Florecer juntos. Miriam Subirana

Florecer juntos - Miriam Subirana


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interior que nos quiere comunicar algo. Acogiendo el sufrimiento, haciéndolo nuestro, sentiremos de qué nos está hablando. El sufrimiento indica la posibilidad de un cambio latente, una transformación que se puede dar a mayor profundidad. Cuando encontramos el sentido de nuestro sufrimiento, este se transforma.

      Cuando tenemos una motivación por algo, atravesamos las dificultades que se nos presentan para lograrlo. La motivación nos ayuda a avanzar. En el coaching apreciativo ponemos la mirada en imágenes del futuro que nos atraen y nos despiertan motivación y entusiasmo. Al estar motivados, nos resulta más fácil enfrentarnos al sufrimiento y a poder traspasarlo transitándolo con una mirada apreciativa y una perspectiva de agradecimiento.

      «El sufrimiento nos indica que algo nuevo está naciendo. Si damos marcha atrás, se va infectando aquello que nos llama a ser transformado. Si lo asumimos y lo atravesamos, cae lo viejo y nace lo nuevo. Se hace necesario fluir con la incertidumbre, ya que uno no sabe lo que ocurrirá después de soltar la piel. Uno no sabe qué le espera después de ese cambio, y esa inquietud le puede provocar una falta de fuerza interior. Sin embargo, desprenderse de aquello que cuando lo soltamos nos libera, nos fortalece y nos hace libres».

      «A veces, como amigo, o en su caso coach, lo único que debo hacer es escuchar. Me doy cuenta de que el mero hecho de compartir la dificultad, el darle nombre y expresarla, aligera la carga de quien me está hablando. Si lo identifica, lo nombra, lo escucha y lo miramos cara a cara, lo humanizamos. Lo que ocurre a veces es que la vergüenza, o el miedo a lo que pensarán, al ver nuestra vulnerabilidad o debilidad, o a que nos etiqueten como alguien fracasado, nos dificulta el compartir nuestro sufrimiento». Bajo la mirada apreciativa y la conversación constructiva, ese miedo se disipa.

      «Debemos aprender a acompañar en el sufrimiento sin juzgar al otro. Una mirada amorosa que acoge ese dolor y no juzga cuando uno se abre a ser escuchado y a compartir ayuda a expresarse para soltar el sufrimiento acumulado en nuestro interior. Y cuando más pensábamos que seríamos juzgados, o mirados mal, descubrimos la mirada de ternura y comprensión del otro que se acerca a nosotros, y eso es profundamente liberador. Tener dónde expresarlo y manifestarlo descarga mucho el peso que cae sobre uno. Las miradas nos humanizan y nos permiten avanzar».4 Ampliemos nuestras miradas.

      5. Ampliar miradas

      Vivir la indagación apreciativa, los principios apreciativos y ejercer como coach apreciativa me ha abierto, y sigue abriéndome cada día, a nuevas perspectivas, ampliando mi mirada y mi capacidad de acoger lo que veo. Me lleva a cuestionar mis propias ideas y creencias. A medida que comprendo y vivo más el construccionismo social, aprendo a incluir las diferentes perspectivas. Esto me ayuda a tomar decisiones siendo más inclusiva y más consciente, reconociendo y apreciando la existencia del otro y sus diferentes perspectivas.

      Sufrimos porque nos mantenemos anclados en perspectivas, miradas y hábitos que nos negamos a modificar. «Solo sufrimos porque pensamos que las cosas deberían ser de otra manera. En cuanto abandonamos esta pretensión, dejamos de sufrir. En cuanto dejamos de imponer nuestros esquemas a la realidad, la realidad deja de presentarse adversa o propensa y comienza a manifestarse tal cual es, sin ese patrón valorativo que nos impide acceder a ella. El camino de la meditación es por ello el del desapego, el de la ruptura de los esquemas mentales o prejuicios: es un irse desnudando hasta que se termina por comprobar que se está mucho mejor desnudo».5

      En las sesiones de acompañamiento planteo otras miradas posibles que nos ayuden a romper los esquemas mentales anquilosados, y, suavemente, con gracia, con aprecio, transitamos hacia el espacio del núcleo positivo, el centro vital de nuestra persona, el que nos hace vibrar con entusiasmo y alegría de vivir y nos abre a nuestro pleno potencial.

