Breve historia de la Economía. Niall Kishtainy
determinan la manera en la que se utilizan los recursos cuando gastan dinero en una nueva carretera o en una central eléctrica.
En el siguiente capítulo hablaremos de algunas de las primeras personas que pensaron acerca de las cuestiones económicas: los antiguos griegos. La palabra economía proviene del griego oeconomicus (oíkos, «casa», y nómos, «ley» o «gobierno»). Por consiguiente, para los griegos la economía trataba sobre cómo los hogares administran sus recursos. En la actualidad, la Economía también incluye el estudio de las empresas e industrias, pero los hogares y las personas que viven en ellos siguen siendo fundamentales. Después de todo, son los individuos quienes compran cosas y quienes conforman la fuerza laboral. Consecuentemente, la Economía es el estudio del comportamiento humano en la economía. Si le regalan 20 dólares por su cumpleaños, ¿cómo decide en qué gastarlas? ¿Qué hace que un nuevo trabajador acepte un empleo con un salario específico? ¿Por qué algunas personas ahorran su dinero minuciosamente mientras que otras lo despilfarran en un palacio para su perro?
Los economistas intentan abordar este tipo de preguntas de manera científica. Quizá la palabra ciencia le evoque tubos de en-sayo burbujeantes y ecuaciones garabateadas sobre pizarrones, algo que dista de si las personas tienen suficiente comida. De hecho, los economistas intentan explicar la economía como los científicos hacen con el vuelo de los cohetes. Los científicos buscan «leyes» físicas —cómo algo causa otra cosa—, por ejemplo, una que relacione el peso del cohete con la altura que alcanzará. Los economistas buscan leyes económicas, como la manera en la que el tamaño de la población afecta a la cantidad de alimento disponible. Esto se llama economía positiva. Las leyes no son buenas ni malas, simplemente describen lo que está ahí.
Si piensa que la Economía debería ser más que esto, tiene toda la razón. Piense en los niños africanos que no sobreviven a su infancia. ¿Basta con describir la situación y dejarlo ahí? ¡Por supuesto que no! Si los economistas no emitieran un juicio, serían unos desalmados. Otra rama de la Economía es la economía normativa, que dicta si una situación económica es buena o mala. Cuando ve que un supermercado tira comida en buen estado puede parecerle que es algo malo porque es un desperdicio y cuando piensa en la diferencia entre los ricos y los pobres, puede juzgar que es mala por ser injusta.
Cuando se une la observación aguda con el juicio sabio, la Economía puede ser una fuerza de cambio para crear sociedades más ricas y más justas en las cuales más personas puedan vivir bien. Como dijo alguna vez el economista británico Alfred Marshall, los economistas necesitan «tener la cabeza fría, pero el corazón caliente». Sí, describa el mundo como un científico, pero asegúrese de que lo haga con compasión por el sufrimiento humano que lo rodea; luego intente cambiar las cosas.
La Economía actual, del tipo que se estudia en la universidad, surgió hace relativamente poco en los miles de años de la civilización humana. Apareció hace unos cuantos siglos, cuando nació el capitalismo, el tipo de economía que se puede encontrar en la mayoría de los países. En el capitalismo, la mayor parte de los recursos (la comida, la tierra y el trabajo de las personas) se compra y se vende a cambio de dinero. Esta compraventa se llama el mercado. Asimismo, existe un grupo de personas (los capitalistas) que son dueños del capital: el dinero, la maquinaria y las fábricas necesarias para hacer bienes. Actualmente es difícil imaginar que alguna vez haya sido de otra manera, pero antes del capitalismo las cosas eran diferentes. Las personas cultivaban su propia comida en vez de comprarla y la gente común no trabajaba en empresas, sino para el señor feudal que controlaba la tierra en que vivían.
Por consiguiente, en comparación con las Matemáticas o la Literatura, la Economía es un campo nuevo. Gran parte se relaciona con cosas que les importan a los capitalistas: comprar, vender y los precios. Una buena parte de este libro trata sobre este tipo de economía. Sin embargo, también observaremos ideas económicas que provienen de una época muy anterior. Después de todo, cada sociedad, sea capitalista o no, debe tratar con el problema de cómo alimentar y vestir a su pueblo. Examinaremos ideas cambiantes en torno a la economía y veremos cómo ella misma ha cambiado; cómo a lo largo del tiempo las personas intentaron superar la escasez mientras trabajaban en campos y fábricas y se reunían en torno a sus ollas.
