Privilegiada por elección. Ivonne Díaz de Sandi

Privilegiada por elección - Ivonne Díaz de Sandi


Скачать книгу
trescientas personas. Luego de una hora y media de conferencia fue impactante ver a muchos de los estudiantes de la universidad haciendo preguntas y pidiendo mi tarjeta para solicitar consejo y asesoría.

      Hace ya varios años de estas experiencias que me dieron una luz: pude ver que todos tenemos algo que aportar para servir a los demás. Yo creía que mi vida era ordinaria y que la mayoría pasaba por lo mismo que yo, inclusive por eventos más fuertes; pero me encontré con que mi vida había estado llena de retos y también de éxitos, al haber superado lo difícil y doloroso. El cambio ocurrió cuando pude ver esas experiencias como la oportunidad y medio para aprender y crecer.

      Entendí que con lo que más puedo contribuir es compartiendo mis vivencias y el camino recorrido para superar los desafíos que se me presentaron, y no con historia o gráficas y porcentajes laborales. Estoy segura de que otros también han tenido situaciones como las mías, y así como yo no encontraba la salida y tuve que pasar varias veces por lo mismo hasta aprender, las otras personas podrían identificarse con algún momento similar y encontrar algo en mi experiencia que les es útil; al compartirlo, el que me escucha puede encontrar algo valioso.

      La vida me puso casualmente ante un camino que la ha llenado de sentido. Vi lo revelador que es no dejar pasar esas oportunidades y siempre atreverse a vivir lo que se nos presenta, aunque nunca antes lo hayamos hecho. Los retos aparecen y cada uno decide cómo vivirlos; el resultado no es lo único valioso, ya que el enfrentarlos deja mucho aprendizaje y satisfacción. Lo que importa es la actitud ante ellos y confiar en la intuición, es decir, escuchar e ir en sintonía con lo que el corazón me diga.

      Estos eventos me ayudaron a tomar la decisión de plasmarlo en un libro, porque aportar algo a nuestra sociedad me llena de orgullo y le da sentido y alegría a mi vida.

      Escribirlo es una muestra de lo que hoy es mi misión de vida: ser inspiración y empoderar a las mujeres para que sean independientes, tanto económica como emocionalmente. Es decir, ayudarlas a ser más fuertes, valientes y ver la vida con otros ojos. No es una lucha en contra de los hombres, sino aprender a ser un complemento de ellos, y poder caminar hombro a hombro compartiendo y aportando, no atrás ni adelante. Para los hombres deseo que sea una herramienta para entender a una mujer independiente, cómo aporta y complementa sus vidas, así como la gran importancia que tienen para que sus compañeras crezcan junto con ellos.

      Confía, al final todo estará bien, y si no está bien, es porque no es el final...

      Cuando escuché esa frase en la película The best exotic Marigold Hotel pensé en mi vida. Cuando lo que me ocurría no estaba bien, o lo que en algún momento parecía definitivo ¿realmente era el final?

      Algunas situaciones que no resultaron como yo quería me provocaron gran dolor, y me preguntaba cuáles eran los patrones de pensamiento que me habían llevado a ese resultado. Crecí con los cuentos de princesas y una idea preconcebida de la felicidad y la familia perfecta. Había construido una imagen fija en mi mente de lo que era una vida feliz.

      Tuve que pasar por vivencias muy fuertes durante muchos años para descubrir que cada uno decide lo que es la felicidad, y que esa foto no es la misma para todos, tiene versiones distintas.

      No era como en los cuentos de hadas ni necesariamente lo que me habían dicho.

      Tenía cuarenta y dos años, y hasta ese momento todo lo que había hecho no me había llevado a la imagen ideal de lo que debería ser mi vida. Había cedido mi poder e identidad a otras personas; me perdí, sufría y estaba en constante angustia. Era completamente infeliz por insistir en estar y vivir en esa fotografía.

      Seguía el supuesto sentido común que decía que lo que debía hacer era permanecer, insistir, buscar la manera. Me dejaba guiar por la lógica pero no obtenía lo que anhelaba; y aunque en esos momentos sentía la incomodidad en el cuerpo que me daba señales de que no era por ahí, las ignoraba. Me gustaba lo que hacía, pero no me sentía plena porque mi único fin era hacer dinero. Era muy diferente cuando seguía la voz interna que me decía que era el momento de terminar o elegir alguna relación o proyecto.