      Para ampliar tu perspectiva puedes practicar un ejercicio de observación en silencio: relájate. Respira hondo. Piensa: «yo no soy esta situación». Me separo de ella. Tranquilizo mi mente. Pienso: «nada es permanente, todo pasará».

      Desarrolla esa capacidad de liberarte de las influencias que te hacen empequeñecer, las que te apagan; aquellas que disminuyen tu capacidad de amar, de brillar, de sentirte libre, de estar en paz. Esas influencias vienen de fuera, y también de tu pasado y de tus hábitos.

      Se torna necesario incluir la práctica del silencio, la paciencia, y la capacidad de reflexión para no reaccionar de una forma inmediata respondiendo al miedo y a la inseguridad desde el temor o la rabia, sino respondiendo según tus valores, la confianza, el amor, el respeto, la escucha, la tolerancia, la creatividad y la fuerza interna.

      Procura limpiar los armarios de tu mente, los archivos que hay en tu ser, para que ningún hábito te lleve a reaccionar con rencor, celos, odio y miedo. Para alcanzar ese estado de plenitud en el que hay un equilibrio entre la mente y el corazón, siente cómo respondes según tus valores, tu núcleo positivo. Para lograrlo, debes superar los sentimientos que bloquean esa experiencia, fortalecer tu autoestima, la claridad, el autogobierno y la soberanía personal, y desarrollar los poderes que te ayudarán a afrontar los problemas y a superar las influencias.

      Vamos a explorar estos aspectos:

       Sentir respondiendo a tus valores es vivir tu esencia y estar conectado con tus raíces. Que la savia de tu esencia fluya a través de todo tu ser y alimente tu vida manteniéndote enérgico y sano. Es vivir tu núcleo positivo.

       Superar los sentimientos que bloquean la experiencia de plenitud requiere que explores lo que disminuye tu presencia: la confusión mental, los pensamientos negativos, el culpabilizarte, las preocupaciones, las proyecciones, y el compararte. Véase más adelante.

       Para ampliar y mantener la claridad, te ayudará el ser consciente y darte cuenta de dónde vienes, dónde estás, hacia dónde vas y qué está ocurriendo aquí y ahora.

       Lograr la soberanía personal significa tener dominio sobre ti mismo. Vivir en consciencia plena te ayudará a recuperar tu poder interior para afrontar los problemas, y a superar las influencias debilitantes.

      A lo largo de estas páginas, deseo transmitir la importancia de ampliar miradas y los múltiples recorridos posibles para lograrlo. La mirada apreciativa transforma. Veamos las dimensiones del valor de apreciar.

      6. Apreciar6

      Quizá te sorprenda el énfasis al utilizar la palabra «apreciativo». Vamos a ver qué valor aporta el aprecio. Empecemos por tu propia experiencia.

      Recuerda un momento en que te apreciaron; un momento que sentiste que los demás te valoraban. Quizá te reconocían por lo que hacías, por lo que eras o por lo que compartías. Lo puedes recordar ahora y, cuando emerja ese recuerdo, reflexiona sobre:

      ¿Cómo te sentiste?

      ¿Qué ocurrió?

      ¿Qué efecto tuvo en ti?

      Deja por un rato de leer estas páginas y recuerda ese momento. Si te vienen varios a la mente, recuerda uno en particular. Escríbelo.

      Recuerda qué sentiste cuando te apreciaron. ¿En qué te ayudó?

      Buscamos ser vistos y ser reconocidos. Somos a través de la mirada del otro. Nos influye la opinión y el cómo nos ven. Cuando apreciamos al otro, lo vemos, lo reconocemos y lo valoramos.

      Apreciar es:

       Valorar.

       El acto de reconocer lo mejor en las personas y en el mundo que nos rodea.

       Afirmar las fortalezas del pasado y el presente, los éxitos y el potencial.

       Percibir las cosas que dan vida salud, vitalidad y excelencia a los sistemas vivos.

       Incrementar el valor de algo.

       Dar la bienvenida y acoger, estimar, preciar, honrar, respetar, reconocer, incrementar el valor, agradecer, afirmar.

      Cuando apreciamos, avanzamos: nuestra mente se abre a recibir, a reconocer nuevos datos y aprender. Apreciando sentimos asombro y curiosidad. Cuando apreciamos, descubrimos lo mejor de «lo


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