Florecer juntos. Miriam Subirana
en la realidad creada por nuestras conversaciones y por las historias que nos explicamos. Por esto propongo que tengamos conversaciones generativas de realidades inspiradoras que nos abran a otras posibilidades y contémonos historias que nutran nuestro amor por la vida y nuestra generosidad, las emociones positivas y las buenas experiencias. Planteémonos otras formas de ver, vivir y conversar sobre la adversidad. Las palabras que utilizamos para definir los problemas son negociables; podemos utilizar nuevos lenguajes que nos ayuden a avanzar.
En este libro planteo algunas reflexiones y preguntas. ¿Qué elementos esenciales deben considerarse en el acompañamiento a las personas? ¿Cómo podemos vivir nuestro pleno potencial? ¿Qué es el coaching apreciativo? ¿Cómo se plantean las preguntas apreciativas? ¿Qué lenguaje es apropiado para que nuestras conversaciones generen espacios de confianza y crecimiento? ¿Qué nos facilita florecer juntos como seres humanos? ¿Qué impacto tienen nuestras relaciones y conversaciones en lo que somos?
Si eres coach, este libro te aportará pautas para introducir elementos apreciativos en tu práctica. Si eres líder, directivo o tienes un grupo de personas a tu cargo, estas páginas te ampliarán las posibilidades para mejorar tu manera de liderar. Si eres padre o madre de familia, los próximos capítulos te guiarán para mejorar tu capacidad de ensalzar lo mejor de tus hijos y para apoyarlos en aquello que más les hará florecer y brillar. Como profesor, encontrarás ideas para incorporar en tu práctica, ampliar la mirada y las perspectivas tuyas y de los estudiantes.
Como lector tienes en tus manos un libro que te ofrece la posibilidad de recorrer caminos hacia las estancias de tu ser que más necesites alumbrar. A través de preguntas y reflexiones te invito a ver con una mirada nueva tu propia historia personal, para estar en paz y agradecido por tu pasado, para vivir tu presente con mayor plenitud y confiar en tu capacidad de diseñar y crear tu mejor futuro y el de los tuyos.
Por último, y antes de que te adentres en la lectura, quiero explicarte que me ha costado decidir cómo denominar a la persona a quien se acompaña. Para mí, es una persona, aunque en el texto veía que podía generar confusión, ya que el que acompaña, el coach, es asimismo una persona (que acompaña a otra). Para favorecer la claridad de la lectura he decidido utilizar el término más extendido en el mundo del coaching, que es el de «cliente» o «clienta». En la relación de coaching, algunos llaman coachee a la persona a quien se acompaña, pero se ha generalizado la utilización de la palabra cliente, ya que se da una relación de intercambio profesional. Verás que muchas de las pautas que en estos capítulos sugiero sirven para aplicar a la vida personal y al acompañarnos unos a otros a la hora de generar momentos de plenitud y relaciones con sentido. Así que espero que si buscas pautas para vivir mejor tus relaciones, no te confundas con la palabra «cliente» y puedas hacer una lectura que te aporte y enriquezca.
Parte I: Acompañar a las personas
«Todo acto de creación bebe de la fuente de la vida. Quien conecta con esa fuente se convierte en un ser creativo. Estamos ante una invitación a desplegar todo el potencial de libertad creadora que tenemos, y nos ayuda a comprender que lo que está en juego es mucho más que realizar cosas; es convertir la propia existencia en un acto creador. Para ello hemos sido traídos a la existencia: para dar una forma irrepetible a la porción de Vida que ha sido puesta en nuestras manos. Este ser depositario del acto cocreador de la existencia está permanentemente compuesto por dos tiempos: recibir y entregar, asumir y convertir la propia vida en ofrenda».
JAVIER MELLONI2
1. Abrir la puerta
Acompañar a una persona en el descubrimiento de sí misma, en la resolución de sus encrucijadas o en el despejar de sus nubes es, a la vez, una labor fascinante y una gran responsabilidad. En cada encuentro sigo sorprendiéndome por el gran misterio que somos los seres humanos. En las estancias de nuestro ser hay de todo, mucho innecesario, como son el ruido y el equipaje pesado, algunas experiencias incrustadas que cuestan desincrustar, pero también encontramos una gran capacidad de imaginación y de creatividad, y sorprendentemente todo lo que buscamos y necesitamos está ahí. Permanece escondido por emociones y pensamientos dramáticos, casi teatrales, y encerrado por nuestros miedos y nuestras dudas. Tan cerca está, a menos de un milímetro de distancia y a menos de un segundo para alcanzarlo. Sin embargo, cuántos kilómetros recorremos en su búsqueda y cuántos años pasan hasta que logramos mínimamente abrir las puertas donde yace el tesoro que anhelamos.
