Enamorado de la secretaria. Noelle Cass

Enamorado de la secretaria - Noelle Cass


Скачать книгу
el desayuno.

      Al entrar en la estancia el olor a beicon, huevos revueltos y café, hicieron que el estómago de Alessandro rugiera de apetito. Tras darle los buenos días a Janice, él se acercó a la mesa y se dejó caer en una silla. La mujer le sirvió el desayuno en el plato y una buena taza de café bien cargado. Luego, preguntó a Janice si había algo para el dolor de cabeza. Ella abrió un cajón y sacó un frasco de paracetamol, se la pasó a Alessandro y él se tragó tres pastillas de golpe.

      Media hora más tarde, Alessandro fue al cuarto de baño a darse una ducha. Pero antes, se miró en el espejo del armario y comprobó que presentaba un aspecto horrible. Se veía pálido y ojeroso. Luego, abrió el grifo del agua caliente, se desnudó y se metió bajo el chorro del agua. Notando cómo se le iban relajando los músculos agarrotados.

      Quince minutos después, estaba en el dormitorio vistiéndose con un traje gris oscuro de seda, camisa de lino beige y corbata del mismo tono que el traje. Ese día, se puso unos zapatos de cordón muy parecidos al traje. Ya que el día se presentaba gris y lluvioso, pero por lo menos la tormenta había amainado.

      Cuando acabó de arreglarse, la cabeza ya no le dolía tanto, pero el dolor todavía era persistente. Luego, se encerró en el despacho que tenía en su ático a esperar una videollamada que tenía programada para esa misma mañana. Más tarde, iría a las oficinas a reunirse con uno de los clientes y sus abogados. Necesitaba estar activo para dejar de pensar en Stacy, esa mujer estaba acabando con su salud mental. Pero Alessandro se daba cuenta de que no podría vivir alejado de ella sin verla cada día. Prefería mil veces las discusiones con Stacy a que ella se fuera lejos de él. Tenía claro que no iba a poder soportar el vacío que dejaría Stacy en su vida. Sentía pánico y terror porque esa mujer también se estaba adueñando de sus emociones, y era algo que antes siempre había evitado con otras mujeres. Pero Stacy despertaba sentimientos y emociones que Alessandro creía que nunca sería capaz de sentir nada más intenso por ninguna mujer, pero Stacy lo cambiaba todo y estaba logrando poner su vida patas arriba.

      Ya en el despacho, se sentó en el asiento tras el escritorio, encendió el ordenador y esperó a que se produjera la conexión por Skype. Entonces, fue capaz de olvidarse de Stacy y concentrar todos sus sentidos en los temas que tenían que tratar.

      El despertador tocó y Stacy se levantó de la cama. Cogió el albornoz y fue directamente a darse una ducha. Diciéndose que por lo menos había sido capaz de descansar bastante bien por la noche.

      Poco después, volvió al dormitorio envuelta en el albornoz y con la toalla se iba secando el pelo húmedo. Se sentó en la cama, y como siempre, se secó el pelo con el difusor para dar forma a sus suaves rizos. Luego, se sentó frente a la cómoda y se aplicó una sencilla capa de maquillaje. Al ver que el día estaba tan oscuro, en el armario cogió el vaquero negro de Pepe Jeans, la camisa roja de encaje de Mango, la americana también de color negro de la misma marca que la camisa. En el zapatero, se puso los botines de color camel que se había comprado en la sección de zapatería de Emporio Armani. Se dejó el pelo suelto, y para completar el atuendo se puso una sencilla cadena de oro de Cartier y los pendientes a juego que le habían regalado sus padres por su dieciocho cumpleaños. Cuando estuvo arreglada, se echó unas gotas de Chanel y luego se miró en el espejo de cuerpo entero que tenía en el dormitorio. Se veía deslumbrante. Cualquiera que fuese su atuendo, Stacy siempre se veía resplandeciente e impresionante.

      Cuando salió de la habitación, Betty la halagó diciéndole que estaba preciosa. Stacy dio las gracias, cogió el bolso de Gucci, las llaves del coche y de la casa, salió al garaje para coger el coche e ir a la oficina, mientras la asistenta continuaba con sus labores.

