Florecer juntos. Miriam Subirana
invertimos energía emocional y cognitiva, nos ayuda a generar una imagen positiva del futuro que deseamos. Apreciando emergen nuevos valores.
La capacidad de apreciar surge de un estado mental y de una actitud que se manifiestan a través de la habilidad de percibir lo valioso y significativo de uno mismo, del otro y del mundo. Una actitud apreciativa incrementa la capacidad generativa y de influir en las personas, y con ello se multiplica su habilidad para generar cambios liberadores. Desarrollar habilidades apreciativas nos ayuda a crear e incrementar nuestra felicidad y bienestar. «La felicidad es un estado mental, una manera de percibirnos y de concebirnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea», afirma Sonja Lyubomirsky.7
Cuando nos apreciamos a nosotros mismos, fortalecemos nuestra autoestima. Al descubrir y valorar lo mejor de lo que tenemos nos proveemos de recursos para afrontar la vida. Cuando este descubrimiento es sincero, sentimos una conexión emocional con nuestras fortalezas y capacidades. Se despiertan en nosotros emociones positivas, como el respeto por uno mismo, la alegría, la esperanza y la inspiración, entre otras. Con estas emociones positivas nos abrimos al aprendizaje. Las emociones positivas nos abren, las negativas nos cierran. Gracias a la autoconfianza nos atrevemos a asumir riesgos. Cuando apreciamos que lo que hacemos es importante y puede crear una diferencia en nuestras vidas y en el mundo, nos sentimos fortalecidos y lo hacemos mejor.
Cuando apreciar al otro se convierte en un hábito y en una actitud vital, incrementamos la calidad de nuestras relaciones y contribuimos a que se manifieste lo mejor de las personas. Algunas disciplinas basan sus resultados en apreciar a los otros y en generar expectativas para el logro de resultados sorprendentes. Por ejemplo, algunas metodologías han elaborado teorías apoyadas en lo que se conoce como efecto Pigmalión para denominar las acciones que emprendemos a partir de las expectativas que otros tienen de nosotros. Somos sensibles a lo que nuestros seres más significativos esperan de nosotros. Las expectativas de los demás pueden cambiar nuestros niveles de desempeño, e influir en el concepto profundo que tenemos de nosotros mismos.
Practicar la mirada apreciativa con otros es centrarnos en los talentos, fortalezas y valores de la persona, y ver lo mejor que hay en ella. No es colocarle al otro lo que nos gustaría que tuviese, es practicar la inteligencia apreciativa. Es ver el roble en la bellota, como expliqué en la introducción.
Aumentar nuestras capacidades apreciativas nos permite crear imágenes positivas de futuro. Las emociones que nos despierta nuestra interpretación personal de las imágenes nos llevan a crear un futuro optimista o pesimista en nuestra mente. «Las emociones positivas surgen del modo en que interpretamos los acontecimientos y las ideas a medida que se desarrollan, depende de si nos concedemos un momento para encontrar lo bueno y, una vez encontrado, lo dejamos fluir», afirma Bárbara Fredrickson (2011). Si nos tomamos el tiempo necesario y tenemos el propósito de mantener una actitud de apreciar, las emociones positivas florecerán y nos abrirán camino para vivir nuestro pleno potencial.
7. Vivir tu pleno potencial
Me encuentro en el sofá escuchando a Mercedes, luego a Javier, también a Pedro, a Florián y a Silvia, y a otras personas que han pasado por mi consulta. A todas ellas les une una aflicción: sienten que en su trabajo no pueden desarrollar su pleno potencial, que con su pareja tampoco hay oportunidad de crecer, y buscan una salida para esa potente semilla que yace en su interior y que quiere crecer hasta florecer. Si su creatividad permanece encerrada, la persona se ahoga.
El ideal para mí es vivir mi pleno potencial floreciendo junto a los otros. Ser más creativa. Construir mi mejor presente respetando el entorno. Construir nuestro mejor presente teniéndonos en cuenta, viéndonos y reconociéndonos. Sentir cada día con alegría y agradecimiento. Ensanchar mi mente y el poder de la imaginación, y agrandar mi corazón y el poder de amar. Todo ello con la intención de construir juntos un mundo más habitable en el que cada uno viva su pleno potencial.
