Nuevos enigmas de la Biblia 1. Ariel Álvarez Valdés

Nuevos enigmas de la Biblia 1 - Ariel Álvarez Valdés


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demonio femenino.

      Luchar por un lugar digno

      Pero la imaginación judía no se detuvo aquí. Siguió moldeando la imagen de Lilit, de manera que hacia el siglo VIII esta recibió una cuarta personalidad: se convirtió nada menos que... ¡en la primera esposa de Adán! Esta referencia aparece más tarde en una obra anónima titulada El alfabeto de Ben Sirá, del año 900 d. C. Es una colección de veintidós cuentos, en uno de los cuales, el quinto, encontramos a Lilit.

      Para entender este relato debemos tener en cuenta que el libro del Génesis contiene dos narraciones distintas sobre la creación del hombre y la mujer. En la primera, Dios crea a Adán y Eva simultáneamente (Gn 1,27). En cambio, en la segunda, Dios crea a la pareja de manera sucesiva: primero a Adán, de barro, y luego a Eva, de la costilla de Adán (Gn 2,7.21-22).

      Para resolver esta contradicción, el autor del Alfabeto de Ben Sirá escribe su historia. Dice que, cuando Dios creó al hombre y a la mujer (Gn 1,27), esta primera mujer no era Eva, sino Lilit. La pareja se llevaba mal desde el comienzo y discutían permanentemente. ¿El motivo? Lilit se negaba a yacer debajo de su marido durante las relaciones sexuales. Adán insistía en que ese era el lugar de ella, pero Lilit respondía: «Los dos fuimos creados al mismo tiempo. ¿Por qué yo voy a estar debajo?». Las peleas eran reiteradas, y ninguno quería ceder la posición dominante. En un cierto momento, cansada de lidiar, Lilit pronunció el sagrado nombre de Dios y escapó del paraíso volando por los aires para no volver jamás.

      Para no morir ahogada

      Al verse solo, Adán acudió a Dios: «Señor, la mujer que me diste por compañera huyó lejos de mí». Entonces Dios lo hizo dormir, le extrajo una costilla y le creó una segunda esposa, Eva, una mujer sumisa y obediente, que no volvió a tener discusiones con él. Por eso el Génesis afirma que esta sí fue «su ayuda adecuada» (Gn 2,18).

      ¿Y Lilit? Según el Alfabeto, se convirtió en un espíritu alado y se instaló en el mar Rojo, guarida de demonios y criaturas siniestras. Dios envió tres ángeles para que la buscaran y llevaran de vuelta al paraíso, pero ella se negó. Resentida por el maltrato sufrido, se comprometió a matar a los niños durante los primeros ocho días desde el nacimiento si se trataba de un varón; en caso de ser mujer, la atacaría durante doce días. Los ángeles amenazaron con ahogarla en el mar Rojo; entonces ella debió jurar, por el nombre de Dios, que en los hogares donde hubiera amuletos con conjuros mágicos no haría daño a los bebés.

      Por esa razón se creía que, cuando Lilit veía su nombre escrito en algún cuenco o amuleto, escapaba rápidamente del lugar. Esto sirvió para tranquilizar a las mujeres en los momentos críticos de su vida sexual (como la pérdida de la virginidad, el embarazo, el parto o el puerperio, en los que se pensaba que irrumpían fuerzas sobrenaturales) y ayudó a generaciones de madres a lidiar con sus miedos.

      Una vida interminable

      La quinta y última fuente sobre la evolución de la figura de Lilit la tenemos en el Zohar, una colección de veintidós libros escritos en España alrededor del año 1250 por el rabino Moisés de León. Es la obra más importante de la Cábala (una corriente mística judía que busca y rastrea interpretaciones escondidas en la Biblia). El Zohar –término hebreo que significa «esplendor»– menciona 56 veces a Lilit.

      Según estos místicos, la creación de Lilit aparece en el libro del Génesis. En efecto, la Biblia afirma: «Dios creó al hombre a su imagen; lo creó varón y mujer» (Gn 1,27). Ahora bien, los cabalistas interpretaban esta frase de manera curiosa. Como, según este texto, el hombre fue creado «varón y mujer», sostenían que el primer ser humano era una criatura andrógina, mitad hombre y mitad mujer, y que así vivió durante un tiempo hasta que Dios, debido a la dificultad de caminar que tenía el ser humano, lo hizo caer en un profundo sueño y le extrajo la mitad. La parte femenina pasó a ser Lilit.

