El infame. Enzo Romero

El infame - Enzo Romero


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Fernando, además la causa es justa, el Día del Alumno estaba en el programa del Centro de Alumnos, no podemos aceptar que nos pasen a llevar, los del liceo ya hicieron una toma y luego los escucharon calladitos, debemos mostrar nuestra fuerza, si estamos unidos no nos va a pasar nada, dijo Montenegro y sacó ovación de los de tercero; los curas creen que mandan ellos, pero nosotros pagamos el colegio, se entusiasmó el Pitihue; el colegio lo pagan los papás, y si bien podemos convencer al hermano Fernando, el Teófilo y el Condoro, nos van a mandar a la chucha, además los profesores del liceo no hacen clases o llegan tarde o llegan curaos, dice mi papá que son todos comunistas, alegó el Felo; el Condoro y el Mono también son comunistas, todos los profes son comunistas, hasta el hermano Fernando; no interesa esa huevada, acá estamos por el Día del Alumno; mi papá dice que si nos vamos a paro nos echan cagando a todos, él es exalumno marista y conoce a los mochos, dijo Briones; ¡mamón culiao!, le gritó el Matus y Briones se le echó encima, no hubo pelea porque intervino Catafirtol, todos atendieron cuando habló, medía casi un metro noventa y los de cuarto lo respetaban; ¡la causa es justa y estamos todos los de tercero, si los de cuarto no quieren, hacemos el paro con los pendejos y que se vayan a la puta!, ¡pero si nos acusan se las van a ver todos conmigo, de a uno!, se produjo un silencio que ni siquiera se interrumpió por la llegada de la hermana del Chupao, que venía del colegio. Pasó calladita hasta la cocina y ni miró, no era fea, tenía buen culo y usaba la falda corta, nadie dijo esta boca es mía hasta que se escuchó que entraba en el interior de la casa, tímidos al fin. Al momento de votar el paro todos levantaron la mano, los de cuarto esperarían frente al monolito del Beato Marcelino y se irían hasta Independencia, Pitihue quedó en hablar con los de segundo y los de primero que al menos tendrían que quedarse en sus casas, el Enfermo y Catafirtol convencerían a los que no habían ido a la reunión.

      Como era viernes había que ir a Marcha en la tarde, otros estaban en Eje y unos pocos en los Scouts, al final, casi todos volvían al colegio, unos a la pichanga, unos a puro huevear. El viernes en la tarde era el día de las mujeres y había que aprovecharlo: petitos y culitos, aún con frío, perfumito y tetitas por la tarde, un panorama que ni los hermanos ni los profesores, estaban en situación de rechazar. Alejandra, Andrea y Marisol, también la Cicciolina y la parvularia que decían le había hecho una paja al Montenegro en el paseo de excelencia académica a los Manantiales. El Cura andaba con Daniela desde la jornada de Semana Santa del año anterior, y se iban juntos por la tarde, caminaban hasta su casa y lo dejaba tocarle el culo. Entonces era uno de los jefes de Marcha y los profesores le tenían como un «líder positivo», a él en realidad todo le daba un poco lo mismo. Como a todos, le gustaba la Cicciolina, pero se conformaba con algún agarroncito a Daniela, una chelita, un pitito, ciertas cositas.

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      Cuando encendió la tele y les pasó cigarrillos preguntaron si no tenía una cerveza, les abrió una a cada uno, de litro, después de la reunión los invitaba a su casa para planificar las actividades de la semana y hasta del año: que la Asunción de la Virgen y el Mes de María, la Semana Marista y el día del Beato Marcelino, los postulantes que aceptarían y las personas que expulsarían del movimiento, porque no iban a reuniones o por lo que fuera. El Godoy dijo que tenía que irse a estudiar Biología; Morales, qué bueno, que leyera el Glavic y Ferrada, pero sobre todo el Villee, que ahí salía toda la materia, con el Pelúo se quedaron con las pilseners y los Lucky americanos, medio dormidos miraban el primer plano de esa verga enorme entrando en la conchita, Morales se reía mientras ellos se pajeaban rapidito, rollitos de confort para después, en la tele la Cicciolina —la original— meando sobre una vagina abierta, la Cicciolina cagando sobre la guata de un negro; me voy a pajear, quédense ustedes acá tranquilos, y se quedaban tranquilos y después de la primera se echaban otra y luego otra, total había permiso hasta tarde. Después Morales ofrecía un pisco, ¿y por qué no?, el Pelúo guitarreaba mientras el Cura vomitaba en el baño, bolitas de menta caminando para la casa.

