No podrán apagar el amor. Eloísa Ángela Ortiz de Elguea

No podrán apagar el amor - Eloísa Ángela Ortiz de Elguea


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y lesbianas el agradable perfume a evangelio.

      1- FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, Buenos Aires, CEA, 2013.

      2- Cf. E. LÓPEZ AZPITARTE, Amor, Sexualidad y Matrimonio. Para una fundamentación de la ética cristiana, Buenos Aires, San Benito, 2001, 143. Cree el autor que la heteronormatividad no se reduce al influjo de una cultura determinada, sino que hay un algo en la realidad que explicaría su prevalencia constante y generalizada. Es más, sospecha que lo cultural debe tener alguna raíz en la naturaleza y que sus concretizaciones se hallan “condicionadas por los datos naturales del hombre”. El entrecomillado es mío.

      3- Cf. JUAN PABLO II, Varón y Mujer. Teología del cuerpo, Madrid, Palabra, 19993, 78-79.

      4- Cf. M.C. COLOMBANI, Foucault y lo político, Buenos Aires, Prometeo, 2008, 177-180. En la Historia de la sexualidad, el filósofo abordó la categoría de sexualidad no como invariable histórica, sino desde una perspectiva inscripta en una genealogía del sujeto del deseo. Descubrió que lo apropiado es hablar de experiencia históricamente singular y situada desde tres dominios: un campo de saber, un campo de poder y un territorio de subjetivación. El primero como corpus de saberes en temas de sexualidad, el segundo como sistemas de control reguladores de sus prácticas, y el tercero en vista al cómo los sujetos se visualizan en tanto sujetos de esa sexualidad.

      5- Cf. E. DÍAZ, La filosofía de Michel Foucault, Buenos Aires, Biblos, 20032, 13-14.

      6- Cf. C. LÉRTORA MENDOZA, “Epistemología y teoría del género”: Proyecto 45 (2004), 39-56, 43.

      7- Cf. V. LESCHZINER, S. KUASÑOSKY, “Género, sexualidad y afectividad. Modelos culturales dominantes e incipientes”, en: C. SCHICKENDANTZ (Ed.), Religión, Género y Sexualidad. Análisis Interdisciplinares, Córdoba, EDUCC, 2004, 75-102, 83. Las autoras se refieren a la visión acrítica tradicional de género de los años 50, que aceptaba las caracterizaciones de conducta sexual establecidas por las ciencias sociales en los 30 y 40.

      8- Cf. G. RUBIN, «El tráfico de las mujeres: notas sobre la “economía política” del sexo», en: M. LAMAS (Comp.), El Género. La construcción cultural de la diferencia sexual, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, 35-96, 59-60. Para la autora la supresión de la homosexualidad y la opresión de las personas homosexuales es producto del mismo sistema de reglas que oprimen a las mujeres.

      9- Cf. M. VIDAL, Orientaciones Éticas para Tiempos Inciertos. Entre la Escila del Relativismo y la Caribdis del Fundamentalismo, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2007, 310-313. El autor describe el estado de la cuestión entre los teólogos católicos citando a J. Keenan, G. Moore, O. Crowley, R. Peddicord, H. Rotter, T. Anatrella, G. Perico, C. Domínguez, y otros, quienes han analizado cuestiones concretas como ser: la moralidad de las relaciones homogenitales, los derechos debidos a las personas homosexuales, el reconocimiento jurídico-social de uniones homosexuales, su equiparación jurídica al matrimonio, la posibilidad de adopción o el uso de técnicas de reproducción asistida, y la coherencia de la condición homosexual con el sacerdocio y la vida religiosa.

      10- Cf. R. RADFORD RUETHER, “Homofobia, heterosexismo y práctica pastoral”, en: J. NELSON, S. LONGFELOW, La Sexualidad y lo Sagrado, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1996, 583-597, 588. Cf. C. MICHAEL, “Estudios sobre el varón, teología feminista y sexualidad gay”, en: J. NELSON, S. LONGFELOW, La Sexualidad, 337-355, 344.