      Este extraño mito del origen andrógino del hombre ya se encuentra en Platón (en su libro El banquete, del siglo IV a. C.). Pero el Zohar le atribuye a la mitad femenina características propias, tales como que era una compañía inapropiada para Adán, que huyó de su lado, que se convirtió en la serpiente que tentó a Eva en el paraíso, que su poder de matar niños aumentaba cuando menguaba la luna, que con el demonio Samael engendró numerosos descendientes y que llegó a ser uno de los pocos espíritus inmortales, por lo que permanecerá viva hasta el fin del mundo.

      Mil rostros en uno solo

      Con la llegada de la modernidad, la figura de Lilit despertó cierta fascinación entre algunos autores, que la evocaron como una mujer seductora, cautivadora y sensual, arquetipo de la lujuria y el desenfreno. Más tarde, los movimientos feministas la rehabilitaron, convirtiéndola en una intrépida luchadora por la igualdad de la mujer. La leyenda de su discusión con Adán por no yacer debajo fue leída de manera simbólica, como una reacción contra la autoridad patriarcal y la búsqueda de la reivindicación de su dignidad, a diferencia de Eva, la segunda compañera de Adán, dócil y complaciente, que terminó sometiéndose a sus deseos.

      Sin embargo, Lilit nunca pudo quitarse de encima su fama de cruel y perversa. El poeta alemán J. Goethe (1749-1832) la presentó en el Fausto como malvada. El escritor francés Victor Hugo (1802-1885) la identificó como madre de los espíritus malignos. El investigador británico Stephen Langdon, como una licenciosa prostituta. Y C. S. Lewis (1898-1963), en Las crónicas de Narnia, la evoca como uno de los personajes más nefastos de su saga. Desde entonces, el nombre de Lilit ha aparecido en películas, novelas, series de televisión, bandas de rock, cómics, discografías y hasta en personajes de videojuego, siempre en su rol de criatura siniestra y encarnación del mal. La imagen de la mujer emancipada e independiente, paradigma de la igualdad entre hombres y mujeres, no pudo con el peso de la diabólica tradición.

      Decir lo que quiso decir

      Lilit era simplemente un ave cazadora nocturna. Así aparece en la Biblia, en un fantástico poema incluido en el libro de Isaías. El profeta quería simplemente enseñar que Dios rechaza a los malvados, como el reino de Edom, y que está siempre del lado del que sufre, como el pequeño pueblo de Israel. Pero, debido a influencias extrabíblicas y a la fantasía popular, su identidad fue sufriendo mutaciones y convirtiéndose sucesivamente en demonio de la noche, seductora de hombres, enemiga de las parturientas, pareja rebelde de Adán y hasta serpiente del paraíso. Incluso hoy su figura sigue asustando a algunos cristianos.

      Lamentablemente, esto ha ocurrido con numerosos personajes y episodios de la Biblia, cuyo correcto sentido se ha desfigurado y han terminado asumiendo rasgos tenebrosos. Muchos lectores encuentran en la Biblia figuras demoníacas, fuerzas satánicas, anuncios catastróficos, profecías aterradoras y condenas inhumanas donde no las hay. Esto ha terminado convirtiendo a la Sagrada Escritura en una obra perturbadora y brutal, cuando en realidad se trata de un texto pleno de vitalidad y de aprecio por lo humano.

      Hoy los estudios bíblicos han avanzado enormemente, y, gracias a ellos, hemos podido conocer mejor lo que la Biblia enseña y lo que Dios nos revela en ella. Por eso es importante asomarse a estas investigaciones y tenerlas en cuenta a la hora de su lectura. Porque, como decía Louis Pasteur: «La poca ciencia nos aleja de Dios; mucha ciencia nos acerca a Dios».

      PARA CONTINUAR LA LECTURA

      DULITZKY, J., Mujeres de Egipto y de la Biblia. Buenos Aires, Biblos, 2000.

      2

      ¿Cómo nació el relato del éxodo?

      La salida sin salida

      La salida de los hebreos de Egipto después de 430 años de esclavitud es, sin duda, el acontecimiento más importante de la historia de Israel. Según la Biblia (Ex 14), aquel día las aguas del mar se abrieron en dos para dejarlos pasar y luego volvieron a cerrarse engullendo al ejército del faraón en un milagro jamás olvidado por el pueblo judío. Este suceso constituye la mayor gesta de su historia y el que marcó su nacimiento como nación. Sin embargo, cada vez más estudiosos sostienen que el éxodo nunca existió. Y las modernas investigaciones, realizadas en diversas ramas de estudio,


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