100 personas que han hecho único al Atleti. Fernando Castán
el primer título continental del club. Precisamente, el rival italiano de esa final hizo que el fútbol transalpino se fijara en los jugadores rojiblancos y el Torino fichó a Peiró poniendo fin a la pareja del «Niño» y «el Galgo». Su éxito supuso de alguna forma su fin.
Cabe destacar que la forma de conseguir ese primer trofeo europeo no deja de ser un tanto rocambolesca, algo que ha marcado el devenir del club desde su fundación en 1903, ya que hubo que jugar dos partidos tras empatar el primero y que, debido a la celebración del Mundial de Chile 62, el segundo de los choques debió aplazarse hasta después del verano. Una final que «duró» cuatro meses. La Fiorentina y el Atleti empataron a uno en Glasgow, un resultado que le llevó tras el verano a Stuttgart, donde entonces sí batió a la escuadra viola.
Un año más tarde, al comienzo de la temporada de 1963-64, Enrique, entre otros jugadores, se enfrentó a la directiva debido a que una cláusula de su contrato exigía que se le pagase la misma cantidad que al mejor remunerado del equipo, Ramiro. Finalmente, según cuenta Bernardo de Salazar en su obra Cien años del Atlético de Madrid, editada por As, el club y el delantero llegaron a un acuerdo en noviembre después de un inicio de Liga lamentable en el que el cuadro colchonero llegó a ser colista.
Enrique ha sido uno de los capitanes más longevos de la entidad y llevó el brazalete en dos encuentros históricos: la final continental ante la Fiorentina y el partido inaugural del Manzanares. Y es, tras Adelardo, Aguilera y Koke, el cuarto jugador que más ha vestido la camiseta del Atleti. Y eso teniendo en cuenta que en su época se disputaban muchos menos partidos que ahora.
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AMANDA SAMPEDRO, HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ
La capitana del Atlético de Madrid, Amanda Sampedro, representa mejor que nadie el increíble cambio que ha dado el club en todos los sentidos y en todas sus estructuras. Y, en particular, la progresión de la escuadra femenina y este deporte en general, además de la relación entre la mujer y el deporte en España.
Amanda, desde pequeña en el Atleti hasta ganar una Copa de la Reina y tres Ligas consecutivas. El Atlético féminas ha sido el conjunto hegemónico en el fútbol español entre 2015 y 2019.
Ella y sus compañeras han logrado hitos que trascienden lo deportivo y se han convertido en todo un símbolo para la afición y la ciudad. Llenar el Metropolitano y batir el récord mundial de asistencia a un partido femenino de clubes o conseguir que al día siguiente de la Copa de la Reina de 2018 se hablara de esa final en las oficinas o los bares: «¡Qué pena aquel gol!», «¡qué grande aquel pase!» o «¿vas a ver al femenino?». Estadios llenos, partidos en directo en televisión, camisetas propias, exposiciones de fotos, autógrafos, grandes patrocinadores, torneos internacionales, mundiales y, en definitiva, popularidad.
Sampedro, el corazón del equipo, una de las nuestras, tanto o más que Gabi o Torres.
Una amiga atlética, Mónica, cuando le pregunté qué pensaba de la protagonista de este capítulo, qué le inspiraba, me respondió que ya quisieran alguna de las estrellas del equipo masculino poder limpiarle las botas a Amanda.
La centrocampista (Madrid, 26-6-1993) puede presumir de haber llegado al club siendo una niña —no hay muchos ni muchas que puedan decir lo mismo— y disputar un partido con el primer conjunto con 15 años, algo que ella misma ha reconocido que pudo ser una desventaja por su juventud y un hándicap para su progresión. Amanda ha sido comparada con Fernando Torres, al que ha calificado como su referente, por su precocidad y por haber sido elegida muy pronto capitana. Así, su carrera transcurrió paralela al desarrollo y los éxitos del equipo.
La historia deportiva de la centrocampista es la consecución de un sueño, que obtuvo su primer título de peso en 2016 cuando el Atleti se impuso por 3-2 en la final de la Copa de la Reina al Barcelona en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. A este trofeo seguirían tres Ligas consecutivas, desde 2017 hasta 2019, temporadas en las que a punto estuvieron de conseguir el doblete.