      11- M. FARLEY, Just Love. A Framework for Christian Sexual Ethics, New York-Londres, Continuum, 2008, 207-244.

      12- M. FARLEY, Compassionate Respect. A Feminist Approach to Medical Ethics and Other Questions, New York/Mahwah, New Jersey, Paulist Press, 2002. El eje transversal de esta obra es la misericordia.

      13- Cf. A. FLECHA, Moral de la Persona. Amor y Sexualidad, Madrid, BAC, 2002, 36-37. Para el autor la sexualidad es un fenómeno complejo que incluye aspectos psicológicos y humanos de la relación interpersonal. A fin de resignificar su valor simbólico, recurre e los términos “eros” (objeto de deseo), “filia” (amor de amistad) y “agapé” (amor oblativo).

      14- Cf. M. VIDAl, Sexualidad y Condición homosexual en la Moral Cristiana, Buenos Aires, San Pablo, 2010, 112-113. En procura de una síntesis en cuanto al análisis bíblico, Vidal recurre a las siguientes afirmaciones de G. Ruiz: 1) el comportamiento homosexual es algo no vivido de cerca para el pensamiento bíblico, y lo considera ajeno y desechable de consideración. De ninguna manera se alude a la condición homosexual. 2) Las condenas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento son muy pocas en número. La preocupación ética en la Biblia se centra en la injusticia, la desatención al pobre, la idolatría; y cuando trata temas de sexualidad, el adulterio ocupa mayor atención. 3) La reflexión teológico-moral debe matizar y discernir las condenas indiscriminadas y sin matices. 4) La homosexualidad femenina, si se exceptúa la cita de Rom 1,26, está ausente en la Biblia. 5) Los textos bíblicos han sido interpretados en la Iglesia con manifiesta exageración, sin guardar proporción con pecados más graves y condenables presentes en la Biblia.

      15- Cf. G. IRRAZÁBAL, Ética de la sexualidad. Manual de Iniciación, Buenos Aires, Ágape, 2012, 66. El autor afirma que estos poemas presentan la sexualidad ante todo como eros, es decir como deseo que impulsa al encuentro del otro.

      16- Cf. M. NAVARRO PUERTO, Barro y aliento. Exégesis y antropología teológica de Génesis 2-3, Paulinas, Madrid, 1993.

      17- Cf. M. FARLEY, Just Love, 207-244, 5.

      18- Cf. V. AZCUY, “Teología y género. Un diálogo al servicio de la fe y la promoción de justicia”: Stromata 60 (2004) 1-15, 7-13. Azcuy considera de importancia para la antropología tomar “género” como categoría de análisis, reconociendo en ella sus aportes, posibilidades y límites. “Género” como herramienta de estudio contribuye a desentrañar la dominación masculina, a descubrir que la diferencia sexual responde a una realidad corpórea y psíquica que nos afecta subjetiva, biológica y culturalmente, y ayuda a desocultar los mecanismos de opresión “naturalizados”. Encuentra sus límites en la evolución de su empleo y sus diversas interpretaciones, que va desde la distinción entre sexo y género frente al determinismo biológico, a la crítica de la existencia de una esencia femenina. A la hora de discernir la opción de asumir o no la cuestión de género en el quehacer teológico, da cuenta que para ello se requiere una adecuada y metódica incorporación interdisciplinar a modo de colaboración instrumental, sin la invocación de una teología feminista.

      19- Cf. M.C. COLOMBANI, Foucault y lo político, 231-232. Las prácticas enunciativas operan como prácticas transformadoras de modo ininterrumpido, aludiendo a la idea de orden, organización, construcción y belleza. El filósofo denomina veridicciones a los actos por los cuales los sujetos, ya sea por acción externa o interna, le llevan a pronunciar la verdad sobre


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