Adolfo Couve: imágenes inéditas. Claudia Campaña

Adolfo Couve: imágenes inéditas - Claudia Campaña


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      1. La subasta / La autentificación

      Desde la Casa de Subastas de Enrique Gigoux Renard me contactaron para informarme que tenían once dibujos de Adolfo Couve (28 de marzo 1940 - 11 de marzo 1998), todos firmados y fechados. Querían que los fuera a ver para autentificarlos, previo al remate que se llevaría a cabo la tarde del sábado 1 de octubre de 2016.

      Partí a verlas al día siguiente.

      Las diez pequeñas hojas estaban dentro de una mesa-vitrina, y servían de soporte a siete figuras a lápiz y a cuatro desnudos femeninos realizados con tinta negra. Con sus letras redondas y continuas, la firma en cada una de ellas correspondía a la del autor, y cumplía a cabalidad la “convención couveana”: es decir, nada más que el apellido en cursivas y la datación con dos dígitos (59). Al reverso, varias incluían, además, la leyenda “8/M/59” –información adicional sobre el día y el mes del trabajo–; una práctica que Couve repetiría en años posteriores, entregando con frecuencia información sobre la data y el lugar de ejecución al dorso de sus pinturas. Estábamos frente a un “reconocimiento de paternidad”, pues un artista únicamente firma y fecha una obra cuando estima que es digna de ser conservada, por pequeña que sea.

      En relación a los dibujos mismos, reconocí de inmediato el trazo de Couve en las cuatro tintas. Tuve dudas respecto de las obras realizadas a lápiz, pues estaban muy cerca de la caricatura y la línea me pareció algo tosca e imprecisa. Pero considerando que habrían sido realizadas a los 19 años como un “primer pensamiento gráfico” del autor, que la firma era la suya y que se había usado el mismo lápiz que en las figuras propiamente tales, concluí que eran auténticas.

      La semana siguiente asistí al remate; esperé toda la tarde para ser testigo de la subasta y la puja del lote 146 A correspondiente a las diez hojas, que no se venderían por separado. Para mi sorpresa, fue el conjunto por el que más se pagó: ni los platos de Limoges, ni el juego de las 600 piezas de porcelana Wedgwood, ni las vitrinas francesas del siglo XIX, ni las pinturas del siglo XX alcanzaron la suma ofrecida por estos apuntes.

      La autentificación de las hojas también estaba avalada por el hecho de que su único dueño había sido compañero de curso de Couve. Se trata del abogado Raúl Castellón Covarrubias, quien con posterioridad me relató que lo conoció en el colegio San Ignacio, y que siguió en contacto con él ya de adultos. Una de las hojas, con un desnudo femenino frontal que posa sin prestancia alguna, está dedicada precisamente “a Raúl”.

      1 Campaña, Claudia. Adolfo Couve: una lección de pintura (edición revisada), Metales Pesados, 2015.

      2. Descripción del conjunto

      Las diez pequeñas hojas de papel rematadas el 1 de octubre de 2016 contienen dos series: cuatro desnudos femeninos ejecutados en tinta china negra y seis figuras a lápiz –entre ellas, dos bustos masculinos con características de caricatura–. Las medidas de los dibujos oscilan entre los 13,5 x 20 cm y los 18 x 14 cm (o 14 x 18 cm) y es interesante notar que, para sus apuntes gráficos, Couve privilegió el uso de soportes muy pequeños ya a partir de entonces y a lo largo de toda su carrera; fuese un retrato, un paisaje o una naturaleza muerta, nunca hizo bocetos, pues pintaba directamente en la tela, esbozando con el pincel las líneas principales de la composición –con algún color tierra por lo general.

      Son diez hojas pero once imágenes, pues una de las páginas está dibujada también por el reverso. Los papeles son delgados, de bordes algo irregulares y amarillentos por el paso del tiempo. Su estado de conservación se puede describir como bueno, ya que no fueron excesiva ni descuidadamente manipulados y, por lo tanto, no exhiben dobleces ni daños significativos.

      Por otra parte, es necesario destacar que estamos frente a apuntes realizados antes de que el autor comenzara su instrucción formal en artes. Ello pues recién en 1959 Couve ingresó como alumno libre a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile –ubicada en esa época en el Parque Forestal–, luego de haber asistido por un semestre a clases de Derecho en la Universidad Católica de Chile, donde se había matriculado ese mismo año.

      2 Adolfo Couve. Narrativa completa, 2003, p. 188.

      3 Claudia Campaña, en entrevista con Raúl Castellón. Santiago, noviembre de 2016.

      4 Couve. op. cit. p. 189.

      3. Las figuras a lápiz

      Couve admiraba los dibujos de Georges Seurat y de Dominique Ingres; pero sobre todo apreciaba el que Diego Velázquez y Rembrandt van Rijn hubiesen resuelto sus pinturas por medio de la mancha y con el mínimo de líneas; ambos artistas del Barroco esbozaban los cuerpos y el entorno de sus retratados solo con el pincel.

      La palabra “dibujo” resulta excesiva para describir los siete garabatos a lápiz de 1959, sin embargo, esta temprana producción gráfica resulta atractiva de consignar,


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