Saber estar en las organizaciones. Claudia Liliana Perlo
más allá de la acumulación y organización de datos, recuerdos y asociación de ideas comprimidas en el psiquismo.
La palabra Gestalt tiene su origen en el participio pasado, yor Augen gestelt acuñado en la biblia en 1523, su significado aproximativo es “puesto delante de los ojos, expuesto a las miradas” (Sinay, Blasberg, 1995:4). Asimismo, el vocablo Gestalt de origen alemán significa, forma, figura, disposición y estructura. Por lo tanto, la noción central de la Gestalt es la percepción que en los seres humanos es objetiva y subjetiva al mismo tiempo. El nacimiento de esta propuesta, ocurre en una situación de época interesante donde las condiciones contextuales facilitaron la construcción de nuevos saberes, descubrimientos innovadores que contribuyeron a la reversión del modernismo positivista y a la lógica de la simplicidad. En el proceso vital del ser humano, en su diario acontecer se perciben formas que emergen desde un fondo.
La teoría básica de la Terapia Gestalt es que la maduración es un proceso de crecimiento continuo en el que el apoyo ambiental se transforma en auto apoyo. En un crecimiento sano el niño moviliza y aprende a usar sus propios recursos. Un equilibrio adecuado entre apoyo y frustración lo capacita para llegar a ser independiente, libre para usar su potencial innato. (Perls, 1974: 20).
Desde un lenguaje claro y comprensible la metodología enfatiza la necesidad de comunicar en forma precisa, directa, específica y poética. Dando color y fuerza en las oraciones, aplicando congruencia entre palabra, movimiento corporal y gestos. Usando metáforas, siendo breve y conciso cuando se realizan observaciones sobre algún tema.
Se pueden mencionar cuatro nodos fundamentales que organizan la vivencia poniendo la atención en la concentración en el presente, el proceso vital, de darse cuenta, la responsabilidad de hacerse cargo y la autorregulación organísmica. En primer lugar, la concentración en el presente precisa del enfoque en el aquí y ahora. Para darse cuenta del presente es condición previa tomar conciencia de la respiración y la concentración como soporte propio y de los otros. En segundo lugar, el proceso vital de “darse cuenta”, implica tomar conciencia de las intenciones que quiero, o el hacer siendo claro. Es importante la sensibilidad en coherencia con el funcionamiento corporal, junto a la capacidad discriminativa sensorial. Para esto es crucial darse cuenta de zonas sensoriales ciegas y facultades subdesarrolladas junto con la aceptación de lo que acontece, para comprender la diferencia entre excitación y tensión y poder trabajar en ambas cuando se presenten. Además, es preciso diferenciar calidad del tono de voz, del contenido verbal de las palabras por lo que es importante saber escuchar, ser claro en las instrucciones, darse cuenta que es lo que se está haciendo incluso, cuando se está inseguro o confuso para diferenciar datos fenomenológicos observados. En tercer lugar, la responsabilidad de “hacerse cargo” implica el contacto con los darse cuenta y las emociones, tomando conciencia en forma directa y abierta de los puntos ciegos emocionales, aspectos subdesarrollados y áreas negadas. En este sentido poder expresar las emociones de forma auténtica, sin intelectualizar y, saber cuándo no es oportuno, permite aceptar la responsabilidad mutua, tolerar la confusión sin acelerarse para eliminarla. De este modo se puede reconocer y apreciar aquello que hemos realizado y también lo que otros han hecho. En cuarto lugar, la autorregulación organísmica requiere confiar en la fuerza y potencial disponibles de las personas, también de su sabiduría corporal para equilibrar y sanar. La autorregulación es el proceso homeostático, por medio del cual los seres humanos se adaptan a su ambiente vital y satisfacen sus necesidades-fisiológicas, afectivas y espirituales.
