El sonido del silencio. Ko Chang Soo
Boceto de manos
¿Habrá tiempo en este día invernal?
Lo que el monje Wonhyo le dijo a un poeta
Mañana
Un millar de palomas vuelan hacia la iglesia de la ribera
y se esfuman entre sus paredes.
Los botes del río avanzan hacia mi estancia
inundándola con agua y luces submarinas.
Tarde
En el desierto parque público
un viejo se entierra en el periódico del domingo.
Vientos descarriados acarician casualmente
Los rayos de sol que se cuelan en las ramas.
Y las palomas se detienen sobre el piso con ternura
picoteando los sonidos plateados
de las campanas de la iglesia vecina.
Noche
Las luces del parque público
vacilan como señales punzantes.
He visto los aviones desafiando desesperadamente el tiempo,
cazando sombras que devoran rápido
cientos y cientos de millas y de pueblos.
Pero el tiempo aquí con devoción hace una pausa
bajo los árboles deshojados.
Cuando apago la luz
vanas imágenes caen entre las ramas desnudas
como pétalos de flores imaginarias:
una mujer que saca agua de un pozo
del que emanan resplandores dorados;
miles de ojos de peces que fulguran en la sombra;
y alas umbrosas que aletean en la oscuridad.
Mientras escribo poesía en mitad de la noche
la mariposa de Zhuangzi se posa en el muro.
Con mirada insinuante me observa.
¿Desde cuándo?
La mariposa que sólo pude ver en sueños
mece sus suaves alas en mi horizonte.
¿De qué profundidades viene
con perlas de rocío que caen de sus alas?
Está empapada del sombreado verde de los montes.
Para afinar mi visión poética, quizás,
la mariposa me hace señas.
La mariposa de Zhuangzi que huele a bosque fresco
y revela un instante las barbas enjutas de Zhuangzi.
Cuando respiramos en la oscuridad
algunas cosas abren sus delgados ojos.
Algunas cosas abren sus delgados ojos
en sitios como nuestros hígados, corazones, cerebros.
A medida que algunas cosas abren sus ojos a la luz brillante,
algunas cosas abren sus ojos lenta, precavidamente,
cuando la oscuridad penetra.
Algunas cosas abrigan los más secretos sentires sobre la oscuridad.
Aun cuando no hay luz
algunas cosas abren sus delgados ojos,
reteniendo la respiración y soportando la penumbra.
Algunas cosas abren sus ojos lenta, cautelosamente,
para apaciguar nuestra ansiedad.
Algunas cosas rápidamente despejarán la sangre
que hayamos vomitado de súbito en nuestro espacio-tiempo.
Algunas cosas rápidamente nos sostendrán
si de repente caemos en un abismo sin límites.
No hay duda: existen tales cosas
así escapen a nuestros dedos.
Todas las cosas tienen ojos y oídos
Todas las cosas tienen ojos.
Cosas como velas, espejos y faroles
todas abren sus ojos a un infinito azul.
Como el poeta de este mundo captura sus miradas más allá de este mundo
como el poeta de ese mundo captura sus miradas más allá de ese mundo.
Todas las cosas mantienen abiertos sus ojos
en busca de las cosas sin forma,
en busca de las cosas sin voz,
en busca de las presencias ciegas dentro de nosotros mismos.
Todas las cosas tienen oídos.
Cosas como el clavo oxidado, la peinilla y el cepillo viejos
todas escuchan con todos sus oídos, reteniendo su respiro.
Como la gente de este mundo escucha las cosas de ese mundo,
como la gente de ese mundo escucha las cosas de este mundo.
Todas las cosas dirigen sus oídos a las cosas silenciosas.
Escuchan las cosas poseídas dentro de sí por la ignorancia.
Escuchan con todos los oídos, a pesar de los oídos.
Los oídos de todas las cosas están abiertos
como están abiertos los de aquellos de alma y mente tortuosas.
Todos los oídos de todas las cosas están abiertos
a los silencios sin forma ni figura
que se agitan detrás de los clamorosos sonidos.
Los oídos de todas las cosas están abiertos
a