Tener una espalda sana (Color). Christophe Geoffroy
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Fase 2. Sentir y dominar los movimientos correctos
Los principios de la higiene lumboabdominal residen en la realización de diversos movimientos que deberá aprender, como por ejemplo:
El primer paso consiste en aprender a reconocer los “movimientos básicos”.
Gracias al dominio de estos movimientos, usted se adaptará a cualquier situación de la vida diaria sin el menor peligro.
Ante todo, se trata de que usted experimente estos movimientos básicos en su propio cuerpo, y luego los repita para acostumbrarse a ellos e interiorizarlos.
En esta fase, usted aprenderá a reconocer cada movimiento de manera aislada, eliminando cualquier limitación que pudiera perjudicar su correcta percepción. A continuación, para que estos movimientos resulten funcionales bastará con que los asocie y los incorpore a sus gestos habituales. Procure no saltarse ninguna etapa, porque, sin esta fase, no tiene nada que hacer.
Fase 3. Adaptarse a las necesidades de la vida diaria
Cuando haya adquirido los movimientos, sólo queda incorporarlos a las situaciones cotidianas. Los gestos que anteriormente “pensaba” ahora salen solos; su espalda adopta espontáneamente la postura correcta.
Estar físicamente preparado para poder adoptar la postura correcta.
Pero para adoptar la postura correcta hay que estar preparado físicamente.
Detecte tanto sus deficiencias como los errores que comete; dicho de otro modo, determine cuándo y por qué solicita en exceso su espalda.
Fase 4. Mejorar y mantener sus cualidades físicas
Después de identificar sus carencias y sus limitaciones, llega el momento de trabajar sus puntos débiles.
Si goza de una buena musculatura lumbar, tiene unos isquiotibiales flexibles y un buen sentido del equilibrio, será un privilegiado, aunque deberá mantener sus condiciones.
Si, por el contrario, no forma parte de este grupo de privilegiados, la repetición regular de ejercicios específicos protegerá, mejorará y reforzará su zona lumboabdominal.
Estos ejercicios, progresivos, exigen poca dedicación, pues sus beneficios están comprobados; practicándolos, adquirirá más rápidamente los automatismos adecuados para cada situación.
Se centran en:
Fase 5. Aprender a relajarse
Aunque la espalda sirve para aportarnos estabilidad y sostenernos, también necesita aflojarse y relajarse después de una larga jornada de trabajo o en ciertas épocas del año. Usted podrá practicar cómodamente en casa o en su lugar de trabajo ejercicios simples de autorrelajación –a base de estiramientos y movilizaciones suaves– acompañados de una respiración apropiada, lo que favorecerá su recuperación.
Los masajes, el calor y las actividades físicas suaves, como andar o montar en bicicleta, serán buenos aliados.
¡El método Kiné form & santé® es para todo el mundo!
El programa resulta eficaz tanto para prevenir como en caso de dolor.
Es tan recomendable para la persona sedentaria que trabaja en una oficina como para el trabajador que no para quieto. Desde los 7 a los 77 años, ¡no hay límite de edad!
Es más, aprender desde muy pequeños cómo funciona la espalda nos servirá para tomar conciencia de ella.
¡El éxito sólo depende de usted!
A lo largo de todo el programa, mantenga la motivación y el deseo de progresar. Tiene que creer, atreverse y desechar los pensamientos negativos tales como: “es demasiado tarde para mí”, “no tengo tiempo” o “nunca lo conseguiré”.
El apoyo de su entorno inmediato, tanto afectivo como profesional, le resultará de gran ayuda.
Piense a largo plazo. Sea constante (practique los ejercicios a diario, basta con 5 ó 10 minutos al día). Ármese de paciencia, porque los resultados sólo llegarán con el tiempo.
Después de leer este libro, si no tiene ningún problema en particular, puede empezar tranquilamente por el programa básico.
En caso de molestias o dolores, y si ya ha sufrido una lumbalgia, es indispensable acudir a un especialista. Primero le hará un chequeo y después determinará cuáles son sus necesidades y, sobre todo, cuáles son “los pasos a seguir”; aproveche el valor añadido que le brindará el apoyo psicológico de un especialista. Desconfíe