Biodiversidad y propiedad intelectual en disputa. Santiago Roca

Biodiversidad y propiedad intelectual en disputa - Santiago Roca


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las perspectivas de la biopolítica, la importancia de la biodiversidad y su lugar dentro del sistema general de reproducción y hegemonía del conocimiento, así como su relación con los procesos de resistencia social en la actualidad, es necesario exponer algunas premisas básicas.

       Los soportes de la hegemonía

      a) La sociedad de mercado, como forma de organización social, se rige por la competencia y, por lo tanto, deviene en un sistema piramidal en construcción y deconstrucción constantes. El funcionamiento de ese sistema no puede entenderse sin indagar sobre las relaciones de dominación que se despliegan en la disputa por la concentración de riqueza, poder y hegemonía.

      b) La hegemonía se configura a partir de la convergencia de liderazgos empresariales, fortalezas tecnocientíficas, recursos productivos, pensamiento estratégico, capacidades políticas y coercitivas, así como por la explicación —a partir de esa confluencia— de un modelo del mundo susceptible de globalizarse. El hegemón está conformado, entonces, por un complejo militar-empresarial-tecnológico-estatal, que surge como un consorcio a partir de un conjunto de intereses comunes que se estiman vitales o estratégicos (Ceceña, 2000a).

      c) Cuando un país como Estados Unidos se configura como hegemón, lo hace en representación del núcleo que agrupa las mayores capacidades productivas, tecnológicas, comerciales, financieras, militares e ideológicas.

      d) Una de las características centrales de la disputa por la hegemonía se expresa en la reconfiguración de la territorialidad. En este proceso de concentración territorial por despojo (reterritorialización), se ponen en juego las concepciones y usos de los territorios, la relación con la naturaleza, la historia, las culturas originarias, incluyendo los derechos de los pueblos que habitan tales espacios (Ceceña, 2000b; Porto Gonçalves, 2001b).

      e) La biodiversidad y, consecuentemente, los territorios con alta densidad endémica, constituyen factores estratégicos para la competencia y la definición de la hegemonía, en virtud de su importancia para el desarrollo de la industria tecnológica de vanguardia (Ceceña, 2000b).

       Hegemonía y competencia

      En las últimas décadas se observa una profunda transformación de los modos y contenidos de la hegemonía, como consecuencia de los cambios acontecidos en los ámbitos científico y tecnológico, pero también por las resistencias de diferente tipo que surgen en diferentes partes del mundo. La hegemonía es, en realidad, la constatación práctica de la dominación, la expresión de la conflictividad a través de las relaciones cotidianas en todos los campos de la vida social; es resultado y, a la vez, sustento de la concentración del poder en todas sus formas: económica, militar, política, cultural, ideológica y territorial (Ceceña, 2000b).

      En medio del debate sobre las maneras13 en que opera la hegemonía y del cambio en sus protagonistas en el último siglo, lo cierto es que Estados Unidos se ha consolidado como líder mundial en todos los campos importantes, pero en un escenario en el que proliferan relaciones interestatales, interempresariales e interclases profundamente transformadas (Ornelas Bernal, 2001; Ceceña, 1995).

      Este poder, que se reinventa en la afirmación de la sociedad de mercado, se consolida con la privación y el acaparamiento. Se trata de la apropiación privada con tendencia monopólica y el desconocimiento de derechos, en tanto no sean los patrimoniales, para lo cual aquel núcleo de poder concentrado despliega mecanismos que responden a una estrategia global, sustentada en los siguientes principios:

      a) Principio de invulnerabilidad. Construcción de una situación de invulnerabilidad y autosuficiencia —siempre relativas—, que posibilite las condiciones para enfrentar la competencia desde el privilegio y la supremacía (Ceceña & Porras, 1995). Este principio general es acompañado por su opuesto, es decir, la inducción de una situación relativa de vulnerabilidad en determinadas regiones del planeta. Se pueden observar, por ejemplo, las distintas maniobras realizadas para asegurar la autosuficiencia alimentaria de Estados Unidos, frente a la insuficiencia provocada en zonas o países anteriormente autosuficientes.

