René Salamanca y el clasismo. Enrique Arrosagaray

René Salamanca y el clasismo - Enrique Arrosagaray


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PCR.

      –Cuando hablás del peronismo, ¿te referís al PB exclusivamente?

      –Sí, al PB. Todo el grupo peronista ahí era del PB.

      Un jueves a las dos de la tarde salimos hacia la casa de la Mona Delgado. La cita que acordó el Turco con la Mona fue fijada en “el tanque” de San Roque, casi junto al lago. Anduvimos, desde la ciu­dad de Córdoba, entre 40 y 50 minutos, la mayoría del tiempo por asfalto y algunos ratos por buenos caminos de tierra. Aparecieron las casas y el imponente lago, cruzamos el puente del dique y con la vista buscamos el tanque. El Turco Hadad no tenía muy claro qué era eso de “el tanque”. ¿Un tanque chico? ¿Grande? Nos daba la sensa­ción de que ya nos estábamos pasando cuando allá, a no más de me­dio kilómetro, vimos cuatro patas de cemento muy altas que sopor­taban un enorme tanque de agua. Aceleramos hacia esa dirección. Repentinamente, el Turco señala con el mentón y me dice “ahí está la Mona”. Yo vi un hombre con casco y antiparras sobre una moto, junto a una caseta de colectivos. El Turco bajó la velocidad y se acer­có al motorista y él comenzó a mover la moto y a avanzar. El Turco, sereno, lo comenzó a seguir. Dejó la ruta y penetró por un camino de tierra que de a ratos descendía y de a ratos ascendía, siempre giran­do. En unos minutos clavó el hocico de la moto contra el frente de una casa y el Turco acomodó su coche bajo una sombra. Ya sin casco, la Mona abrazó al Turco y este me presentó.

      Entramos a una casa espectacular de jardines enormes y sen­deros de piedra entre el pasto, todo en leve descenso, hacia el agua del lago. A mitad de camino entre la entrada a la casa y el lago, nos quedamos en una galería amplia, fresca, con vista al lago y a otras propiedades tan fenomenales como en la que estábamos. No pregunté, claro, si esta casa la había comprado con ahorros de su sueldo en la Renault; era un chiste demasiado malo. En ese rato le contó a Hadad y yo escuché a medias, que era casero del lugar.

      Hablar sobre el peronismo y sobre el clasismo en la histórica fá­brica de coches en donde trabajó Delgado, sentados tan cómodos mirando tan bello lago, me suena raro, casi incómodo. Pero esta­mos en el baile y bailaré con la Mona, sus recuerdos y sus opinio­nes, bien polémicas.

      Arranca contando:

      Delgado: Entro en 1961 a la IKA. Yo me había recibido de mecá­nico, motores diesel y motores de explosión. Había hecho un curso en las empresas de la época del Justicialismo, del peronismo: en el ferrocarril. Me recibí de técnico... –hace dos segundos de silencio y se corrige–, me faltaban dos materias que no las rendí nunca. Entré con ese oficio, pero como sabía soldar, me metieron en soldaduras, dentro de un lugar, una Sección o Departamento, que se llamaba Chapa. El lugar más crítico era Forja, y el que le seguía era Chapa. Crítico por las características del trabajo, por la insalubridad; ahí me pusieron a soldar.

      –¿Qué dimensiones tenía Chapa?

      Delgado: Era una de las secciones más grandes. Cuando todavía era IKA, Forja y Tapicería eran las más grandes. Después, la ma­yor cantidad de gente trabajaba en Chapa. En cantidad de obre­ros éramos... –busca algún dato para cuantificar y lo encuentra–, me acuerdo por los votos porque al poco tiempo yo fui delegado de Chapa. Éramos casi trescientos. Doscientos ochenta o noventa. Podía variar un poquito de acuerdo a las necesidades de produc­ción pero por ahí andaba. De ahí salgo delegado, yo. A los dos años. Yo vengo de una familia de lucha gremial, entré a trabajar con un buen sueldo pero ahí te ves enseguida con las irregularidades y con las reivindicaciones. Desde la insalubridad, la más grande, hasta el trato. Había mucho maltrato.

