Enseñanza virtual. María Beatriz Taboada

Enseñanza virtual - María Beatriz Taboada


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aspecto en nuestra próxima pregunta), con mayor o menor uso de recursos TIC, más o menos extensas, más o menos interactivas…

      Definiremos, así, un recorrido virtual, como una experiencia formativa en la virtualidad que articula un tiempo y espacio no necesariamente compartido o simultáneo, unas estrategias y actividades, unos materiales y recursos, en el contexto de una planificación que responde a propósitos específicos; volveremos sobre estas dimensiones en la pregunta 7. Se trata de una definición provisoria y amplia que permitirá abordar modos muy diferentes de materializar estas decisiones.

      Junto con estas experiencias que pueden flexibilizar tiempos y espacios, encontramos otras propuestas remotas mediadas por tecnologías como la radio, la televisión, etc., sobre las que volveremos en otras preguntas.

      Finalmente, esta obra que compartimos implica un recorrido, aunque no virtual, en el que proponemos avanzar previendo preguntas que tal vez nos hacemos o podemos hacernos para diseñar experiencias virtuales o en la virtualidad desde y para nuestros espacios de desempeño.

      1.Por ejemplo, desde el siguiente enlace accederemos a un recorrido virtual por el Teatro Colón: https://bit.ly/3c5UUeL.

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      ¿Qué significa que un recorrido virtual sea autogestionado, autoadministrado o autoasistido?

      Como anticipamos en la pregunta 1, podemos encontrarnos con propuestas que alientan modos diferentes para transitarlas:

       Recorridos virtuales autogestionados, autoadministrados o autoasistidos, en los que el protagonismo en la administración del tiempo lo asume el alumno o cursante, guiado por consignas e instancias de autoevaluación pero, usualmente, sin interacción con un docente, coordinador o tutor.

       Recorridos virtuales donde el alumno interactúa con un docente, coordinador o tutor, quien interviene, en mayor o menor medida, en los procesos de enseñanza y evaluación.

      Los recorridos mencionados aparecen en propuestas completamente virtuales, híbridas o mixtas, o presenciales con instancias virtuales, recuperando las modalidades de integración de la virtualidad que hemos abordado en nuestra pregunta 1.

      Los autogestionados son instancias más flexibles que los destinatarios recorrerán en función de sus posibilidades, necesidades, intereses. El foco estará puesto en el autoaprendizaje y la formación individual así como en el aprendizaje colaborativo —aprendizaje en grupo en el que sus integrantes asumen responsabilidades compartidas y cooperan, alentando el aprendizaje de cada integrante—, a partir de una propuesta que articula recursos, actividades e instancias de autoevaluación.

      También los cursos autoasistidos propuestos por el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD) se orientan al autoaprendizaje, como observamos en su descripción en la figura 1.

      Figura 1. Descripción de la modalidad autoasistida

      Fuente: https://cursos.infd.edu.ar/cursos/417.

      El INFoD además posee propuestas del segundo tipo mencionado, destinadas a docentes y estudiantes, a las cuales nombra como tutorizadas —dado que quienes participan interactúan con tutores en el espacio virtual— para diferenciarlas de las autoasistidas.

      2.Se puede acceder a sus ofertas desde https://mooc.inta.gob.ar/.

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      ¿Qué aspectos necesitamos evaluar antes de diseñar recorridos virtuales?

      Antes de diseñar un recorrido virtual, es necesario evaluar los aspectos de la propuesta de enseñanza que se encuentran establecidos.

      Inicialmente tendremos en cuenta especificaciones sobre la asignatura, el curso, el taller o espacio de formación para el que diseñaremos los recorridos virtuales (es decir, área disciplinar, destinatarios previstos, articulación con otros espacios, entre otras), así como el tiempo que insumirá el recorrido virtual. En algunos casos, la duración de estos recorridos coincidirá con el total de la formación; en otros, abarcará un período específico. En este sentido, debemos reflexionar sobre la forma de integrar la virtualidad en la enseñanza. En particular, será necesario determinar si todo el recorrido de la propuesta será virtual, si desarrollaremos una opción híbrida integrando recorridos presenciales y recorridos virtuales, o si incluiremos un recorrido virtual en el marco de una propuesta de enseñanza presencial. También tendremos que identificar si, en el marco de la propuesta analizada, ya ha sido diseñado un recorrido con objetivos similares para la presencialidad; y, en ese caso, al momento de planificar, vamos a tener que repensar ese recorrido en función de la virtualidad.

      Paralelamente, debemos preguntarnos por qué se utilizarán recorridos virtuales. Entre las respuestas, podríamos considerar:

       Porque no existen alternativas para la formación.

       Porque se busca establecer formas más novedosas de enseñanza y aprendizaje.

       Porque se pretende aumentar las oportunidades de aprendizaje.

      Las respuestas que demos a nuestras preguntas, así como la información que relevamos a partir de las reflexiones iniciales, orientarán la toma de decisiones al planificar la experiencia. Por otra parte, una vez que hemos identificado estos aspectos básicos de la propuesta de enseñanza, podremos buscar ofertas formativas similares que sirvan para guiar el propio diseño. No se trata de copiarlas, sino de generar una propuesta original buscando orientaciones en diseños que otros docentes y formadores han desarrollado en circunstancias similares. De hecho, cualquier orientación derivada de una oferta formativa previa debe ser repensada en función del contexto educativo en el cual se implementaría nuestra propuesta de enseñanza. La caracterización de este contexto exige relevar información sobre diferentes dimensiones, entre las cuales destacamos:

       El tipo de equipamiento y recursos disponibles para el desarrollo de propuestas didácticas.

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