Nociones claves y fundamentos
En este apartado, resulta enriquecedor desarrollar nociones fundamentales del enfoque gestáltico que sustentan nuestra posición filosófica y psicológica respetuosa del potencial humano. Alrededor del 1912, los investigadores Wertheimer, Koffka y Köhler realizaron un trabajo en conjunto conformando una psicología gestáltica inspirada en la fenomenología de Husserl (1936) que pone el acento en la percepción y descripción del fenómeno y no en su explicación. La terapia gestáltica conforma un movimiento dentro de los enfoques terapéuticos agrupados en la psicología Humanista o de Desarrollo del Potencial Humano surgido en California en los años ‘60 de la mano de Abraham Maslow (1912), Alan Watts (1987) y Carl Rogers (1951). Si bien podemos entender la terapia Gestalt como la obra creativa que, Fritz Perls (1974) calificó de existencial, la Gestalt constituye “Una terapia demasiado buena como para dedicársela solo a los enfermos” (Perls, 1974:123). Por lo que también hoy podemos dimensionarla como un movimiento de co-creación permanente que, integrando múltiples aportes promueve una dinámica de intercambio vital. Esta perspectiva se aplica hoy en diversos campos de la salud, la educación, las organizaciones y el arte. El enfoque gestáltico se sitúa dentro una estética compleja donde no hay destino: hay configuración temporal. Desde aquí, se prioriza la posibilidad de cada ser humano, por sobre el déficit. En tal sentido, se respeta la vida en cada forma, donde cada momento-encuentro se funda en acontecimientos singulares, no lineales desde una lógica caórdica (caos-orden) donde azar e incertidumbre son una invitación.
Tales formas dominantes surgidas del contraste figura-fondo son significativas para cada persona de acuerdo a la atención y necesidades del momento. Específicamente, la persona no percibe lo que hay, la totalidad caótica de estímulos presentes (fondo), sino que los organiza selectivamente o destaca tan sólo aquello que en cada momento o situación le resulta significativo (figura). En tales desarrollos, Perls (1974) toma estos aportes y acompañado por interlocutores apasionados, van conformando un nuevo campo terapéutico. El texto emblemático “Terapia Gestáltica” (1951) constituye la síntesis personal de Perls, que empezó a tomar cuerpo tardíamente (a sus casi 50 años), y que no dejaría de enriquecerse con nuevos aportes hasta en sus últimos años. Perls nombró en una primera instancia a su propuesta, Terapia de Concentración (1942) ya que en buena medida se trata de describir lo que ocurre, de darle nitidez al relato aumentando el valor de los contrastes. En el proceso de co-creación y nacimiento también se integraron postulados surgidos al final del siglo XIX y durante el siglo XX y modelos que van, desde la trasgresión del modelo psicoanalítico ortodoxo, la filosofía existencialista, el holismo, el pensamiento diferencial y el teatro expresión. Es importante destacar el contacto directo que Perls, tuvo con la filosofía oriental y la meditación Zen a lo largo de su estancia de dos meses en un “dojo” japonés. En los principios taoístas de integración de opuestos, Yin-Yang, y la atención centrada en el presente y el valor del vacío propios del Zen.
En consecuencia, los antecedentes del movimiento gestáltico son, tanto por asimilación, como por desasimilación (diferenciación), y constituyen los elementos centrales que guiaron a Perls hacia el enfoque. Saberes y descubrimientos que atravesados por la experiencia de la guerra posibilitaron, no sin dolor, un cambio de paradigma en relación a la forma de percibir, habitar y construir nuestro mundo.
Los afluentes del enfoque
A continuación, se realiza una breve mención de los afluentes conceptuales que nutrieron el enfoque:
Desde el psicoanálisis, realizaron su contribución Sigmund Freud (1900, 1905, 1923), Alfred Adler (1916), Carl Jung (1921), Sandor Ferenczi (1926), Wilhelm Reich (1927), Otto Rank (1924), quienes aportaron en primer lugar los conceptos de represión de contenidos, déficit de conciencia, material reprimido, proceso, sexualidad, oralidad y necesidad de contacto. Además de prohibiciones sociales, represión del Superyó, compulsión a la repetición, situaciones abiertas y conflictos entre el Organismo y el medio. Luego el “awareness” como proceso gradual del darse cuenta, la estrategia terapéutica en el manejo de la transferencia, neutralidad y contacto movilizador “tú-yo”. Asimismo, la creatividad y flexibilidad en el ejercicio de la psicoterapia. Se pone el foco en el hombre creador consciente de su propia vida le da sentido a lo largo de su evolución, el sí mismo integrado por los opuestos (partes diferentes del ser humano). Se incluye también, el inconsciente como potencialidades, el aspecto consciente de la personalidad contrarrestado por su opuesto “la sombra”, la atención a reacciones corporales, la acumulación y expresión de los conflictos neuróticos a través del cuerpo (sistema motor como armadura) y el trabajo con sueños proyecciones. Del movimiento culturalista particularmente de Karen Horney (1937) y Erich Fromm (1956), se selecciona la importancia del medio cultural y factores actuales. Finalmente, el concepto de angustia existencial