Medios, redes sociales, cine, control social y penal. Carlos Ariel Bautista González

Medios, redes sociales, cine, control social y penal - Carlos Ariel Bautista González


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docentes, los procesos de investigación de sus estudiantes de posgrado y la investigación del grupo–.

      Se trata, entonces, de trabajos de investigación producidos en procesos de formación y de investigación. En esta obra, el lector encontrará los capítulos producto de la energía y del trabajo constante de los estudiantes de la asignatura Criminología Mediática, Justicia Penal y Política Criminal –bajo la dirección de Estanislao Escalante–, de los investigadores en formación del Observatorio y de los demás investigadores de la Escuela. El debate académico y metodológico que se produjo durante más de un año de trabajo intelectual conjunto fue complejo, pero fructífero.

      El texto compilatorio de artículos de investigación que el lector tiene en sus manos se ocupa del análisis desde un enfoque interdisciplinario, mediado por la criminología crítica, del cine y los medios tradicionales y alternativos de comunicación, así como de su relación con procesos de control social. En consecuencia, se realiza un estudio investigativo sobre la selección del mensaje transmitido a las masas en el cine y en los reportajes judiciales. De este modo, se pueden determinar los efectos e influencia en la opinión pública, en los procesos de reacción social y su posterior relación con el derecho penal, los procesos penales, la actividad judicial y el populismo punitivo.

      En los catorce capítulos de la presente obra, los autores exponen la reconstrucción de la discusión relacionada con el papel de los medios de comunicación que, valiéndose de vías tradicionales –como la prensa, la radio y la televisión–, así como también de los nuevos escenarios de difusión de la información –como son las redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram–, crean imaginarios de criminalización, exclusión, enemistad o peligro que, fundados en noticias sesgadas o falsas, informan desde el sensacionalismo la realidad de la cuestión criminal en nuestro medio. Como consecuencia de esto, la sociedad ha sido claramente influenciada en sus emociones, de manera que se crean imaginarios acerca de la criminalidad para legitimar la agenda política de control del delito y la reacción social frente a este desde un modelo económico de consumo, e incluso para justificar leyes con marcada orientación punitiva. Estas respuestas se nutren día a día de la opinión desinformada y parcializada de la gente.

      Así pues, el presente trabajo investigativo es propicio como herramienta académica para el desarrollo investigativo de los temas enunciados y tiene la intención de servir de texto guía para las futuras generaciones de investigadores, estudiantes, docentes, jueces, litigantes, periodistas, sociólogos, politólogos y, en general, para todas las personas interesadas en las disciplinas relacionadas con la cuestión criminal y el control social y penal.

      De este modo, en el primer capítulo, titulado “Batman: héroe de su tiempo”, escrito por Carlos Ariel Bautista, se plantea una importante pregunta que invita a la reflexión: ¿existe una relación entre el cine y la política criminal? Como el autor sustenta a lo largo del trabajo investigativo, tal relación se encuentra basada en las relaciones de producción de la sociedad capitalista contemporánea, que transforma no solo la manera en que los individuos interactúan en la sociedad, sino que cambia la jerarquía de los valores sociales. Para esto, se estudian las películas de Batman dirigidas por Christopher Nolan –Batman Begins, The Dark Knight y The Dark Knight Rises–. Estas películas fueron escogidas debido a que Batman es una de las figuras más icónicas de la cultura de masas occidental, tanto en el cine como en las series de televisión y en los cómics, pues estos productos culturales son consumidos desde edades muy tempranas y pueden influenciar la percepción que tienen las personas acerca del delito, el delincuente, la seguridad y el control. Adicionalmente, se analizan los imaginarios que giran en torno a la seguridad y la vigilancia en las sociedades contemporáneas, examinando el discurso de Batman a la luz de las concepciones actuales de la seguridad y vigilancia.

      La selección de las mencionadas películas también se sustenta en la acogida que recibieron de la crítica especializada y el público en general, lo que es un indicador del alcance y relevancia de estas. Por último, el autor aborda la relación entre la política, en general, y la política criminal, en específico, para identificar los lugares donde los elementos económicos y sociológicos convergen, estudiando la relación agente-estructura, presente en la criminología, y la forma en la que el Estado satisface las demandas de seguridad y vigilancia de la sociedad.

