Antiespecista. Ariane Nicolas

Antiespecista - Ariane Nicolas


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      ARIANE NICOLAS

      ANTIESPECISTA

      La nueva ideología

      EDICIONES RIALP

      MADRID

      Título original: L’ imposture antispéciste

      © 2020 by Groupe Elidia, Éditions Desclée de Brouwer

      © 2020 de la edición española traducida por DAVID CERDÁ

      by Ediciones Rialp, S. A.,

      Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid

      (www.rialp.com)

      Realización ePub: produccioneditorial.com

      ISBN (versión impresa): 978-84-321-5293-1

      ISBN (versión digital): 978-84-321-5294-8

      No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

      A mis abuelos Andrée y Robert

      La mala conciencia es una enfermedad,

      sin ninguna duda,

      pero como lo es la obesidad.

      Friedrich NIETZSCHE

      Genealogía de la moral

      ÍNDICE

       PORTADA

       PORTADA INTERIOR

       CRÉDITOS

       DEDICATORIA

       CITA

       1. ADIÓS AL LECHÓN, VACA, PUERCO, ZORRO

       2. LA FÁBRICA DE UNA IDEOLOGÍA

       3. LA IMPENSABLE «LIBERACIÓN ANIMAL»

       4. LA DINÁMICA DE LO SENSIBLE

       5. CAZAR A LOS CAZADORES

       6. EL SEXISMO, LA ESCLAVITUD, EL HOLOCAUSTO

       7. HUMANOS, NO DEMASIADO HUMANOS

       8. LA NUEVA RADICALIDAD VERDE

       9. ¿SUEÑAN LOS ANTIESPECISTAS CON OVEJAS ELÉCTRICAS?

       10. EL ANIMAL REENCONTRADO

       BIBLIOGRAFÍA

       AGRADECIMIENTOS

       AUTOR

      1.

      ADIÓS AL LECHÓN, VACA, PUERCO, ZORRO

      EL NACIMIENTO DEL VEGANISMO

      «Nuestra carnicería solo trabaja con animales felices».

      Cuando me mudé hace algunos años cerca de la Place de la République, en París, me asaltó esta inscripción suspendida en la tienda de quien iba a ser mi nuevo carnicero. Los pedazos de carne dispuestos en el mostrador entre sendos botes de perejil bio, sin rastro de casquería y mucho menos de partes reconocibles de los animales, no eran meramente los ingredientes de base de mis futuras comidas. Eran, como me indicaban escrupulosamente, las reliquias inocentes de vidas felices y dignamente vividas. Pero ¿por qué tomar tales precauciones lingüísticas cuando, en el fondo, no eran más que alimentos? ¿En base a qué justificaban esa afirmación los jóvenes artesanos (la barba esculpida por un profesional) que me atendían?

      Habiendo crecido en el campo, entre madrigueras de conejos y domingos de caza, yo no era a priori la principal destinataria del mensaje. Ya estaba al tanto de cómo, paulatinamente, el bienestar animal había pasado a ser en los últimos años una preocupación creciente de un gran número de consumidores, entre los que por lo demás me contaba. Pero algo nuevo, más político, entraba aquí en juego. Defendiendo a un tiempo la idea de que la ganadería era un «trabajo» efectuado de común acuerdo con los animales y que estos últimos se habían beneficiado de un tratamiento benevolente que muchos trabajadores humanos ya querrían para sí, mi carnicero no se dirigía solamente a los defensores de los animales preocupados por el bienestar animal. También reafirmaba, de manera subyacente, su derecho fundamental a vender ternera, cerdo y cordero en nombre justamente de un previo respeto a los animales de granja.

      El término «vegano», adaptado del inglés vegan, nació a su vez del adjetivo inglés vegetarian, un adjetivo al que se le extirpa el corazón (veg-etari-an). Parece ser que este neologismo fue creado por Donald Watson en 1944, fecha en la que cofunda la asociación británica Vegan Society, a fin de señalar sus divergencias con el vegetarianismo, que encontraba demasiado tibio en su defensa de los animales.

      Contrariamente al veganismo, el vegetarianismo (el simple hecho de no comer carne) existe desde hace milenios en las sociedades occidentales. Su práctica ha sido teorizada por grandes filósofos. Desde


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