Elementos para una teoría y clínica lacaniana del fenómeno psicosomático. Liliana Szapiro

Elementos para una teoría y clínica lacaniana del fenómeno psicosomático - Liliana Szapiro


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de su padre en relación a las situaciones familiares caóticas provocadas cuando sus primos se descompensaban. En esos casos el padre intervenía de manera decidida ordenando de alguna manera la situación.

      En una sesión posterior trae un sueño, en relación al cuál dice que venía su primo a la cocina, la toqueteaba y ella no le decía nada, lo miraba por arriba y no le decía nada, se chocaba y no quería reaccionar. Medio forcejeaba para soltarse pero con mucha indiferencia Había bichos y como les tenía miedo llama en el sueño a su padre y le dice que venga y los mate. Agrega que el padre le hace las cosas demasiado fáciles, que no quiere que ella padezca y siempre le soluciona las cosas. Dice “que en algún lugar mi papá ya puso la mano, me molesta que ponga ese dólar de más”.

      Al final de esa sesión la interrogo acerca de porqué sigue demandándole a su padre que le pague los honorarios del tratamiento psicoanalítico. Cabe destacar que por otra parte, ella había planteado en reiteradas ocasiones su satisfacción en quedarse con “vueltos” del dinero del padre. Introducir la cuestión del pago fue para ella una conmoción. Cabe agregar que la profesión del padre está referida al orden del dinero.

      A la sesión siguiente me comunica que se le ha ido la psoriasis. Dice que la noche anterior sus primos se habían quedado a dormir en su casa y ella mandó a lavar las sábanas por miedo al contagio. Refiriéndose a su padre dice en esa sesión que la “ordenó, puso las cosas en su lugar” y que piensa que si no hubiera sido por su padre hubiera sido una “loca” como sus primos. En la sesión siguiente habla de su familia materna y de su lugar en el deseo de su madre y su abuela, así dice:”Mi abuela está muy mal por el problema de mis primos, de ahí que tuve que ser “brillante “para consolarla”

      A partir de este momento la psoriasis remite definitivamente según se pudo comprobar en contactos posteriores que se extendieron durante veinte años hasta la actualidad.

      A continuación habla por primera vez de manera más extensa de su abuelo materno y dice: “Pregunté y me enteré que mi abuelo tuvo cinco intentos de suicidio. Mi abuelo o veía TV. o leía. Era corrector de pruebas escritas de imprenta. Leía mucho y escribía poemas: Me escribió a mí un poema hermoso cuando nací. Mi abuelo tenía un carnet Nª1, que el decía que gracias a él le permitían hacer cosas, en realidad era su documento de identidad... Mi carnet Nº 1 es mi papá, él me “falicita” las cosas. Asocia con el fallido: “Bueno, falo. El me abre las puertas”.

      Cabe destacar que al comienzo Mariela no hablaba sobre la psoriasis. Comienza a hablar acerca de la misma como consecuencia del trabajo analítico que tiene como efecto hacer “deconsistir” la holofrase articulada al significante “loco”. Pone en cuestión su destino de “ser loca” asociado a las palabras de su dermatólogo. Puede asociar entonces en relación a la psoriasis: “A palabras electrocutantes, oídos desenchufantes”. Podemos pensar siguiendo a Lacan en la cita antes mencionada en una fijación de un goce en la psoriasis asociado al objeto voz. Una voz mortífera que ella asocia a la voz de la tía, la hermana de la madre y madre de sus primos psicóticos, que le contaba de chica historias de locos, que llama cada vez que los primos se descompensan y a quién de alguna manera responsabiliza de la “locura” de sus primos.

      Por otra parte, a partir de este giro en el análisis, como ya anticipé, puede también comenzar a hablar más exhaustivamente acerca de la historia familiar y preguntarse acerca del lugar que ocupó la madre en relación a su abuela, y ella en relación a su madre. Se interroga por otra parte acerca del lugar de este abuelo en el deseo de la madre y asociado a esto, acerca del pánico al peligro de los hombres que le ha transmitido su madre.

      El miedo al hombre que la viole deviene querer se como “viole” amiga que se permite disfrutar sexualmente. Habla también en ese momento de su placer por la escritura heredado de su abuelo materno que escribía poemas y que se ganaba la vida como corrector de pruebas escritas de imprenta. Enuncia entonces, por primera vez en el análisis una versión de su abuelo y de su padre diferente de la que enunciaba desde su alienación al discurso de la madre que impotentizaba al padre y al abuelo y que no los situaba a la altura de su función. Del padre puede decir entonces, que ordena, que pone las cosas en su lugar y que le abre puertas.

      Se pregunta en relación a su querer ser una” loca” como la prima que tiene vía libre para salir con hombres. Recordamos que el significante del Nombre del padre permite metaforizar el Deseo de la madre y por ende la posibilidad de su interrogación.

       Segundo momento de la cura:

      Decide seguir con seriedad una carrera relativa a la enseñanza de una lengua que es idealizada por su abuela. Cuando la finaliza, realiza un posgrado y su tesis está referida a la enseñanza de la escritura. Ella “inventa” una vía para la enseñanza de la escritura del idioma que enseña que se basa en la corrección de escritos: el alumno escribe, el profesor corrige, el alumno vuelve a reescribir un texto y el profesor lo corrige. Su “invención” entonces, está articulada a la reescritura y a la corrección de “pruebas escritas”, rasgo del abuelo materno, del cuál ella hace “uso”. Publican un libro sobre su tesis y se forman decenas de grupos de profesores y estudiosos de la lengua que estudian e investigan sus desarrollos. Puede hacer uso entonces de ese rasgo de su abuelo: corrección de pruebas escritas, asociado al deseo de éste en relación a la escritura. El deseo de Mariela se articula a ese deseo cuando deja de estar alienada a la versión del abuelo “loco” sostenida vía los dichos de la madre y de la abuela.

       Cambio en la regulación de goce:

      Cuando cede la psoriasis, el goce fijado en la psoriasis: y articulado a la manera de una holofrase a ese sentido “loco” que es un goce fijado al objeto voz, se articula en un síntoma: el estar “encerrada estudiando” por orden de una voz que le marca hacer todo perfecto. Voz que Mariela asocia , a partir de un sueño a las voces de la madre y de la abuela que le ordenaban de pequeña “andar derechito”, “derechito” , dicho que se resignifica en la pubertad en el enunciado: “tener que cuidarse del peligro de los hombres” que están siempre “listos” , diferenciando su destino así al de su prima que andaba con hombres y en la vida no andaba “derechito”.

      Ella teme a la invasión de esos personajes que ella llama borderline que están locos pero no encerrados: tía, mamá, abuela, que la inundan de dichos acerca de lo que hay que hacer para ser mujer. Para lograr ser como su amiga que disfruta con los hombres dice, hay que perder algo, dejar de obedecer a la voz, al tonito de su madre y de su abuela

      Comienza una relación con un hombre que está siempre “listo” a desearla y que no tiene el perfil de hombre que tranquiliza a su madre. Este es un momento de intensa angustia, seguir a este hombre más allá de la voz de la abuela y de la madre es perder las garantías de ser “la brillante” de la familia .Angustia asociada a disfrutar por primera vez de manera intensa.

      Como


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