Argumentando se entiende la gente. Fernando Miguel Leal Carretero

Argumentando se entiende la gente - Fernando Miguel Leal Carretero


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      Para mi reina, Diane Guité Gilbert

      y mi princesa, Emma Alison Wymant

      Sólo la existencia de una argumentación,

      que no sea ni represiva ni arbitraria,

      le otorga un sentido a la libertad humana,

      condición de ejercicio de una elección razonable.

      (Perelman y Olbrechts-Tyteca 1958, Conclusión)

      Índice

       Nota del traductor

       Prefacio del autor a la traducción

       Agradecimientos

       Introducción

       Parte 1. Todo sobre los argumentos

       1.1 Acerca de los argumentos

       1.2 Las etapas de una discusión (argumentación)

       1.3 Tipos de argumentación

       1.4 Polémica vs. discusión

       Parte 2. Todo sobre los argumentadores

       2.1 ¿Con quién discutimos?

       2.2 Modos de argumentar

       2.3 Coalescencia

       2.4 Ser discutidor y ser agresivo

       2.5 Género y argumentación

       Parte 3. Argumentando se entiende la gente

       3.1 Heurística, ethos, auditorio

       3.2 Contemplemos el proceso

       3.3 Lo más importante que debes creer

       3.4 Las reglas

       3.5 Argumentación coalescente

       3.6 Argumentar bien

       3.7 La teoría en acción

       3.8 Últimas palabras

       Ejercicios

       Lecturas recomendadas

       Bibliografía

      Nota del traductor

      Este libro del profesor Michael Gilbert, prestigiado teórico canadiense de la argumentación, fue escrito con un lenguaje sencillo y directo en el original, y yo he tratado de duplicar, no siempre quizá con éxito, estas cualidades en la traducción al español que el lector tiene en sus manos. Con todo, no está de menos advertir sobre algunos puntos que podrían causar algún alzamiento de cejas.

      Comencemos por el principio, el título mismo de la obra original: Arguing with People. La traducción literal sería “Argumentar con gente” o incluso con el gerundio, gramaticalmente poco correcto, “Argumentando con gente”. El propósito del título es hacer notar que muchos teóricos de la argumentación, consciente o inconscientemente, tienden a excluir los aspectos más usuales, típicos y cotidianos de las discusiones entre personas de carne y hueso, mientras que este libro busca todo lo contrario. Sin embargo, la traducción literal no parece indicar en español, con la misma claridad, lo que pretende el profesor Gilbert. Como, por otro lado, el verbo hablar en el proverbio “hablando se entiende la gente” tiene precisamente el sentido de argumentar, le expliqué al autor ese proverbio y la manera como lo usamos los hispanohablantes, y entonces estuvimos de acuerdo en que, con el debido cambio, el proverbio representaba muy bien el propósito del título en el texto original en inglés y de paso se mantenía, sin necesidad de atentar contra la gramática del español, el sentido dinámico del gerundio.

      Pasando al texto mismo del libro, el profesor Gilbert habla desde la primera línea de su introducción, y después en repetidas ocasiones a lo largo del libro, de áreas de estudio llamadas “pensamiento crítico” y “lógica informal”, las cuales son bastante populares en el mundo anglosajón. Esos rubros se refieren a cursos impartidos en el bachillerato y la licenciatura, talleres con profesionistas y otros adultos interesados, y libros de texto abundantes en aquellos países, pero no en los nuestros. De hecho, la frase “pensamiento crítico” en nuestro medio está asociada a un cierto pensamiento de izquierdas mucho más que a la discusión de la estructura de los argumentos, la utilización de estadísticas en los medios de comunicación o la identificación de falacias. En los países de habla hispana este tipo de cursos probablemente se ofrecerán más bajo rubros como “lógica”, “análisis del discurso”, “evaluación de textos” o “argumentación”. Con todo, no se trata de tradiciones idénticas, por lo que algunas alusiones del profesor Gilbert resultarán algo opacas. No veo manera de resolver esto sin afear un texto límpido con estorbosas y pedantes notas a pie de página.

      En segundo lugar, tenemos una gran cuestión terminológica: nada menos que las dos palabras centrales del libro, el substantivo argument y el verbo correspondiente to argue. La forma más fácil de traducir estas palabras sería a través del substantivo argumento y el verbo argumentar (ya no argüir, que muchos considerarían un arcaísmo). Sin embargo, las palabras argument y to argue en inglés tienen, vistas desde el español, una curiosa ambigüedad, o incluso varias.

      Por un lado, en la vida ordinaria y el habla de todos los días las palabras argument y to argue suelen significar discusión y discutir, incluso con la connotación que tienen —en el español de México al menos— las palabras pleito y alegar, respectivamente. De hecho, el adjetivo argumentative es utilizado en psicología social (véase §2.4 de este libro) en el sentido en que se usan las palabras discutidor y alegón, es decir para referirnos a las personas que gustan de discutir, inclusive por el puro placer de hacerlo.

      En


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