Me pregunto día tras día: ¿Cuál es entonces mi responsabilidad como coach, como persona que se ofrece a acompañarte en tu búsqueda, en tu viaje por la vida? A medida que avanzo, mi escucha se hace más abierta y sutil. Desde el silencio interior conecto con lo que el otro me plantea, más bien con lo que se plantea a sí mismo. En ese espacio de escucha activa y silenciosa, emerge una pregunta. Siempre apreciativa. Mi experiencia me ha mostrado una y otra vez que, para abrir las puertas de las estancias interiores y entrar en ellas, debemos conectar con nuestras fortalezas, confiar y ser valientes. Para ello es esencial ser apreciativo. Una pregunta apreciativa abre con suavidad para que puedas ver sin bloquearte ni abrumarte.
Apreciando, valoras, reconoces, enalteces la belleza del otro, le haces confiar en sí mismo y se abre. No solo se abre a ti, sino más importante aún, se abre a sí mismo. Se abre para ver y darse cuenta de los monstruos que ha creado y que son como tigres de papel. Con una mera cerilla, los puede quemar si quiere, si se atreve. Se abre para entrar silenciosamente en sí mismo y escuchar. Entonces escuchamos juntos. Creamos juntos una nueva realidad que surge de sentirnos y de una conversación generativa. Generativa porque genera un estado diferente al que teníamos antes de iniciar la conversación. Generativa ya que nos lleva a otros espacios en los que la realidad que creamos es amable y nos ayuda a progresar.
En el coaching acompaño a la persona a transitar los caminos que le llevan hacia su interior. Quizá la persona busca mejorar una relación, cambiar de trabajo o tener éxito en su empeño, sea laboral o personal. Al mantener una primera conversación sobre cuál será el tema principal de las sesiones de coaching, empezamos a quitar capas de objetivos que le dirigen hacia el exterior, y a vislumbrar que el tema que quiere tratar abarca su vida, sí, su trabajo, sí, pero sobre todo abarca su corazón y su mente; en definitiva, su alma y su ser relacional, que es fruto de las relaciones que ha tenido y que mantiene.
Para acompañarte a entrar en tu alma, o soy apreciativa, o puedo evocar un sufrimiento innecesario. Forzando con preguntas que son más una bofetada que un trampolín, puedo lograr que abras las puertas de tus estancias internas, pero no te habré conectado con la pasión por el misterio que yace en ti, sino con los temores por la caja de pandora que pueda abrirse o esté abierta ya.
Ser apreciativa no significa centrarme únicamente en lo positivo y en tus fortalezas, sino valorar tu vulnerabilidad como una oportunidad, acoger tu sufrimiento como un camino por recorrer para liberarte de lo que ya no te nutre, y escuchar tus dudas y tus preguntas que pueden convertirse en las llaves que abrirán tus estancias internas. Veamos esos caminos que nos llevan hacia ellas.
2. Caminos hacia el interior
Estamos muy distraídos buscando fuera de nosotros. Vivimos sobre-estimulados y dependemos de estarlo para sentir emociones. Vivimos mucho en la mente. Incluso nos hemos salido de nuestro corazón para instalarnos en la mente. Al convertir la mente en nuestra residencia, permanecemos ocupados llenándola de preocupaciones, ansiedad, frustraciones, enfados y un sinfín de pensamientos que nos agitan y nos hacen actuar de manera distinta a como desearíamos. Así, vamos enterrando nuestro verdadero corazón, el corazón del alma. Y en ese entierro entramos en el olvido. Olvidamos los recursos que yacen en nuestro interior. Recordémoslos para salir del vacío de sentido en el que nos deja tanta distracción y ruido.
Recordemos con sabiduría. Una de las claves para transformar está en saber olvidar y saber recordar. Con el recuerdo regresamos a nuestra esencia, hacemos que emerja la memoria de nuestro ser esencial. La capacidad de olvidar y recordar es una facultad extraordinaria que tenemos. Si la sabemos usar, alcanzaremos la plenitud. No olvides lo que tienes que recordar. No recuerdes lo que debes olvidar.
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