El taller literario como viaje pedagógico. Mónica Moreno Torres
como partícipe y corresponsable de sus propios aprendizajes; también nos obliga a pensarnos como maestras, si realmente pretendemos saber cómo será reconocido ese otro, desde qué horizontes, desde qué formación, desde qué propuestas. La pregunta por lo que somos como maestras nos permite un descubrimiento de nosotras mismas y de nuestro deseo, y con ello, el reconocimiento de los seres a los que formamos.
Es desde estos horizontes y miradas que surge la intención de apostarles a espacios de prácticas pedagógicas mediadas por el arte, la experiencia estética y la sensibilidad, en tanto allí el otro, su historia y su sociedad tienen un lugar a través de su lenguaje; donde la conversación entre las obras y el sujeto puede propiciar su transformación; donde el sujeto pueda leerse, escucharse y pensarse. En conclusión, esta es una apuesta por el reconocimiento del otro, dentro de su propio proceso de aprendizaje y de formación.
Por último, es nuestro deber decir que la educación, en Colombia, atraviesa por una crisis insostenible, pues la escuela se ha volcado a satisfacer las exigencias de un sistema económico que no forma para expandir las posibilidades de existencia del ser humano, que no tiende a enriquecer sus necesidades subjetivas, sino que se centra en la cualificación de mano de obra que asegure a las empresas mayores ingresos a menores costos; por eso, no es gratuita la proliferación de preuniversitarios y preicfes, y la insistencia de preparar a los estudiantes para las pruebas pisa (Programme for International Student Assessment), donde se miden conocimientos desde el tecnicismo y la utilidad para el mundo empresarial. La masificación borra los rostros de maestros y estudiantes, convirtiéndolos únicamente en cifras que habrán de expresar lo que entes internacionales, ajenos a la realidad y las necesidades del país, establecen que es tener “educación de calidad”.
¿Es posible hablar de calidad en una educación que centra sus prácticas y contenidos en el fin específico de superar unas pruebas? ¿Dónde quedan los intereses de los estudiantes, sus necesidades y las de su contexto social, cultural, económico, familiar? No hay lugar en estas lógicas para la formación crítica y analítica, para la subjetividad y para la organización social que busca apuestas políticas, solidarias y sensibles.
No obstante, con Zuleta (1995) reconocemos la escuela como un “campo de combate” en y desde las ideas, es decir, un espacio político que requiere maestros que asuman una posición política y creen “condiciones para combatir el sistema en su conjunto” (p. 43). Es un deber político de todo maestro asumir una posición crítica y ética en relación con estos asuntos, actitud que comienza con la transformación de su quehacer en el interior de las aulas de clases.
Referencias
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18 Esta es una síntesis del trabajo de grado de las autoras de este texto. Véase Ocampo y Meneses (2014).
19 El relato nos cuenta la historia de amor de una pareja de feos que reconocieron su belleza restándole protagonismo al sentido de la vista y reactivando los demás sentidos, haciendo del encuentro amoroso un acto sublime que supera los prejuicios de aquella. En dicho encuentro, el otro es escuchado, se siente, se huele, se palpa, se degusta y, de esta manera, se ve sin usar los ojos, se descubre al otro. La belleza se convierte en un acontecimiento que involucra todos los sentidos, abriendo con ello la posibilidad del descubrimiento del otro, pues la belleza es un enigma que no se revela a simple vista.
20 Un día, un rey tuvo una grandiosa idea, que no quiso compartirla con nadie, pues sentía que se la podían robar. Decide esconderla en el salón de los sueños, donde nadie la podría encontrar. Cuando terminó de gobernar, deseó tenerla de nuevo, pero ya había, entre él y la idea, un tiempo que los hacía muy diferentes. La idea seguía dormida, estaba tal cual la había dejado. No tuvo más que llorar sus últimas lágrimas y cerrar de nuevo la puerta del salón de los sueños, para siempre.
21 Esta melodía está hecha con instrumentos de cuerdas frotadas (violín, violonchelo, viola y contrabajo). Acompañó la introducción del “Diario de lectura” que cada estudiante construyó. La música tiene unos matices muy marcados en la fuerza y en el ritmo; el tiempo es trascendental; los silencios cortos y largos acentúan el sentido de angustia y refugio. Estos aspectos expresan una gran conmoción. Véase Chicas Bond (s. f.).
22 La conmoción enunciada en la nota anterior es comparable a la que expresa Ana Frank en el fragmento leído. ¿Qué impacto tiene la escritura en nuestra vida? ¿Por qué es importante escribir?
23 La historia de Vladimir transcurre entre el dolor y la frustración de un joven de dieciséis años enamorado de una mujer mayor que él. Ella se enamora perdidamente del padre de Vladimir, pero nunca deja de mostrarle afecto al joven, quien se confunde por su conducta. Este último vive el dolor del primer amor arrebatado por su padre. Dicho conjunto de situaciones lo llevan a desenmascarar a su familia.
24 Esta composición clásica evoca el frío, lo petrificado que puede quedarse uno por el dolor. Puede remitir a su perceptor a sentir la soledad y la