¿Qué necesitas para vivir la intensidad del instante, para saborear la belleza de este momento, para conectar con tu pleno potencial y abrirlo para que se manifieste? Algunos de los elementos fundamentales necesarios para desarrollar tu pleno potencial son: conexión con tu esencia, tu núcleo positivo; concentración; disposición mental; confianza; imágenes positivas; compromiso, y aprendizaje continuo. Veámoslos brevemente:
Conexión con tu núcleo positivo
En el capítulo 2, «Caminos hacia el interior», he tratado sobre la importancia de encontrar nuestro ser esencial y conectar con nuestro núcleo positivo. Al vivir conectados con nuestra esencia, florecemos y contribuimos a que los otros florezcan. Véase La esencia.
Concentración
Concentrarte te ayuda a controlar las distracciones hasta disiparlas. Es el estado en el que la mente se centra en un objeto, en una cosa, una palabra, una imagen, una idea. La mente se dispersa por falta de disciplina mental, falta de claridad y de voluntad para lograrlo, o falta de visión y pasión por aquello que uno quiere. A veces, se trata de poner límites a nuestras distracciones e interrupciones. Puede ayudarnos a desarrollar nuestra capacidad de concentrarnos, el hecho de crear pensamientos positivos conectados con lo que nos motiva y lo que queremos, y usarlos como afirmaciones que fortalezcan la concentración. Podemos crear una lista de pensamientos que sean como llaves que nos sirvan para abrir el caudal de positividad interior. Por ejemplo: yo puedo; no me dejo influir; soy amor; todo fue como tuvo que ser, lo acepto y lo suelto.
La meditación es una práctica fundamental para desarrollar la concentración y ser capaces de pensar lo que queremos pensar, evitando los pensamientos repetitivos, inútiles o negativos. Meditar te ayuda a silenciar las voces innecesarias, y así desarrollar la capacidad de estar centrado y concentrarte.
Si nos centramos en algo que nos gusta, es más fácil concentrarnos. La experiencia nos demuestra que necesitamos disciplina para lograr lo que queremos y llegar a donde anhelamos. Un atleta necesita disciplina para mantenerse en forma, y así alcanzar las metas que se propone. Un equipo debe entrenarse con disciplina para jugar con excelencia el día del partido. Cuando uno ama su propósito y sus metas, disfruta de la práctica y vive la disciplina con naturalidad. Primero necesitamos tener una visión clara de lo que queremos, y que nos motive. La motivación por satisfacer los objetivos que nos hemos propuesto nos ayudará en incorporar la disciplina como parte necesaria del proceso, y la concentración surgirá entonces de manera natural.
Aprender a disciplinar tu mente para controlar tus pensamientos te permitirá gobernarlos y te facilitará crear actitudes saludables. Asumirás la responsabilidad de recrear tu destino con voluntad y perseverancia, en vez de sentirte víctima y quejarte por estar atrapado en una situación que te provoca malestar. El hábito de quejarte puedes sustituirlo por el hábito de agradecer. Para sustituir un hábito por otro necesitas voluntad y disciplina. Estas te ayudan a mantener el foco y la concentración en lo que quieres.
Lo que suele ocurrir, cuando nos proponemos incorporar una práctica, transformar un hábito o esforzarnos por un objetivo, es que aparece el auto-boicot. Uno mismo boicotea sus propósitos. La disciplina nos ayuda a superar a nuestro saboteador y crítico interior que sabotea nuestras intenciones. Son las dudas y los temores que nos frenan y bloquean. Con claridad y voluntad podemos superarlos, y así lograr nuestro propósito. Para lograrlo, necesitamos disposición mental.
Disposición mental
Aprendiendo a soltar, dejar ir, desaferrarse, se abre un espacio en la mente y en el ser. La mente, al dejar de estar sobresaturada de información y de pensamientos innecesarios, tiene espacio y puede estar disponible. Se trata de mantener una actitud abierta; ser curioso y sentir curiosidad. Con los principios apreciativos acompaño a las personas a abrirse, y así su mente va saliendo de sus propias trampas. Va abriéndose a una disposición más apreciativa que le permita incorporar nuevos datos y soltar los viejos que ya no le sirven. Si te resistes, no hay apertura. Al aceptar, puedes soltar y estás más dispuesto para que emerja tu fuerza interior.
Estar disponible requiere serenidad. La serenidad es el estado natural del ser. Solo