      Llegar a las oficinas le resultó bastante tedioso. En la carretera había demasiada agua y se hacía dificultoso el conducir, y todavía seguía lloviendo sin parar. En días como ese, era un caos circular por San Francisco. Pero a Stacy no le quedó más remedio que armarse de paciencia. Por lo menos, esperaba que ese día no tuviera que encontrarse con Alessandro, sería la guinda perfecta para aderezar un día tan pesado como el que estaba teniendo.

      Por fin, aparcó el coche en su plaza de parking y subió a planta. Al verla, Lana se acercó a saludarla. Stacy se dio cuenta de que estaba muy elegante con un traje pantalón de color granate y una camisa de seda negra. Ese día llevaba el pelo recogido en un moño bajo la nuca y se había esmerado un poco más con el maquillaje. Stacy, enseguida dedujo que Lana estaba decidida a llamar la atención de Dylan.

      Como todavía era temprano, fueron a la sala de descanso que tenían los empleados. Se sirvieron dos vasos de café con leche de la máquina, se sentaron y charlaron de nada en particular, pues en la sala había demasiada gente y no era lugar idóneo para tener una conversación privada.

      Veinte minutos más tarde, se despidieron tras decidir que iban a salir a comer juntas al mediodía. Stacy se sentó en su asiento y encendió el ordenador. Vio que la puerta de la oficina de Alessandro estaba cerrada, pero decidió que no iba a mirar si él ya se encontraba en la estancia. Si estaba y necesitaba algo, ya saldría a buscarla. Estaba decidida a que ese hombre no le volviera a hacer daño. Intentaría llevarse bien con él por el bien de la empresa, pero nada más. Alessandro no era quién para inmiscuirse de esa forma en su vida. Y a partir de ahora, Stacy sería muy discreta con su vida privada. Alessandro no tenía por qué estar al corriente de lo que hacía o dejaba de hacer en sus horas libres. Él solamente era su jefe y podía darle órdenes en el trabajo, pero no en su vida privada. Con esa decisión en mente, continuó trabajando más relajada.

      Alessandro llegó tarde esa mañana a la oficina. La videollamada se había alargado más de lo previsto, y luego el tráfico que, con la lluvia, hacía que se formaran grandes atascos. Menos mal que había decidido conducir él y llevarse el deportivo. Si hubiera ido en la limusina, tardarían el doble de tiempo.

      Cuando llegó a planta, vio que Stacy estaba concentrada trabajando en el ordenador. Él pasó a su lado sin decirle una sola palabra. Y ella ni siquiera levantó la vista del ordenador, aunque enseguida tuvo conciencia de su presencia, el perfume de Alessandro lo delataba. Este entró en su despacho y sin perder más tiempo se puso a trabajar, tenía demasiada faena pendiente y quería sacarla de encima cuanto antes. Necesitaba sumergirse en el trabajo para no pensar en la mujer que se encontraba muy cerca de él, pero el aroma de su perfume la delataba y no le fue fácil concentrarse en todo lo que tenía que resolver esa mañana.

      Trabajó incansablemente el resto de la mañana. Antes de pedir a la cafetería del edificio que le subieran la comida, se sirvió un vaso de whisky y se sentó en el sofá. El dolor de cabeza ya se había ido y se encontraba mucho mejor. El cliente que esperaba para reunirse con él llegó puntual, y Stacy entró en la oficina para anunciarlo y lo acompañó por uno de los abogados de la empresa. Alessandro la siguió con la mirada, se odiaba ser tan débil. Pero se olvidó de todo y se concentró en la reunión que tenía. Si todo resultaba como esperaba, esa misma mañana tendría firmado otro contrato en el que también había mucho dinero de por medio. Alessandro era un hacha para los negocios y en su terreno nadie podía competir con su audacia y su inteligencia a la hora de elegir su cartera de clientes. Este se aseguraba de que en su empresa invirtiera gente con mucho capital; odiaba fracasar y hasta ahora nunca sabía lo que era una derrota.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal,


Скачать книгу