      Cuando llegaban las épocas de crisis creía que el mundo se acababa y, finalmente, en una de ellas comprendí que no podía más. Fue el momento en el que pude darme cuenta de que en donde estaba parada era muy infeliz, y que lo que me había llevado hasta ahí era consecuencia de cada una de mis decisiones; quería controlarlo todo y eso era imposible. Estaba cansada de vivir así, no me gustaba mi presente y quería cambiarlo.

      Si la felicidad es un estado de ánimo en el que nos sentimos satisfechos con lo que pasa en nuestra vida, ¿cómo estar de esa manera?, ¿quién me la podría dar?, ¿en dónde la encontraría?

      Comprendí que todos tenemos subidas, bajadas, éxitos y fracasos; eso es parte de nuestra vida. Pude soltar y confiar en que por algo pasan las cosas, y que el resultado sería lo que tenía que ser: que me convirtiera en una mejor persona.

      Paré de luchar o evadir y me dejé llevar; fluí con el momento por fuerte, doloroso o complicado que fuera. Solté el control, decidí aceptar que era vulnerable y que eso no tenía nada de malo; descubrí algunos patrones de comportamiento, lo que me permitió modificarlos y hacer las cosas diferentes, ya que claramente hasta ese momento no me había funcionado la forma como las había hecho. Seguí sanando, y en un proceso de crecimiento interior por fin pude realmente confiar en la vida, lo que me trajo un aprendizaje impresionante.

      Después de varios años de caídas y constante trabajo interior aprendí a manejar mucho mejor mis emociones, a ser congruente con mis valores y a hacerle caso a mi intuición, lo que me evitó mucho conflicto y sufrimiento. Pude lograr la paz interior y todo esto me llevó a ser lo que hoy soy: una mujer plena y feliz. Sigo teniendo retos, en ocasiones titubeo, flaqueo, lloro, tengo miedo; pero ahora reconozco esas emociones, las dejo pasar, fluyo y nuevamente entro en mi centro para seguir adelante.

      Lo que ocurrió después resultó ser mejor de lo que había imaginado.

      Creo que llegas a un lugar donde te das cuenta de que no tienes nada que perder.

      Nada de nada.

      Entonces no hay razón para amarrarte a ti mismo.

      Me parecía estúpido cerrarme y tener nada dentro de mí. Así que decidí probar de todo, mantenerme abierta de par en par a los seres humanos, todos los seres humanos verlos como yo los entiendo que son, no como ellos quisieran ser.

      Y entender que si una persona supiera hacerlo mejor, lo haría mejor.

      Maya Angelou

      Tenemos el privilegio de tener opciones; si algo no nos hace sentir bien e insistimos en seguir adelante, el resultado no es el único indicador ya que, aunque el objetivo no se logre, siempre se obtiene algún aprendizaje. Pero aunque cada reto que enfrente lo vea como un espacio para conocerme más o hacer mejor las cosas, para qué insistir en una situación que es evidente que no es fructífera si podemos aprender más rápidamente y con menos sufrimiento.

      Después de numerosas experiencias de vida aprendí a no poner mi felicidad en manos de nadie y a dejarme guiar por mi alma; a asumir el poder sobre mí y decidir qué es lo que quiero hacer con mi vida. La felicidad no la da nada ni nadie, y sólo yo tengo el poder para decidir cómo quiero vivir para alcanzarla. Si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mí.

      Aprendí a amarme, a darle a mi cuerpo, mente y espíritu lo que merecen para disfrutar y vivir feliz; comprendí que primero tengo que estar bien conmigo, amarme tal y como soy, y buscar siempre el crecimiento y bienestar para darme a las personas siendo coherente y aportar algo a sus vidas.

      Encontré que la adversidad nos da sentido de nuestro propio poder: nos obliga a ser creativos; es decir, o nos damos por vencidas, que esto no lo veo como opción, ya que nadie más va a hacer las cosas por ti y tus sueños son sólo tuyos; o cuando tenemos un objetivo y este no sale como lo planeamos, buscamos las diferentes maneras de hacerlo, así nos caigamos una y otra vez.

      La


Скачать книгу