¿Acaso los economistas siempre describen la economía y emiten juicios en torno a ella como científicos cuidadosos y filósofos sabios? En ocasiones los han acusado de pasar por alto las penurias a las que se enfrentan los grupos desamparados de personas que quedan rezagadas conforme la economía avanza, en especial las mujeres y la población negra. ¿Se debe esto a que, a lo largo de la historia, los pensadores económicos han pertenecido a los grupos más privilegiados de las sociedades? A comienzos del siglo XXI, hubo una gran crisis económica ocasionada por las actividades imprudentes de los bancos. Muchas personas culparon a los economistas de no haberla previsto y algunos sospechaban que la misma se debía a la influencia que los beneficiarios de una economía dominada por las finanzas y grandes bancos ejercían sobre ellos.
Quizá, por lo tanto, los economistas necesitan algo más que las cabezas frías y los corazones calientes: ojos autocríticos, la habilidad de ver más allá de sus preocupaciones y de las maneras habituales de observar el mundo. Estudiar la historia de la economía nos ayuda a hacerlo porque al aprender cómo las ideas de pensadores previos nacieron de sus preocupaciones y circunstancias únicas, podemos ver más claramente cómo ocurre lo mismo con las nuestras. Por esta razón es tan fascinante unir la historia con las ideas, y por eso es tan vital para la creación de un mundo en el que más personas vivan bien.
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CISNES DE ALTO VUELO
Los primeros humanos, como todo el mundo, se enfrentaron al problema económico de la escasez, que para ellos tenía que ver con encontrar suficiente alimento. Sin embargo, no había «economía» en el sentido de un conjunto de granjas, talleres y fábricas. Las primeras personas sobrevivieron en el bosque recolectando bayas y matando animales. Fue solo cuando aparecieron tipos más complejos de economías, como las de la Grecia y la Roma antiguas, cuando empezaron a hacerse preguntas económicas.
Los primeros pensadores económicos eran los filósofos griegos, quienes comenzaron la tradición del pensamiento occidental de la que la Economía forma parte. Sus ideas surgieron después de miles de años de esfuerzos humanos por crear las primeras civilizaciones. Mucho antes que ellos, los humanos sembraron las semillas de la vida económica al aprender a someter la naturaleza a sus necesidades. Cuando las personas prendieron las primeras fogatas, por ejemplo, pudieron hacer cosas nuevas con lo que encontraban: crearon ollas de barro y cocinaron sus comidas utilizando plantas y animales. Más adelante, hace 10.000 años, llegó la primera revolución económica: grupos de humanos inventaron la agricultura cuando descubrieron la manera de cultivar plantas y domesticar animales. Así, un mayor número de personas podía sobrevivir en un área de tierra, reuniéndose en aldeas.
Tras estos inicios aparecieron economías complejas en Mesopotamia, el actual Irak. Un significado importante de complejo aquí es que las personas no tienen que producir su propio alimento. En la actualidad, es probable que usted obtenga su comida no cultivándola, sino comprándola a quienes la producen. Mesopotamia tenía nuevos tipos de habitantes que nunca habían cosechado cebada ni ordeñado una cabra: los reyes que gobernaban las ciudades y los sacerdotes a cargo de los templos.
La complejidad económica fue posible porque habían llegado a ser tan buenos cultivando y criando animales, que los agricultores podían producir más de lo que necesitaban para sobrevivir. El excedente alimentaba a los sacerdotes y a los reyes. Para llevar la comida de quienes la cultivaban a quienes la comían, era necesaria una organización. En la actualidad esto ocurre comprando y vendiendo con dinero, pero las sociedades antiguas contaban con el apoyo de viejas tradiciones. Los cultivos se llevaban a los templos como ofrendas y los sacerdotes los distribuían. Para organizar la distribución de alimento, las primeras civilizaciones inventaron la escritura. Algunos de los primeros ejemplos que tenemos son listas de entregas de cultivos por parte de agricultores. Una vez que los funcionarios fueron capaces de registrar los intercambios, pudieron tomar una porción de