El paralelismo con Torres también encuentra réplica en la selección nacional con su participación en las categorías inferiores, donde la número 10 llegó ya a formar parte de la sub-17 en la Eurocopa de 2009 y 2011. En la primera fueron subcampeonas y dos años más tarde, campeonas continentales y, en el Mundial de Trinidad y Tobago de 2010, las españolas fueron medalla de bronce. La centrocampista rojiblanca debutó con la absoluta en 2015 después de haber sido convocada en diferentes ocasiones y disputó el Mundial de Canadá de ese año y la Eurocopa de los Países Bajos en 2017.
El 2019 marcó otro hito en su carrera. Su segunda participación en un Mundial y la primera vez que la selección nacional se metió en los octavos de la máxima competición de este deporte.
Porque, como dice otra amiga mía también, claro, atlética, Carmen, «con Amanda hasta el infinito y más allá». La «Buzz Lightyear del Atleti».
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DON JUANFRAN TORRES O LA HUMILDAD
Si alguien ha representado la humildad en los años recientes del Atleti, ese ha sido Juanfran Torres.
Si alguien ha dado todo por el equipo, sin pedir nada a cambio, muchas veces desde un segundo plano, ese ha sido don Juan Francisco Torres Belén (Crevillente, Alicante, 9-1-1985).
Ha sido tan humilde que, incluso, el día de la despedida de Diego Godín, el 12 de mayo de 2019 ante el Sevilla, evitó todo protagonismo a sabiendas de que este sería su último encuentro ante su afición al igual que el del central uruguayo. Prefirió dejar a su compañero todo el reconocimiento del Metropolitano y no anunció su adiós hasta una semana y media después.
El defensa alicantino llegó al club mediada la temporada 2010-11 para sustituir al portugués Simão Sabrosa. Canterano del club blanco, había jugado en el Espanyol y en el Osasuna, entidad en la que había estado desde 2006. La afición no se tiró precisamente a la calle para recibirle debido a su pasado madridista y a que venía a sustituir al luso, una de las estrellas de aquella época y con el que el Atleti se acababa de proclamar, en mayo de 2010, campeón de la Liga Europa con Quique Sánchez Flores en el banquillo.
Ese sería el último curso de Quique en el club. Gregorio Manzano aterrizó en la dirección del equipo en verano de 2011 y se dio cuenta de que la velocidad de Torres podría llevarle a ser un buen lateral derecho, un lugar de la defensa en el que ya probó al alicantino. La destitución de Manzano y la contratación de Diego Pablo Simeone sirvió, entre otras cosas, para que Juanfran encontrara la titularidad en un once que estaba destinado a entrar en la historia de la entidad y del fútbol español.
Así, el 20 ha sido desde la llegada del Cholo uno de los jugadores que más encuentros ha disputado en los casi nueve años que ha estado en la entidad. Clave en la defensa rojiblanca, algo habrá tenido que ver en todos estos años en los que el equipo ha sido el menos goleado de la Liga y en los que Jan Oblak ha sumado un Zamora tras otro, y se hizo con su primer título internacional en 2012 en la Liga Europa cuya final disputamos al Athletic de Bilbao en Bucarest.
Le siguieron otros seis títulos: la Supercopa continental del mismo año ante el Chelsea en Mónaco; la Copa del Rey de 2013 en el Bernabéu ante el Real Madrid; la Liga 2014, conseguida en el Camp Nou frente al FC Barcelona; la Supercopa de España ante el cuadro blanco, en 2014; la Liga Europa de 2018 de Lyon, en la que batimos al Olympique de Marsella, y la posterior Supercopa de Europa en Tallin, en la que derrotamos al vecino blanco.
Juanfran también ganó la Copa de 2006 con el Espanyol y fue internacional español en la Eurocopa de Polonia y Ucrania de 2012, en la que España se proclamó por tercera vez campeona de Europa, y en el Mundial de Brasil en 2014.
Siempre quedará en mi memoria una jugada de un partido de marzo de 2012, al mediodía, en la que propició un tanto de Radamel Falcao, en un choque contra el Granada en el Vicente Calderón. Ese Juanfran que siempre parece a punto de no salir de un regate o de no llegar a un balón imposible. Y siempre sale y siempre llega. Y te hace empujarle desde la grada, como si tú vistieras ese número 20. Entonces fue una formidable carrera cargada de fuerza e ímpetu