Indicadores de calidad en educación superior. Jairo Sánchez Quintero

Indicadores de calidad en educación superior - Jairo Sánchez Quintero


Скачать книгу
(Cruz, 2009). También se ha señalado que estos indicadores fueron construidos sin suficiente participación de los principales actores universitarios (Misas, 2004), o que resultan excesivos debido a que complican la percepción (Aneca, 2005), desaniman a los actores (Scheele, 2009) y producen ruido (Schepelmann, 2007). Además, se han considerado descontextualizados y sin relación con las buenas prácticas de acreditación (Cruz, 2009), ni con los resultados en las pruebas ECAES o Saber Pro (Rudnykh, 2007; Bagamery, Lasik y Nixon, 2005).

      De manera que la carencia de un sistema de información con datos relevantes obtenidos de indicadores cruciales hace difícil el monitoreo o seguimiento a la evolución y el mejoramiento de la calidad de los programas académicos en educación superior. Además, así se dificultan la toma de decisiones, la transparencia y el mejoramiento. Por consiguiente, se consideró identificar, analizar y proponer un sistema de indicadores asociados a los resultados en los exámenes ECAES y a buenas prácticas en acreditación con miras a contribuir a mejorar la calidad de los programas universitarios de administración y su correspondiente responsabilidad y compromiso social.

      Frente a la situación de la educación superior colombiana es claro que se requiere mejorar la calidad, y para este propósito resulta muy importante configurar un sistema de indicadores cruciales de desempeño. En el contexto de los Estados Unidos, Banta y Borden (1994) mencionan que los indicadores de desempeño derivan su significación de su habilidad para relacionar efectos (outcomes) con propósitos y procesos, y de este modo plantean que “un propósito claro es esencial para el éxito de un sistema de indicadores de desempeño”. Estos autores consideran que una pregunta esencial para configurar un sistema de esta clase es: ¿cómo serán usados los indicadores?

      En el presente libro el propósito de los indicadores es mejorar el aprendizaje como principal expresión de la calidad de un programa en educación superior. También se asume que al mejorar el nivel de aprendizaje aumenta la responsabilidad social universitaria pública y su pertinencia. En este sentido, Banta y Borden (1994), ahora frente al contexto europeo, señalaron que los académicos no eran capaces de identificar indicadores con capacidad para satisfacer, en esa época, el doble propósito de responsabilidad social pública universitaria y mejoramiento, algo que podría plantearse hoy para América Latina en general y para Colombia en particular.

      Borrero (2001), refiriéndose a los sistemas de evaluación y acreditación, afirma que

      En todos ellos subsiste la dificultad de precisar los indicadores de desempeño que no obedezcan a reducidos y estrechos criterios ni pequen por ser de tendencias cuantitativas más que cualitativas; que sean inmunes a prejuicios y componendas —como acontece con los rankings de reputación— y adaptables a cada medio cultural, y que garanticen suficiente validez y credibilidad más allá de los linderos regionales y nacionales (p. 44).

      Chacón, Pérez-Gil, Holgado y Lara (2001) por su parte señalan que se ha “avanzado poco en el desarrollo de sistemas de información sobre las universidades, no encontrándose una metodología evaluativa ni objetiva, ni sistemática” (p. 295). Para ellos es necesario evaluar y medir la calidad mediante sistemas de indicadores válidos y fiables “con el objetivo de orientarse hacia la mejora continua” (p. 295).

      La sociedad demanda información y por tanto hay que proporcionársela, pero una información adecuada, sin sesgos, adaptada a los perfiles y objetivos de cada institución y que finalmente valore la calidad dentro de cada perfil, dentro de cada área y dentro de cada entorno. Es un objetivo complicado, pero absolutamente necesario en una sociedad de la información y en un mundo globalizado. No es posible avanzar en un Área Común de Educación Superior ni en Europa ni en América Latina ni entre los dos continentes si no hay herramientas transparentes de información (p. 25).

      En este sentido, Colombia ha estado mejorando a través del Sistema Nacional de Información en Educación Superior (SNIES), aunque todavía requiere avances en cuanto a brindar información detallada y específica sobre la calidad de los programas académicos ofrecidos a los estudiantes colombianos. Es importante mencionar, por ejemplo, que el SNIES no presenta indicadores de calidad específicos de los programas académicos; por lo tanto, la presente investigación asume que en las universidades colombianas la información relevante es escasa, desconocida o pobremente analizada. Además, dichos indicadores no se han interconectado sistémicamente ni relacionado con las perspectivas de actores universitarios claves, y tampoco se han asociado con los resultados que se obtienen en las pruebas ECAES ni con otros requisitos, buenas prácticas de gestión y acreditación, procesos y resultados que puedan dar cuenta de la calidad de las IES.

      Tanto en la perspectiva de Cleary (2001) como en la de la Norma ISO 9000 (2005), una IES es de calidad cuando ofrece programas académicos de calidad identificados a través de indicadores esenciales y cruciales de su realidad. Al respecto puede apreciarse por ejemplo la definición dada por la Norma ISO 9000 (2005) a “Evidencia objetiva: Datos que respaldan la existencia o veracidad de algo” y a “Validación: Confirmación mediante el suministro de evidencia objetiva de que se han cumplido los requisitos para una utilización o aplicación específica prevista”.

      Las características a través de las cuales se expresa la calidad de los programas académicos de pregrado en la educación superior colombiana se pueden reflejar en indicadores cualitativos y cuantitativos. Es posible relacionar estos, por un lado, con los insumos, los procesos, los productos o los resultados, los efectos y los contextos, según la perspectiva del modelo CIPP de Stufflebeam, o con el aprendizaje, los procesos, los clientes y las finanzas, de acuerdo con el modelo balanced scorecard de Kaplan y Norton (2001). Además, los indicadores pueden ser usados por los directivos de los programas para mejorar su calidad en términos del aprendizaje que se genera en el programa académico.

      Por las razones señaladas, la investigación que dio origen a este libro asumió que los indicadores de planeación, enseñanza, aprendizaje, investigación, gestión, proyección social, bienestar universitario, internacionalización y recursos de los programas colombianos de pregrado en administración de empresas no se encuentran interconectados. Asimismo, se supuso que estos no están asociados a buenas prácticas educativas, experiencias en acreditación de alta calidad y resultados satisfactorios en las pruebas ECAES y Saber Pro que permitan mejorar la evaluación y la calidad en beneficio de los estudiantes, sus familias y el desarrollo social y económico de Colombia.


Скачать книгу