Libertad para Belén. Soledad Deza
1 Lemaitre Ripoll, Julieta (2009) “El derecho como conjuro. Fetichismo legal, violencias y movimientos sociales”. Ed. Siglo del Hombre y Universidad de los Andes. Bogotá. Colombia
Parte i
El caso
El caso “Belén”
Belén, nombre ficticio para preservar la identidad, ingresó a la Guardia del Hospital Avellaneda -en Tucumán- la madrugada del 21 de Marzo de 2014.
Con 25 años y dolores abdominales fuertes Belén entró acompañada de su mamá por esa misma puerta que la despediría -esposada- camino al Penal de Santa Ester donde permaneció alojada hasta que obtuvo su libertad 26 meses más tarde.
A las 3.50 de esa madrugada la atendieron dos médicas y un médico. Le diagnosticaron un “abdomen agudo” y le administraron calmantes inyectables. Volvió a la camilla donde estaba, una enfermera le acercó una frazada porque Belén dijo tener frío. Pasó aproximadamente allí dos horas.
Cuando amanecía y la hora de limpieza avanzaba, le indicaron cambiarse de camilla y allí constataron una hemorragia. Fue derivada al Servicio de obstetricia del mismo Hospital donde la recibiría su primer “Juez”: el Dr. José Daniel Martín. Fue él quien le diagnosticó un “aborto espontáneo incompleto sin complicaciones” - registrado correctamente
en la Historia clínica - y fue también él quien convirtió ese aborto en un “homicidio”, con ayuda de una policía.
Ese aborto espontáneo se convirtió en una causa judicial de “aborto seguido de presunto homicidio” y luego de una investigación fiscal plagada de irregularidades, en un “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía”.
la historia de Belén es la historia de un evento obstétrico adverso que se transformó en un caso policial primero y judicial después, pero que con la ayuda del movimiento de mujeres se convierte en un hecho político que pone al descubierto una tríada de poder para disciplinar mujeres con la herramienta más violenta del Estado: la cárcel.
Hospital de Clínicas Nicolás Avellaneda - Tucumán
Otra forma de contar el Caso de Belén: los números
Belén entró al Hospital Avellaneda a las 3.50 de la madrugada del 21 de Marzo de 2014.
Según su historia clínica, tuvo 1 aborto espontáneo.
Fue al baño unos minutos, 5 minutos dice una Enfermera.
Le llevó otros 5 minutos que sus médicos la acusen de haberse provocado un aborto.
Sólo 6 minutos después de que le hicieran el legrado ya estaba “aprehendida” en la cama del Hospital.
Despertó con 5 policías que la custodiaban.
2 fueron las Psicólogas que pidieron que esa custodia fuera -por lo menos- femenina.
En sólo unas 5 horas más, estaba detenida por orden judicial por “aborto seguido de presunto homicidio”.
4 días después le dieron el alta y salió directamente presa al Penal Santa Ester.
Llevando 5 días presa, el Fiscal le imputó un “homicidio agravado por el vínculo”, 1 día antes de que haya una autopsia.
1 mes es el tiempo que demoró la Fiscalía en pedir un ADN.
0 es el número de estudios genéticos que se hicieron para probar la acusación.
1 mes es el tiempo que demoró el Hospital en pedir disculpas por haber “confundido” primero y “perdido” después “el feto de la causa”.
En un solo día declararon 3 médicos/as, 2 psicólogas, 1 partera y 2 enfermeros/as.
1 mes después de su detención, 1 Jueza resuelve su encarcelamiento preventivo.
2 son las hojas con que su Defensora oficial apeló esa sentencia.
La investigación de su caso duró casi 4 meses.
Su Juicio oral duró 3 días y declararon 8 profesionales de la salud, todos los que la atendieron esa noche de su aborto espontáneo.
30 minutos tuvo que esperar el tribunal, el Fiscal y Belén a la Defensora oficial el día que le dictaban su condena.
15 años de condena pidió el Fiscal, 8 años le dio la Cámara.
Los números son fríos puede pensarse. Sin embargo, 898 días son los que Belén estuvo en prisión sin una condena firme. 55 horas y 1 Hábeas Corpus es lo que demoró su “inmediata libertad”.
Hace más de 900 días que Belén está involucrada en una causa que según el Ministro Fiscal es “nula desde fs. 1”. Es fácil entrar y difícil salir del Sistema Penal.
Los vericuetos procesales son difíciles de aventurar y hay plazos que deben cumplirse, después de todo la ley esta para eso. “La Justicia es lenta” se escucha a menudo y este caso habilita a responder “depende para qué”.
“La justicia es ciega” nos enseñan y este caso muestra que según “la cara del cliente”. Entre 370.00 y 500.000 abortos por año se hacen en argentina, según el Ministerio de Salud de la Nación2. Ricas y pobres abortan. la clandestinidad es para todas, sólo para Belén -que es pobre- la cárcel.
Hiere el sesgo patriarcal del Poder Judicial en este caso. Hiere la premura con que acusa, la urgencia con que condena y la desidia con que revisa.
Ojalá finalmente nuestro Poder Judicial entienda que sus modos -y sus tiempos-también pueden ser una condena.
¿Cómo llego al caso? Por casualidad
El día 13 de abril me contacta una mujer por teléfono. Me dice saber que yo trabajo cuestiones judiciales vinculadas al aborto y que necesita mi asesoramiento.
Me explica que hay una chica acusada de aborto y también de homicidio. Me cuenta que el juicio durará 2 días nada más y que está preocupada por los límites del secreto profesional. le cuento cómo funciona y nos despedimos.
Un par de horas más tardes, me llama otra vez. “Doctora, yo no sé si le dije que este caso es de hace dos años” me dice. Primera señal de alerta. no, le contesto. “Doctora hay una chica presa” me dice en voz baja. Estaba muy apesadumbrada me pareció. Nunca la conocí.
Eso era un miércoles. al día siguiente declaró el equipo de salud. El viernes no hubo juicio. cuarto intermedio hasta el lunes: alegatos y sentencia, según pude averiguar en tribunales.
El sábado me fui a la cárcel a ver si daba con la chica que estaba presa por un aborto. todavía no era Belén.
No me permitieron entrar ese sábado. Yo no la conocía y ella debía autorizarme a verla. le pido a la oficial que estaba de guardia le entregue mi tarjeta y le diga que quiero ayudarla. insisto, pero nada.
A la tarde recibo una llamada. Es su mamá. Está desesperada. Me cuenta que le dijeron que a su hija “le darían perpetua”. Me pide vaya al día siguiente y hable con ella en el Penal. Me estará esperando.
Foto APA
Mi encuentro con Belén
17 de abril. Mañana lluviosa y fría. En la cárcel más frío aún.
Me presento, dejo mi cartera como lo haría de ahí en más en todas las oportunidades y espero en una