Los elementos de investigación. Hugo Cerda Gutiérrez

Los elementos de investigación - Hugo Cerda Gutiérrez


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       Se atiene a reglas metodológicas

      Si se habla de reglas metodológicas a las cuales debe someterse y atenerse cualquier trabajo científico, surge la pregunta: ¿cuáles son estas reglas a las cuales debe ajustarse para que se le reconozca su condición científica? Aunque es muy difícil mencionar todos los procedimientos y reglas que utiliza el método cientifico, señalamos algunos, por ejemplo:

      ♦ Formular preguntas, proponer problemas y plantear hipótesis.

      ♦ Registrar los datos observados con el propósito de responder preguntas formuladas o comprobar hipótesis planteadas.

      ♦ Elaborar explicaciones y revisar conclusiones, ideas u opiniones que estén en desacuerdo con las observaciones o con las respuestas resultantes.

      ♦ Generalizar, quiere decir, extender las conclusiones obtenidas para todos los casos que presenten condiciones similares. La generalización es tarea del proceso llamado inducción.

      ♦ Prever o predecir, esto es, anticipar que, dadas ciertas condiciones, surjan ciertas relaciones.

      Algunos investigadores se reservan el término metodología para referirse a los aspectos operativos del proceso investigativo. La metodología se asocia con la dimensión específicamente instrumental de la investigación, en cambio en el método tiene un sentido más amplio y general, y tiene para muchos una aproximación notoriamente epistemológica. Ambos conceptos se encuentran estrechamente vinculados, ya que no es posible disociar la teoría de la práctica, lo concreto de lo abstracto.

       Se vale de la verificación empírica

      Comúnmente el término verificar se encuentra vinculado con el acto de comprobar la verdad y exactitud de una acción, un resultado y una conclusión, esto es, proporcionar certeza a un conocimiento o a una suposición. En el campo de la investigación científica la verificación es la reunión de pruebas empíricas que demuestran y confirman una hipótesis o un problema planteado. De esta manera se aspira a que la presencia de algunos hechos y fenómenos confirmen o estén de acuerdo con las predicciones basadas en las hipótesis de que se trata. Se parte del supuesto de que el científico, por más que esté persuadido de la verdad de sus proposiciones, no las podrá sostener hasta que de algún modo, hayan sido verificadas en la práctica.

      Tradicionalmente los métodos utilizados en las ciencias y particularmente en la investigación científica, se suelen considerar científicos para diferenciarlos de la fe, creencia o el sentido común, porque a diferencia de estos, la indagación científica se guía por la comprobación lograda objetivamente. Pero no siempre es posible conocer la mejor alternativa en el proceso de verificación antes de la práctica, de ahí que existan fundamentos lógicos y experimentales para limitar el ámbito de estas alternativas y lo que es válido o no. De igual manera es posible crear metodologías que nos permitan verificar de manera objetiva cuál es la alternativa más eficaz. Este es en esencia uno de los aspectos que define y caracteriza el método científico.

       El método científico es autocorrectivo y progresivo

      Una de las características fundamentales del método científico es la capacidad autocorrectiva que posee, ya que al interior del proceso científico y como resultado de sus propias conclusiones, está en condiciones de ir corrigiendo y ajustando sus procedimientos a los niveles de las exigencias que demanda el trabajo investigativo. Algunos piensan que esta capacidad autocorrectiva es el resultado de las contradicciones internas que se dan dentro del proceso científico, o sea la lucha y la interacción de las tendencias contrarias que se dan en el desarrollo del proceso. Estas contradicciones son fuente de movimiento y más específicamente de un automovimiento, una acción interna cuyos principios y dirección están contenidos en los mismos objetos y fenómenos en desarrollo. El eliminar los errores, las inexactitudes o imperfecciones propias del proceso y de sus resultados, y eventualmente sustituirlos por lo que se considera adecuado, es una función autocorrectiva inherente al método científico. Algunos afirman que la ciencia se construye a partir del error y avanza en la medida en que está en condiciones de superar las ideas, opiniones y creencias falsas, las acciones desacertadas o equivocadas, falacias, transgresiones a las normas establecidas o reglas lógicas.

      Aquí el término progresivo no sólo se refiere al hecho de desarrollarse en forma gradual y sin saltos, sino también tiene relación con su apertura a nuevos aportes, procedimientos y técnicas, con el propósito de adecuarse a las exigencias superiores y siempre en desarrollo de la realidad que investiga y estudia. A la postre este sentido del progreso, de perfección y crecimiento en sus aspectos cuantitativos y cualitativos, es una de las razones de existencia del método científico.

       Sus formulaciones son de tipo general

      La capacidad para formular o expresar en forma precisa y general los hechos y explicaciones que tienen relación con su actividad, es una de las características inseparables, no sólo del método científico, sino del conocimiento científico en general. A través de los procedimientos propios de la ciencia, establece los hechos singulares y particulares en pautas y esquemas más amplios con el propósito de que tengan un sentido y un significado más general. Según Mario Bunge (1966), “no es que la ciencia ignore la cosa individual o el hecho irrepetible, lo que ignora es el hecho aislado. Por eso la ciencia no se sirve de los datos empíricos –que siempre son singulares– como tales; estos son mudos mientras no se los manipula y se convierten en piezas de estructuras lógicas”.

      Pero si bien en lo general, lo singular y lo particular se integran a esquemas y a pautas más amplias, en todo proceso u objeto, lo particular y lo general coexisten en una unidad dialéctica. En primer lugar, lo particular contiene lo general y no existe más que en su relación con lo general. En la práctica sabemos que un saber generalizado, una ley, un concepto o una noción, implica un reflejo más hondo y profundo de la realidad, y supone penetrar más profundamente en la esencia de la misma. De ahí que el método científico no está en condiciones de realizar formulaciones que no sean más que generales, ya que los hechos particulares y singulares tienen sentido y significado, no como elementos aislados, sino en el contexto y en el marco de la generalidad.

       La ciencia es objetiva

      El problema de la objetividad es probablemente uno de los asuntos más controvertidos y que más polémicas ha generado entre las diversas escuelas filosóficas y paradigmas de investigación. El empirismo por ejemplo, en nombre de una presunta objetividad desconoce el verdadero valor de la teoría y considera que todo conocimiento se fundamenta en la experiencia y se adquiere a través de ella. La limitación del empirismo consiste en sobrevalorar el papel de la experiencia objetiva, y a la vez de subestimar el de las abstracciones y teorías científicas en la cognición. Le niega su papel activo y la independencia frente al pensar. Por otro lado, el término objetividad se utiliza como oposición a subjetivismo, que tiene relación con la conciencia individual y que se vincula con la persona guiada más por sus impulsos afectivos que por la razón, sus juicios y apreciaciones. Ya en un apartado anterior analizamos las relaciones entre el sujeto y el objeto en el proceso del conocimiento, y que los problemas surgidos entre objetivismo y el subjetivismo muchas veces son más teóricos que reales, porque ambas categorías se reflejan y se complementan en la práctica investigativa.

      Se habla del carácter objetivo de la actividad práctica, puesto que en el curso de este proceso, los hombres operan con objetos y crean objetos como resultado de la actividad. Y esto lo vincula al comportamiento subjetivo del que hablamos anteriormente y es un principio específico que orienta el enfoque de los fenómenos de la realidad, señalando que es necesario abstenerse de formular estimaciones críticas e inferir conclusiones partidistas porque considera que la ciencia no es capaz de efectuarlas. El viejo mito del objetivismo


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