      Ahora bien, en el capítulo “El problema metodológico en la criminología mediática: la complejidad de un abordaje empírico para escalar el nivel de análisis”, el autor Diego Bocanegra expone la necesidad de desarrollar herramientas de observación, procesamiento y análisis de información que atiendan el objeto de valoración de la criminología mediática. Esta necesidad se contextualiza a partir de los conceptos o modelos de análisis prácticos y teóricos elaborados o usados por reconocidos autores sobre el tema, como Eugenio Zaffaroni, Alessandro Baratta, Laura Pozuelo y Frank Furstenberg. El autor plantea una metodología que proporciona resultados para los receptores y emisores de información, trabajando en buena medida desde el análisis cultural y el análisis del discurso mediático, y hace uso de los métodos semióticos y hermenéuticos para determinar el impacto en el procesamiento, emisión y recepción de la información. Todo esto se plantea con la finalidad de identificar plenamente los actores intervinientes y posibles roles en el campo de la criminología mediática, donde reside buena parte de las consideraciones inciertas asociadas a la producción de discurso mediático frente al delito, al delincuente y a los procesos de reacción social frente a estos.

      Teniendo en cuenta lo anterior, es oportuno ahora enunciar el capítulo “Redes sociales, política criminal y criminología transmedia: análisis del caso específico de la Universidad Nacional de Colombia y el grupo de Facebook llamado Materias y Electivas Fáciles (UN) 2.0”. Allí, el autor Cristian Sierra, a través de una herramienta de procesamiento de datos, visibiliza cómo la criminología mediática transcultural está emergiendo como inquietud disciplinar a través de las diferentes redes sociales. Con esto en mente, realiza un análisis sobre el grupo de Facebook Materias y Electivas Fáciles (UN) 2.0, mediante el cual pretende visibilizar la influencia e incidencia de las redes sociales en la criminología mediática y cómo puede repercutir en la consolidación del discurso punitivista y del castigo. De igual forma, el autor pretende hacer una crítica constructiva acerca de la falta de desarrollo académico sobre este tema. Para ello, tiene en cuenta los avances tecnológicos propios de las redes sociales y el internet, que forjan actualmente historias virtuales que complementan las reales y configuran una historia transmedia aplicada a los discursos punitivos.

      Se suma al anterior estudio de redes sociales el capítulo “Intervención en la calle de El Bronx: ¿los medios de comunicación como actores en la construcción de dimensión simbólica en la ciudad?”. Allí, el autor Fabián Hernández, a través de una herramienta de captura y procesamiento de datos (una matriz de caracterización), plantea su análisis sobre 18 noticias publicadas en el periódico El Tiempo relacionadas con la calle de El Bronx, en la ciudad de Bogotá. El autor hace una crítica sobre la forma en la que los medios masivos de comunicación realizan la construcción de dimensiones simbólicas de la ciudad para consolidar imaginarios que en gran medida terminan legitimando la violencia, la inseguridad y el miedo por parte de la ciudadanía. En este sentido, el miedo producto de dicho imaginario colectivo se convierte en una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente aprobada. El pánico colectivo conduce a un aislamiento del otro en el espacio público, generando patrones de conducta excluyentes y segregacionistas.

      Por su parte, en el capítulo “El linchamiento colectivo: una mirada desde la psicología social y los medios masivos de comunicación”, el autor Oscar Javier Trujillo realiza un análisis del linchamiento colectivo como fenómeno social de dos maneras: la primera, examinando el sentimiento de venganza que produce la consumación del delito, y que a su vez ha sido expuesto a la opinión pública mediante un discurso punitivo; y en segundo lugar, mediante una explicación del comportamiento del individuo sumergido en una masa psicológica a partir de la psicología social; tal individuo se encuentra inmerso en un sentimiento que florece a partir de cargas sociales influenciadas por el sentimiento colectivo que pide justicia por mano propia, generadora de un fenómeno de venganza ciudadana que se pretende tomar el papel sancionador del Estado.

      Así,


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