Vivir se escribe en presente. Alejandro Guillermo Roemmers
trofeos deportivos más y la foto de un joven rubio, de ojos muy claros. Ron notó que Fernando estaba observando la foto con detenimiento.
–Es Michael, mi hijo. Este es su cuarto, pero hace mucho tiempo que él no duerme aquí. No sé en qué lugar del mundo estará ahora –y después de una pausa, agregó–: Hace varios años que no nos vemos... –pareció que iba a decir algo más, pero se detuvo.
Fernando se sintió extrañamente atraído por ese rostro joven. Tendrían más o menos la misma edad. Se dio vuelta para preguntarle a Ron más detalles sobre su hijo, pero, antes de abrir la boca, se percató de que ya no estaba en la habitación. La puerta se había abierto y cerrado sin que él se diese cuenta.
Estaba muy cansado y dolorido. Se desvistió, dudó si darse o no una ducha, y decidió no hacerlo hasta la mañana. Se desnudó y así como estaba se deslizó entre las sábanas. Esa tarde soñó con un gran tablero en el que él, Ron, el Michael de la foto, su padre, el profesor Gutiérrez e incluso Alexia eran piezas. Una mano gigantesca trataba de colocarlos a todos en los casilleros adecuados. Y, a pesar de intentarlo una y otra vez, la mano siempre se equivocaba, o de pieza o de casillero.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.