Nuevos enigmas de la biblia 2. Ariel Álvarez Valdés
amorosa con el hijo del rey Saúl. Como era previsible, el escándalo estalló inmediatamente. Pero la idea no es nueva. Desde hace siglos, la estrecha afinidad que la Biblia muestra entre David y Jonatán fue vista como una historia de amor. Algunos exegetas modernos se han sumado a ese pensamiento, y los activistas por los derechos de los homosexuales suelen presentar al monarca judío como su figura emblemática. ¿Es esto así?
El rey David tuvo nueve esposas (2 Sam 5,13), varias concubinas (2 Sam 16,21) y numerosos hijos (2 Sam 3,2-5). Su debilidad por las mujeres era proverbial. Llegó a cometer uno de los peores pecados de aquel tiempo, como es el adulterio, por haberse encaprichado de su vecina Betsabé, y hasta ordenó la muerte de su marido para quedarse con ella (2 Sam 11). Incluso en su ancianidad le llevaban mujeres a su cama para reanimarlo (1 Re 1,1-3). ¿Podía un hombre así ser propenso a la homosexualidad?
El problema es que hay unas nueve escenas bíblicas que parecen apoyar esta teoría. ¿Cuáles son?
Un relámpago de amor
1) La primera vez que David y Jonatán se encontraron fue después de que el joven David, armado con una honda, derrotara al gigante Goliat. Con la cabeza del filisteo en la mano, David fue llevado como un héroe ante el rey Saúl. En ese momento, su hijo Jonatán lo vio, y dice la Biblia: «Entonces el alma de Jonatán se apegó al alma de David, y lo amó como a sí mismo» (1 Sam 18,1). ¿Amor a primera vista?
2) Jonatán quedó tan extasiado con David que inmediatamente hizo una alianza con él: «Jonatán pactó una alianza con David, porque lo amaba como a sí mismo» (1 Sam 18,3). El autor recalca que fue el amor que le tenía lo que le llevó a hacer el pacto. ¿Fue esta una alianza conyugal, una ceremonia privada de matrimonio, como dicen algunos?
3) Las cosas se profundizan cuando a continuación tenemos una escena de desnudo: «Jonatán se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David. También sus ropas, e incluso su espada, su arco y su cinturón» (1 Sam 18,4). ¡Muchos se sienten sorprendidos por este gesto de Jonatán!
4) En la escena siguiente, el rey Saúl, celoso por los éxitos militares del joven David, ordena a sus servidores y al mismo Jonatán que lo busquen y lo maten donde sea que lo encuentren. Entonces el narrador nos recuerda: «Jonatán [...] amaba mucho a David, y fue a advertirle: “Mi padre Saúl busca matarte. Huye y escóndete”» (1 Sam 19,1-2). ¡El amor de Jonatán por David es tan grande que traiciona a su propio padre, el rey, para salvar a su amigo! Y eso que él era el príncipe heredero del trono.
Tres veces arrodillado
5) David huyó y se ocultó en el desierto. Conociendo el sitio donde estaba, Jonatán fue a verlo a escondidas y le dijo: «Mañana trataré de ver qué quiere mi padre. Si busca hacerte daño, te lo diré para que huyas y te pongas a salvo» (1 Sam 20,11-13). El autor sagrado sigue mostrando cómo Jonatán arriesga su vida con tal de salvar la vida de David.
6) Después de averiguar que, efectivamente, David corre grave peligro, Jonatán vuelve a buscar a David en el desierto y le aconseja que escape. Pero antes hace con él un segundo pacto: «Entonces Jonatán hizo una alianza con la casa de David [...] Y juró de nuevo a David, por el amor que le tenía. Porque lo amaba como a sí mismo» (1 Sam 20,16-17).
7) La despedida es con besos y lágrimas: «David se arrodilló tres veces; después los dos se besaron y lloraron juntos» (1 Sam 20,41).
8) Durante este tiempo de separación, Jonatán solía visitarlo en su escondite secreto, porque David estaba asustado. A través de esos encuentros le daba ánimo y lo reconfortaba. En una ocasión renovaron por tercera vez la alianza que habían hecho entre ellos (1 Sam 23,15-18). Fue la última vez que se vieron.
9) Poco después, mientras David estaba refugiado en Sicelag, le llegó la terrible noticia: el rey Saúl, Jonatán y sus hermanos habían muerto en una batalla contra los filisteos. David, entonces, compuso un canto fúnebre, considerado la evidencia textual más clara de su presunta homosexualidad: «¡Cómo han caído los héroes en medio del combate! ¡Jonatán! Por tu muerte estoy herido. Por ti, lleno de angustia. Jonatán, hermano mío muy querido. Tu amor para mí era más precioso que el amor de las mujeres» (2 Sam 1,25-26).
