Tener una espalda sana (Color). Christophe Geoffroy
tranquilo, orgulloso de haber recuperado la forma, ganará confianza, sus pensamientos serán positivos... ¡vivirá de otra manera!
La lumbalgia en cuestión
Cuando nos referimos al dolor de espalda, en el 90 % de los casos lo relacionamos con la región lumbar. Esta parte baja de la columna vertebral, habitualmente denominada “riñones”, está considerada como una víctima de los esfuerzos inconvenientes. Es uno de los focos de interés de la terapéutica actual; encuestas y estadísticas lo corroboran.
La lumbalgia: ¡la primera enfermedad profesional!
Según la Caisse national d’assurance maladie des travaillateurs salariés (CNAMTS), ocho de cada diez franceses han sufrido, sufren o sufrirán de la espalda; la lumbalgia constituye la primera enfermedad profesional. Por sí sola, la manipulación manual de cargas es la responsable de 256.000 casos de lumbalgia al año, es decir, el 35 % de los accidentes de trabajo.
Un sondeo sobre las dolencias que afectan a los adolescentes (durante el mes anterior al cuestionario) revela que las relacionadas con la espalda ocupan la segunda posición (justo por detrás del dolor de cabeza).
Según otra encuesta del Centre de recherche pour l’étude et l’observation des conditions de vie (Crédoc), realizada en 1995:
Nada sorprendente en estas estadísticas: al día, de media, ¡utilizamos la espalda de 1.500 a 2.000 veces! Sin embargo, es algo que no tenemos en cuenta si lo comparamos con la atención que prestamos a otras partes del cuerpo (el cuidado de la dentadura, por ejemplo, que goza de continuas campañas de sensibilización), y sólo nos acordamos de ella cuando aparecen los dolores.
Hace 60 años, en Francia, la actividad laboral era mucho más rural. El esfuerzo formaba parte del día a día: forjaba los cuerpos, “la función creaba el órgano”. Todavía pasa en muchos países poco industrializados: los niños van caminando al colegio y la mayoría de los empleos requieren un componente físico importante (manipular, transportar, andar...).
Niños nepalíes de camino a la escuela
El precio del éxito: actualmente, el coche es el principal modo de desplazamiento, y la cinta transportadora y el ascensor han invadido los edificios. Los niños pasan muchas horas al día frente al televisor, las consolas de videojuegos o el ordenador... ¡Pasamos de un extremo al otro!
Cada vez le exigimos menos a nuestro cuerpo, si no es a través de la práctica deportiva puntual. Pero correr una hora a la semana no es nada comparado con la actividad del agricultor, del obrero o del estudiante de los años cincuenta.
El sobrepeso, muy extendido en nuestras sociedades, es otra consecuencia de la inactividad. Y aunque no sea la causa directa de los problemas de espalda, contribuye y agrava a menudo los síntomas.
Hoy en día, las posturas adoptadas sin demasiados problemas hace 60 años son complicadas: los individuos están menos adaptados físicamente. El sedentarismo se halla en el origen del debilitamiento muscular, tanto en cuanto a fuerza como a flexibilidad, lo que empobrece nuestros esquemas motores, además de las capacidades de movimiento de nuestro cuerpo en el espacio.
Efectivamente, levantar cargas de 40 kg requiere demasiado esfuerzo para la espalda y, a largo plazo, la daña. Pero los pequeños esfuerzos que realizan diariamente nuestros abuelos –como la manipulación de cargas, el bricolaje, los desplazamientos a pie o en bicicleta, la jardinería– son ejercicios sanos. Sin olvidar que, además, estas actividades favorecen también la oxigenación del cuerpo.
Los errores más clásicos residen en las bases de nuestra educación. La profilaxis de la espalda debería formar parte de nuestras costumbres, al igual que cepillarse los dientes. El número de horas que pasamos sentados aumenta (en el despacho, durante los desplazamientos...) sin que prestemos atención a la postura de nuestra espalda. La práctica deportiva empieza cada vez más pronto y las carreras son cada vez más largas, pero sólo tienen un único objetivo, sin preocuparse por la salud: ¡el resultado a cualquier precio! ¿Cómo extrañarse entonces de sentir dolor al caer de espaldas por casualidad?
La profilaxis de la espalda: un hábito por adoptar, igual que el cepillado de los dientes.
La economía lumbar se debe emplear primero en el día a día y después en los entrenamientos deportivos. Si no, se repetirán los mismos errores..., y ello provocará trastornos ¡cada vez más agudos!
Sin embargo, para algunos empresarios, recuperar valores positivos es una prioridad. El trabajo no debería perjudicar el cuerpo, al contrario; preparándose correctamente y adoptando las posturas adecuadas, todas las tareas realizadas deberían contribuir al correcto desarrollo y mantenimiento de nuestras cualidades físicas y psíquicas.
En 1998 conocí a Didier Perréol, presidente de la empresa Euro-Nat (empresa líder en lo bio en Francia)(1), e intercambiamos numerosas ideas, sobre todo sobre el modo de vida del hombre de hoy en día. Siempre preocupados por mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados, Didier y su equipo comprendieron, mucho antes que otros, que la filosofía bio no residía sólo en el plato, sino que también consiste en interesarse por el día a día del ser humano, respetando en todo lo posible el entorno.
Proteger la espalda para que el trabajo deje de ser una ardua tarea y se convierta en una actividad beneficiosa.
Firmando la carta “Travail, Santé durable” con el sector sanitario, Euro-Nat quiere demostrar que el trabajo no debe entenderse como una ocupación sino, todo lo contrario, como una actitud beneficiosa para el hombre. Con el permiso de Didier Perréol, realicé un estudio teniendo en cuenta los diferentes actores de su empresa, a partir del cual mi punto de vista sobre la incidencia del trabajo en la salud, el bienestar y la espalda ha salido reforzado.
Los resultados de este estudio, presentados en la siguiente página conducen a determinar realmente las carencias, así como las necesidades actuales, en materia de salud de la espalda.
Se concluye que: