Periscopio universitario. Fernando Vásquez Rodríguez

Periscopio universitario - Fernando Vásquez Rodríguez


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el desarrollo de la acción educativa, caracterizado por la interdependencia planetaria, en la cual impera la apertura de fronteras económicas, el librecambio, el crecimiento demográfico mundial, la dimensión mundial adquirida por algunas decisiones que antes estaban circunscritas a ámbitos nacionales o regionales, la constitución de redes científicas y tecnológicas, el uso generalizado de la tecnología hecho que reduce el tiempo y el espacio para el desarrollo de las relaciones sociales y la interacción social, la ampliación de la brecha de conocimientos, y la mundialización de prácticas delictivas. Adicionalmente, en este contexto se presentan los problemas denominados por los autores como las desilusiones del progreso, destacándose entre estos el desempleo, la exclusión, las desigualdades en el desarrollo, las disparidades entre territorios, las amenazas al medioambiente y las guerras, principalmente.

      Así, los hechos sociales característicos de este contexto han originado desorganización social, fracturas entre grupos y la presencia de tensiones, entre las cuales se destacan la tensión entre lo local y lo mundial, lo universal y lo singular, lo espiritual y lo material, la tradición y la modernidad, el largo plazo y el corto plazo, la indispensable competencia y la preocupación por la igualdad de oportunidades, el extraordinario desarrollo de los conocimientos y las capacidades de asimilación del ser humano (Delors, 1996). Estas tensiones tienen particular importancia debido a que permiten, en el ámbito territorial, la identificación de los principales indicadores característicos de los nuevos contextos sociales problemáticos donde se ha producido la ruptura del vínculo social.

      Recordemos que en los lineamientos de política educativa formulados por la unesco, el concepto de vínculo social orienta la concepción de educación de esta institución, en especial en la definición de los fines educativos y de los roles de la educación en la sociedad. Al respecto, sugiere la Unesco, por un lado, incluir en los proyectos educativos el restablecimiento del vínculo social como objetivo principal de la educación y, de otro, adoptar objetivos políticos y propósitos relacionados con el desarrollo continuo de la persona y de las sociedades; la búsqueda de un desarrollo humano más armonioso capaz de lograr que retrocedan problemas como la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras; la atención de la infancia y la juventud, con el fin de producir su integración social, especialmente en los contextos de los sistemas educativos, la familia, la comunidad de base y la nación (Delors, 1996).

      Aunque la Unesco presenta una definición técnica e instrumental de vínculo social, debemos tener en cuenta que éste es un concepto de particular importancia para la sociología, con amplio desarrollo en la teoría sociológica clásica. El vínculo social ha sido adoptado como referente teórico en la investigación, interpretación y comprensión de la realidad y, desde luego, en la identificación y formulación de alternativas para su intervención y transformación, es decir, constituye una opción que, primero, permite el desarrollo de una acción social orientada hacia el cambio pero funcional al orden establecido, como ocurre con la perspectiva planteada por la Unesco, y, segundo, crea la posibilidad de formular una acción social conducente a la construcción de un orden alternativo, constituido por proyectos de sociedad, de persona, de conocimiento y de educación diferentes de los indicados en el pensamiento hegemónico. Sin duda, es preciso expresarlo aquí, me identifico con la segunda opción porque permite poner en marcha procesos de construcción social fundados en los llamados modelos propios, nos aleja de las ilusiones creadas en torno a los supuestos del fin de la historia, nos ofrece alternativas al desencanto producido por el capitalismo global y nos permite pensar en una educación diferente de la concebida en las políticas educativas nacionales e internacionales, de tal manera que responda a particularidades de nuestra realidad como las presentadas entre el centro y la periferia o entre el mundo urbano y el rural.

      El desarrollo de una acción social orientada hacia la construcción de un orden alternativo demanda una reflexión acerca del concepto de vínculo social, que nos permita reconocer su potencialidad como referente no sólo en el análisis de la realidad sino en la concepción y estructuración de procesos que conduzcan a la transformación de la sociedad. De acuerdo con lo anterior, conviene recordar que el vínculo social, como lo señala Nisbet, está constituido por los mecanismos y procesos mediante los cuales los seres humanos llegan a ser miembros del orden social y se mantienen como tales. Dichos mecanismos y procesos están integrados por las pautas de interacción social, los agregados sociales, los sistemas de autoridad, los roles sociales, el estatus y las normas (Nisbet, 1975). Aquí vale la pena hacer una pequeña digresión sobre el significado de lo social, concepto del cual Max Weber plantea que está determinado por el “sentido mentado” de nuestras acciones, el cual se relaciona con el sentido real o supuesto que los otros imprimen a sus acciones, tanto pasadas, como presentes o futuras. Por esta razón, no todas las acciones humanas son sociales, y podríamos decir que sólo lo son aquellas orientadas por las acciones de otros.

      Así, desde una cara, el sentido mentado de lo social es intencionado subjetivamente por parte de los sujetos de la acción social y, desde otra, el vínculo social, sobre el cual Weber centra su atención, es intencional y consciente, a la vez que permite la articulación de la interacción entre sujetos y hace que lo social esté presente en los procesos de interacción social, aun sin que exista reciprocidad. De esta forma, el vínculo social corresponde a aquellas interacciones que regulan una parte de nuestros objetivos, que sólo pueden realizarse teniendo en cuenta los objetivos de otros, los cuales entran en situación de tensión o de conflicto con los nuestros. En las sociedades modernas la ley define los elementos constitutivos del vínculo social y fija las prioridades en materia de acción social a través de la cual se busca su construcción o restablecimiento cuando se encuentra afectado.

      El creciente proceso de individualización desarrollado por la sociedad globalizada debilita el vínculo social. Si bien contribuye a la formación de sujetos sociales más autónomos, con mayores posibilidades de inserción en el mundo multicultural y de adaptación a diversas formas de vida, afecta los patrones de adscripción tradicionales, los cuales nos dan sentido de pertenencia a territorios, grupos sociales, culturas nacionales y subnacionales y, sobre todo, a las relaciones sociales y formas de interacción que establecemos con otros sujetos y actores sociales. Esta afectación del vínculo social es de particular importancia en la educación, pues cambia condiciones para el desarrollo de ésta e incide en la educabilidad de la población, especialmente de infantes y jóvenes, debido a que se modifican los patrones de adaptación, los procesos tradicionales de socialización, y se generan procesos de desintegración en la sociedad.

      Como ya hemos visto, en la actualidad la función de la educación se relaciona con el aporte de resultados que contribuyan al restablecimiento del vínculo social afectado por la persistencia de problemas de la sociedad moderna, y por los impactos y efectos en el orden social producidos por la globalización, la individualización y la destradicionalización. No cabe duda: la contribución de la educación al restablecimiento del vínculo social requiere una oferta educativa que ofrezca respuestas a las necesidades de la sociedad y de la persona, con la potencia para lograr el desarrollo del ser humano en su dimensión social, construir un espacio de socialización y liderar un proyecto común (Delors, 1996). Asimismo, debe ofrecer respuestas a las necesidades de la sociedad y a las demandas de los actores sociales, entre las cuales se destacan la innovación en la ciencia y la tecnología, la rapidez en la producción de conocimiento y la generación de información, la flexibilidad en las relaciones laborales, el replanteamiento de las pautas que definen la competitividad de personas y territorios, y la necesidad de educación permanente para todos a lo largo de la vida, como alternativa para mantener la competitividad requerida por el mercado laboral. Estas realidades y dinámicas de la sociedad actual imponen nuevos retos a la educación y, particularmente, a algunos de sus actores estratégicos: las instituciones y los docentes.

      6. LA UNIVERSIDAD DE LA SALLE Y EL RESTABLECIMIENTO DEL VÍNCULO SOCIAL EN COLOMBIA

      La Universidad de La Salle ha asumido ese nuevo reto. En su Proyecto Educativo —formulado en el marco de las relaciones entre hombre y sociedad, y entre sociedad, educación y desarrollo— ha esbozado una propuesta educativa cuya ejecución contribuirá al restablecimiento del vínculo social en Colombia. Las concepciones de sociedad, persona y conocimiento, así como de una educación fundamentada en los principios del Desarrollo Humano Integral


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