      –Esos eran dos grandes temas reivindicativos...

      Delgado: Para los delegados que tenían principios, sí. En esto quiero ser claro, no eran todos. En mi sección había dos delega­dos y dos subdelegados. La cantidad de delegados se elegía por la cantidad de obreros que había en la sección. En Prensa, por ejem­plo, era igual porque era grande. En otros muchos lugares había un delegado y un subdelegado. En Chapa, Garibaldi era delegado; y yo era delegado y este chico… cómo se llamaba..., Amatei, era mi subdelegado.

      Hadad: ... Amatei, el Rengo.

      Delgado: Claro, el Rengo Amatei, que después fue miembro de Comisión Interna. Esas cuatro personas –los dos delegados y los dos subdelegados–, coincidíamos ideológicamente. Estábamos en contra de la burocracia, a la que combatíamos igual que los secto­res de izquierda. Desde mi sector peronista, la combatíamos. Yo era del Peronismo de Base (PB). La agrupación Peronismo de Base sur­ge a partir del grupo nuestro, en Córdoba. Acá en Córdoba somos los fundadores del Peronismo de Base, junto a algunos estudiantes del Integralismo fundamentalmente, yo ya tenía relación con el Integralismo. Acordamos hacer militancia en los barrios, nosotros militábamos casa por casa y accionábamos para poner en pie de guerra, digamos, por la reconquista de la democracia.

      Delgado: Directa. Una surgía de la otra. La vidriera era el Peronis­mo de Base y a través de la militancia había..., un paso intermedio. Porque nosotros venimos fundamentalmente de la Resistencia...

      La edad no le da, a él personalmente, para decir que viene de la resistencia; por lo menos de la Resistencia Peronista bajo la au­todenominada revolución libertadora. Se refiere, lo veremos ense­guida, a que él se nutrió de la ola del peronismo que arrancó en 1955 y que terminó casi dos décadas después con el regreso al país de su líder. En noviembre del 72, primero; y en junio del 73, defi­nitivamente.

      –¿Cuándo naciste vos?

      –¿Conociste ahí a los Villaflor, a Walsh...?

      Delgado: fueron íntimos. De ahí tuvimos un desarrollo y el PB tuvo traspiés y también desencuentros tácticos, no ideológicos...

      –Claro, cuando viene Perón se arma un debate muy fuerte den­tro de las FAP, ¿no?

      Delgado: No.

      – ... si Perón era el conductor o no, por ejemplo.

      Delgado: Ya venía de antes. Nosotros pensábamos que más allá de conductor o no conductor, y sigo teniendo los mismos princi­pios, la dirección natural es de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo.

      –¿La Alternativa Independiente?

      Delgado: Se divide después el PB con la Alternativa Indepen­diente, cuando...

      Delgado: Exacto, ¿me entendés?... Nosotros seguimos teniendo a nivel de PB, de la superficie del Peronismo de Base, supimos seguir teniendo en la lucha de los frentes, no hubo división. Ahora, en las reuniones ideológicas sí hubo discusiones. Un gran militante que ahora murió, de la misma edad mía, el Quique Irastosa, compa­ñero del PB, nos criamos juntos y… lamentablemente, estábamos encuadrados en dos lugares diferentes en ese momento, pero en la lucha por las reivindicaciones...

      –Codo a codo...

      Delgado: ¡Permanente! Nunca hubo diferencias. Y él lo puede decir –señala a Hadad– que estuvo con nosotros en la Comisión Interna, a pesar de que ideológicamente pensábamos diferente, lo primordial era que teníamos un enemigo adelante y que esa era nuestra lucha. Lo fundamental del delegado o del comisión interna era conseguir las reivindicaciones.

      Hadad: ... un sentido de clase muy profundo.

      Delgado: ... Lo que nunca se sacó es que la conducción natural es la Comisión Interna. Cuando nosotros formamos la Lista Marrón, ahí convergían todos. Peronistas, de izquierda, sectores del PC, y acordamos con un solo objetivo. Entonces nosotros, el PB, plan­teamos con el compañero Díaz..., éramos tres compañeros


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