Caminos intransitables
Estos son los nueve textos bíblicos que suelen citarse para hablar de la homosexualidad de David. Y sobre ellos los estudiosos mantienen un áspero debate, polarizado en dos posturas irreconciliables.
Para unos, las escenas solo describen una fuerte amistad entre ellos. Pero esta opinión no resulta convincente. El apego de Jonatán hacia David, sus insistentes gestos de entrega y sus reiteradas alianzas son una evidencia demasiado clara de que el príncipe no quiere ni puede vivir sin David. Evidentemente, aquí hay algo más que una simple amistad.
Para otros, los textos esconden una relación amorosa, un romance entre ambos personajes que evidencia la homosexualidad de David. Pero esta interpretación tampoco es aceptable. Para la Biblia, el rey David es el más grande héroe que hubo en la historia de Israel. Con sus luces y sombras, fue el monarca más amado por Dios (Sal 89,21-30) y el ejemplo del gobernante perfecto (Sal 78,70-72), del cual se esperaba que descendiera el futuro Mesías (Mc 11,10). ¿Cómo es posible que la Biblia pudiera conservar unos textos que reflejaran su homosexualidad, algo abominable en aquel tiempo y castigado con la pena de muerte (Lv 20,13)?
Lo que nadie había visto
Estas posturas han llevado a la investigación bíblica a un punto muerto. Por eso hoy se ha avanzado a una tercera salida que quizá sea la más sensata: esas escenas no revelan una amistad (primera postura) ni un amor erótico (segunda postura), sino una estrategia política. Veámoslo.
El autor bíblico describe desde un principio a Jonatán con rasgos muy masculinos para la época. Lo presenta como un héroe militar (1 Sam 13,2), intrépido (1 Sam 13,3), valeroso (1 Sam 14,1), autor de proezas asombrosas (1 Sam 14,4-14), armado con tecnología avanzada (1 Sam 13,22), admirado por el ejército (1 Sam 14,45), más competente que su propio padre (1 Sam 14,29-30) y preparado para heredar el trono de Israel.
Pero, de pronto, irrumpe en escena David venciendo al gigante Goliat. Era una hazaña increíble, casi sobrenatural. Ningún otro guerrero habría podido hacerlo. Entonces Jonatán queda impresionado y se da cuenta de que está frente a un elegido de Dios, a un protegido divino. En otras palabras: para el narrador bíblico, Jonatán ha descubierto aquello de lo que nadie se había dado cuenta: que la mano de Dios estaba con David, y que lo había elegido como futuro rey de Israel. Sería, pues, inútil oponerse a la voluntad divina. Entonces decide elaborar una estrategia para ganarse sus simpatías y asegurar su supervivencia. Si ahora leemos los textos mencionados desde esta perspectiva, veremos que tienen otro sentido.
Amor no correspondido
Cuando Jonatán ve por primera vez a David, después de que este venciera al gigante Goliat, se dice que «lo amó como a sí mismo» (1 Sam 18,1). Pero no se trata necesariamente de un dato afectivo. En hebreo, el verbo «amar» (ahab) también tiene un significado político: expresa la fidelidad de alguien sometido a otro, la lealtad que se le debe a aquel con quien se ha hecho una alianza. Por ejemplo, la Biblia dice que «Jirán [rey de Tiro] amó siempre a David» (1 Re 5,15). Pero Jirán y David no se conocieron. No hubo, pues, cariño entre ellos. Lo que el texto indica es que Jirán fue siempre fiel a la alianza acordada con David. La misma idea encontramos en otros textos orientales. Por ejemplo, en el tratado del rey asirio Asarhadón con sus príncipes vasallos leemos: «Amarás a Asurbanipal, rey de Asiria, como a ti mismo» (líneas 266-268). Aquí el «amor» expresa la lealtad del vasallo al rey. También en las llamadas cartas de Amarna (Egipto) leemos: «Yo amo a mi señor el rey».
Por tanto, según esta mirada, cuando la Biblia habla del «amor» de Jonatán a David, lo que pretende es mostrarlo como vasallo que reconoce su sumisión. Por eso su amor no aparece como recíproco. Nunca se dice que David ame a Jonatán. Solo se habla del amor de Jonatán a David. Porque es Jonatán quien reconoce a David como su superior, no al revés.
Maquinaciones ocultas
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