denominada intervención humanitaria, que consiste en la intervención de un tercero para pacificar y restituir la paz. Finalmente, el autor reflexiona sobre la idealización de la paz justiciera, porque considera que no tiene sentido su propósito de universalidad y necesidad. Por un lado, el estudioso propone que, en lugar de resolver conflictos desde la distinción de justos e injustos, se debería intentar transformar la concepción política sobre justicia y orientar el fin del conflicto a un paso de página y a una reconstrucción de la situación de paz. Por otro, el autor se refiere a la manera en que los corcirenses terminaron el conflicto sin conseguir la reparación de la situación previa, la denomina “la paz de Corcira”, en la que recurrieron a la violencia y se provocó el exterminio de una facción para lograr el bienestar general.
“Honour and the Negotiation of the Peace of Nicias” de Gabriel Cabral Bernardo aborda la conexión de las políticas interestatales en la Grecia antigua con los procesos de paz, sus efectos y motivaciones, con el objetivo de discutir la importancia de la competencia por el honor y el status en las negociaciones por la paz, específicamente, en la llamada Paz de Nicias (421 a. C.) durante la guerra del Peloponeso. Dicha paz es un ejemplo claro de que los participantes no siempre tienen las mejores intenciones y los objetivos de un grupo específico pueden comenzar o evitar guerras y así conseguir protección o adquirir recursos, ya sean económicos o políticos. Inicialmente, el autor define qué entiende por honor y por sistema de honor para luego pasar a analizar de qué manera este sistema junto con la ambición influyeron en las negociaciones entre Esparta y Atenas. Luego, se exponen las motivaciones de los principales participantes del conflicto bélico: Demóstenes, Cleón y Nicias, por parte de los atenienses, y Brasidas, por el lado de los espartanos. Se presentan los intereses para la culminación o continuación del conflicto, la importancia de evitar convertirse en un átimos (“sin honor”), el modo de conseguir prestigio y poder, así como las estrategias bélicas y políticas para la conservación y el incremento del honor y del status. Cabe resaltar las descripciones que hace Tucídides sobre Cleón, pues es evidente su mala reputación, actitud y acciones; incluso, presenta a Nicias como su opuesto. De hecho, el historiador permite conocer por medio de los militares el funcionamiento de la Grecia antigua. En conclusión, el sistema de honor de los atenienses y los espartanos tuvo gran influencia e importancia, lo que tuvo como principal consecuencia la ambición, lo cual pudo ser un impulso para las personas con influencia con el fin de tratar de tomar acciones colectivas. El investigador hace la observación de que lo expuesto en este artículo es elaborado a partir de las interpretaciones únicamente de Tucídides. Por lo tanto, el sistema de honor puede parecer admisible en la sociedad del historiador, aunque en la actualidad pueda parecer un sistema bastante atrasado. No obstante, todavía la gente va a la guerra para defender su honor y los problemas del honor siguen imposibilitando su terminación. Para finalizar, el autor refiere una crítica sobre la influencia que tiene la opinión pública en la posibilidad de paz o de guerra en las democracias modernas, como, por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 2014 en Colombia. Además, invita a la reflexión sobre los procesos de paz de hoy y sobre la necesidad de preguntarse si se quiere ser un Cleón o un Nicias.
La segunda parte termina con el artículo “Pax Olympica? The Rhetoric and Ideology of the Olympic Truce” de Jacques Bromberg, quien examina la conexión de la “tregua olímpica” (ekecheiria) con la cultura atlética de la Grecia antigua, los Juegos Olímpicos actuales y la filosofía de la paz, específicamente de Pierre de Coubertin. Primero, se exponen las fuentes clásicas que han transmitido el término ekecheiria, lo que revela al parecer que ninguna guerra fue detenida en la Antigüedad durante los Juegos Olímpicos. No obstante, pasajes de Tucídices, Isócrates, Aristófanes, entre otros, hablan de una tregua que permitía el desplazamiento hacia Olimpia de los pueblos o personas que lo deseaban, aunque sin denotar un cese de la guerra. Además, la mayoría de las fuentes señala que la realización de las Olimpiadas, incluyendo la ekecheiria, es una restauración de tradiciones aún más antiguas. A continuación, se estudia la manera en que se han adaptado los testimonios antiguos en los Juegos Olímpicos actuales y se ha fortificado la tarea pacificadora de los deportes. De esta manera, se ha logrado que hoy el propósito de las Olimpiadas sea ayudar a construir la paz social. Las excavaciones realizadas en Olimpia entre 1875 y 1881 llamaron la atención acerca de la historia de los Juegos Olímpicos en la Antigüedad. Diversos estudiosos han caracterizado la tregua como un aplazamiento de la guerra, un cese al fuego o un requisito para cualquier reunión, acompañado de una introducción de sentimientos de paz y de humanidad. A su vez, Coubertin identifica dos elementos que confirman que el deporte puede cumplir una función pacificadora. Por una parte, están “la asistencia mutua y la competencia”; por otra, su propiedad democrática e internacional. A partir del planteamiento del estudioso en el Comité Olímpico Internacional, la ONU reconoció la incorporación de las tradiciones clásicas griegas relacionadas con la ekecheiria y el alcance del deporte para el mantenimiento y el fomento de la paz. Para finalizar, el autor concluye que es importante la combinación entre actividades deportivas y educativas, pues fomentan la capacidad social y cognitiva de jóvenes y adultos. Además, se resalta el impacto de los deportes para la construcción de la paz, la reintegración de personas de vuelta a la sociedad y el mejoramiento de la convivencia en comunidades en conflicto. En efecto, se logra impulsar y regular el contacto con los antiguos enemigos para la resolución de conflictos, reconstruir una sociedad y rehabilitar y sanar traumas tanto físicos como emocionales. Por otro lado, la visión de Coubertin respecto a la ekecheiria ha sido idealizada, pues este profesor desvaneció la división entre lo antiguo y lo moderno.
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