      b) Principio de monopolización. Considerando el principio de invulnerabilidad y la concepción del mundo como escenario de conflictos, la hegemonía tiene como soporte una estrategia de monopolización o control de todo aquello que se considera esencial para la reproducción social y la reproducción del sistema de poder. Así, lo que se pretende no es disponer solo de lo que es necesario, sino, esencialmente, acaparar lo que es necesario para el contrario. En esta perspectiva, pueden entenderse mejor los conflictos para controlar las regiones petroleras del planeta y las maniobras militares de Estados Unidos para posicionar sus bases de acuerdo con una estructura de control territorial que le da acceso inmediato a los recursos básicos o, por lo menos, le permite restringir el acceso de los competidores (o potenciales hegemones alternativos).

      c) Principio de liderazgo. Proponer las reglas del juego otorga una ventaja inicial, por lo que resulta fundamental construir una normativa que, respaldada por la fuerza y la persuasión, establezca los parámetros de los procesos sociales más importantes. Así, la creación de las condiciones para liderar una situación general en el área tecnológica genera, a su vez, los equivalentes o referentes generales básicos en este campo (tendencias), con lo que se logra controlar la articulación del proceso en su conjunto. En este aspecto, la cuestionada supremacía de las empresas transnacionales de origen estadounidense —fuertemente ligadas a las políticas, contratos y campañas de expansión y control territorial de Estados Unidos— sale airosa en todos los sectores de alta tecnología que, en conjunto, imponen el paradigma general vigente (Ceceña, 1998; Ornelas Bernal, 2001). Lo mismo ocurre con otras normativas o equivalencias generales en campos como la economía, o el establecimiento de de los márgenes y límites en que se configuran la democracia y la justicia.

      Sobre la base de estos tres principios, el núcleo de poder de Estados Unidos ha mantenido, disputado y reconstruido su hegemonía en las últimas tres décadas, caracterizadas por múltiples guerras comerciales, económicas, diplomáticas, ideológicas y —siempre que se requiera, militares— teniendo como eje el desarrollo científico, la absorción y sistematización de conocimientos generados en todo el mundo, así como la invención de una tecnología de doble uso para asegurar un lugar de vanguardia tanto en la industria civil como en la militar. Muestra de ello es la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (Darpa, por sus siglas en inglés)14.

       Los recursos biogenéticos como nuevo paradigma de la tecnociencia

      Durante este periodo de búsquedas y grandes descubrimientos científico-tecnológicos se ha ido construyendo un nuevo paradigma productivo que, al vincular la microelectrónica con la codificación-digitalización, ha dado paso al conocimiento y uso industrial de las estructuras internas de los seres vivos, dirigiendo la investigación, centralmente, hacia los campos de la ingeniería genética y todas las ciencias relacionadas con el origen de la vida, los límites de sus posibilidades y sus variantes.

      La carrera científica por alcanzar nuevos conocimientos y materiales de trabajo en estas áreas va acompañada de la experimentación tecnológica, que se orienta rápidamente hacia su aprovechamiento rentable o productivo. La naturaleza se convierte en biodiversidad (Escobar, 1997, noviembre), y las regiones del planeta propicias para la creación de la vida, y con alta densidad de endemismos, adquieren una importancia solo similar a los territorios que albergan los mayores yacimientos hidrocarburíferos. La investigación biogenética y sus ventajas tecnológicas están indisolublemente ligadas al territorio y, por ello, trascienden, en gran medida, las posibilidades de las empresas, por lo que estas, muchas veces, apelan a una intervención del Estado para no perder su posición de vanguardia, pero también para ampliarla.

      La competencia por trascender las fronteras del conocimiento de la vida involucra tanto las actividades de investigación como el acceso directo a los territorios donde se encuentran los recursos biogenéticos, de la mano con los saberes desarrollados milenariamente por poblaciones indígenas y locales, pues los territorios ricos en biodiversidad lo son, en gran medida, debido a que no son zonas desocupadas (Porto Gonçalves, 2001a).

      El conocimiento de la naturaleza


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