      Al Mes de María acudía media ciudad hasta la punta del cerro; con flores a María, que Madre nuestra es, Pelúo tocaba todos los instrumentos, el Cura llegaba a las siete y media y armaba el altar; de nuevo aquí nos tienes, purísima doncella, más que la luna nueva, postrados a tus pies, ayudaba al sacerdote con el cáliz y las hostias, además lo dejaban dar la comunión. Todo Marcha y Eje se hacían presentes en la ceremonia, los más grandes se pasaban del carrete a la misa, al hermano Fernando no le gustaba, ni a Morales, ni al hermano Teófilo. Con el frío se le translucían los pezones a la Marisol a través de la polerita corta, los Scouts habían intentado forestar el cerro y el resto aprovechaba de regar los árboles que no se habían robado «los marihuaneros», los imberbes dominaban la situación y las viejas beatas eran las invitadas, los niños bien de la ciudad reinaban desde su cima el Valle del Aconcagua completo. Después a la Plaza de Armas a dar vueltas hasta las doce que tocaba la otra misa, en la iglesia Santa Rosa: las mejores mujeres de Los Andes y los hombres que eran, la parábola del Hijo Pródigo y la historia de Saqueo; antes de la comunión hay que estar todos confesos y libres de pecado, ningún problema para los del Chacabuco que se confesaban cada dos semanas, total la masturbación era el único pecado que importaba al cura confesor, bofetada a Sotito por culearse a su nana o a su mama según las palabras del Cura, total que renunció para siempre al catolicismo y se dedicó mejor al colocolismo, que ese año saldría campeón de Chile y que además ganaba casi siempre, no como los curas y no como la Católica que era su equipo y el del hermano Fernando; el hermano Teófilo no tenía equipo ni le gustaba el fútbol, su mamá guardaba una camiseta de la Católica de cuando el papá jugaba de arquero, así es que él era hincha de la Cato como varios en el curso, aunque no ganaba nunca la mamá le contaba que antes había ganado, con Tito Fouillioux y Néstor Isella, que total salían en la tele, y el Sapo Livingstone que era tan guapo y tan caballero, así es que ese año se convirtió en arquero del curso y pronto en suplente del suplente de la selección, no era muy difícil, nadie quería jugar en ese puesto maldito. A la salida de misa se juntaba con Daniela al frente de los juegos Diana, manito y besitos, Montenegro y Briones campeonaban en los flippers y Matus en el Pacman, Guatón Eriza se peleaba con Cara de Loco, solo suspendía el momento el pasar de la Cicciolina: carita coqueta, culo y tetas de mujer de treinta, piernas, se rumoreaba que se la culeaban todos, pero Pablo no conocía a nadie, rubiecita, pecosita, a la salida de misa.

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      Montenegro y Catafirtol esperarían afuera del colegio, atajando a los de primero y segundo, adentro Matus debía tomar el micrófono y dar un discurso combativo, nadie de la Media debía presentarse en el patio a las ocho, el hermano Teófilo que esto era la revolución, el hermano Fernando que había que investigar, total de los de cuarto habían llegado varios, el Gato y el Vela entraron al colegio para apoyar a Matus. La mamá de Comecaca y del Guatón Flores clamaban que sus niños habían sido obligados por la turba revolucionaria, que ellos no tenían nada que ver, que faltaban solo por temor a las violentas represalias de sus compañeros, que apoyaban a los hermanos y las medidas que tomara el Colegio, que la culpa era de los comunistas y del Centro de Alumnos y del Montenegro y del Pitihue, y también del hermano Fernando que no tenía pantalones. Matus esperaba escondido en el baño con el Gato y el Vela, encendieron un cigarro.

      ¡Qué chucha están haciendo!, los recriminó el señor Fredes; ¡estamos en paro por el Día del Alumno, como representantes del Centro de Alumnos debemos informarles a nuestros compañeros de básica que daremos la lucha hasta el final!, dijo Matus; ¡tan más hueones!, el hermano Fernando anda vuelto loco y el Teófilo se los va a cagar a todos, les van a aplicar la ley marcial y todos cagando pa juera, ¡y apaguen esa hueá de cigarro!, dijo el Vela; somos la vanguardia consciente del colegio, el Gato; no nos van a amedrentar con huevadas, tenemos a toda la media de nuestro lado; pero varios papás y mamás llegaron a justificar a sus hijos, ¡están cagaos, el paro se filtró, el Mono y el Teófilo ya saben todo y los van a salir a buscar con los pacos, y hasta con los milicos!, creen que están infiltrados por los comunistas; no sea huevón, señor Fredes, si no era para tanto, ¿qué tenían que hacer los milicos en esta huevada de colegio de curas?, a lo más el hermano Fernando iba a suspender a alguno.

      Como no hubo acto, Matus, el Vela y el Gato tuvieron que seguir escondidos para siempre, el hermano Fernando se paseaba


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