Biografía de Charles Spurgeon. Juan Carlos de la Cruz

Biografía de Charles Spurgeon - Juan Carlos de la Cruz


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su nombre. ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo’. Yo no tenía ninguna idea superficial acerca de que el bautismo me salvara, porque ya yo estaba salvo. No buscaba que mis pecados fueran limpiados por el agua, porque creía que mis pecados habían sido perdonados por la fe que es en Cristo Jesús. Sin embargo, yo consideraba el bautismo como el indicio de la limpieza del creyente, el emblema de su sepultura con su Señor, y el testimonio externo de su nuevo nacimiento. Yo no confiaba en el bautismo, sino que puesto que confiaba en Cristo como mi Salvador, me sentí obligado a obedecerle como mi Señor, y seguir el ejemplo que me dio en el Jordán, en su bautismo. No cumplí con la ordenanza externa para unirme a un partido y hacerme Bautista, sino para ser un cristiano conforme al dechado apostólico, porque ellos, cuando creyeron fueron bautizados»39.

      Para Spurgeon era incongruente que alguien pretendiera ser bíblico negando a su vez el bautismo de creyentes. Por eso es evidente que tenía nobles y fuertes afecciones hacia el puritanismo, era un calvinista confeso, y siguió desde su conciencia juvenil hasta su muerte los principios bautistas. Es más, entendió los beneficios asociacionales y los practicó casi toda su vida, pero no estuvo dispuesto a comulgar con la herejía ni la heterodoxia en nombre de nombres, denominación o de la amistad.

      37. Rodríguez, A. S., 37.38.

      38. La conversión de C. Spurgeon: BITE: https://youtu.be/X3CC6vI62Lc.

      39. Rodríguez, A. S., 43-48.

      El matrimonio y los hijos de Spurgeon

       «Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer».

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      Charles contrajo sagrado matrimonio con la señorita Susannah Thompson el 8 de enero de 1856, cuando nuestro biografiado contaba con apenas 21 años de edad. Susannah era dos años mayor que Charles (nació el 15 de enero de 1832). Viajaron de casados a París, Francia, durante 10 días, pero un año después de la boda (primavera de 1856).

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      Aquella Susannah, cuya familia pertenecía a los congregacionalistas de Londres, había ido por voluntad propia con cierta frecuencia a los servicios de New Park Street Chapel desde el primer día que Charles fue invitado a predicar allí dos años antes de casarse, cuando aún era pastor en Waterbeach.

      Susannah procedía de una familia acaudalada y adornada de las mejores prendas de mente y carácter. Era una mujer de temple y eficiente, una verdadera ayuda, idónea para un hombre tan emprendedor como Charles. Algo impresionante es que Susannah estuvo postrada en cama la mayor parte de su vida matrimonial y maternal, desde los 34 años, fruto de una parálisis que sufrió40.

      La primera vez que Susie vio a Charles fue precisamente aquella vez que el joven predicador fue invitado por primera vez a predicar en la iglesia Bautista de New Park Street. Y dice Susie que al ver a Charles posteriormente administrando el bautismo una y otra vez, se sintió compelida ella también a confesar sus pecados, lo cual hizo41. Susie cuenta cómo fue encantándose más y más del pequeño y estridente predicador de tono campesino.

      Sobre la relación de Charles y Susie, ella misma sentándose a escribir sobre este asunto declaró al respecto:

      «Entonces vine a lidiar con la tarea sagrada y delicada de escribir los capítulos siguientes, para registrar los acontecimientos de los años 1854 y 1855, dos cursos solo parecían abrirse antes que yo; –El uno, para ocultar, como con la mayor gracia posible, bajo fraseología convencional y plasmar detalles comunes, la tierna verdad y la dulzura de nuestra mutua historia de amor; –El otro, escribir de la plenitud de mi alma y poner a sufrir mi pluma para describir las hermosas visiones del pasado, ya que, una por una, crecieron de nuevo ante mis ojos en realidades vivas y amorosas. Escogí la última alternativa, me sentí obligada a hacerlo. Mi mano ha obedecido los dictados de mi corazón, y confío también en la guía del Espíritu»42.

      Confesó Susie: «Me ha costado suspirar, y multiplicados los dolores, como he llorado por mis alegrías desaparecidas; pero, por otro lado, me ha acercado mucho al ‘Dios de toda consolación’, y me enseñó a bendecirlo una y otra vez por haberme dado el privilegio inestimable del amor de tal marido»43.

      Susie, en remembranza de aquella primera vez que vio a Charles, plasmó el siguiente comentario:

      «¡Ah, lo poco que pensé entonces que mis ojos miraban al que debía ser el amado de mi vida, lo poco que soñaba con el honor que Dios estaba preparando en el futuro cercano! Es una misericordia que el Señor no nos deja los planes a nosotros, sino que nuestro Padre nos escoge; de lo contrario podríamos devolvernos a veces de nuestras mejores bendiciones, y pone a nuestro favor los dones más selectos y hermosos de su providencia. Porque, si se dice toda la verdad, no estaba del todo fascinado por la elocuencia del joven orador, mientras que su manera y discurso campesino excitó más arrepentimiento que reverencia. ¡Ay, por mi vano y necio corazón! Yo no tenía una mente espiritual con suficiencia para entender su clara presentación del Evangelio… No lo abordé en aquella ocasión. Cuando vino como pastor a New Park Street, ocasionalmente nos veíamos en la casa de unos amigos en común, los Srs. Olney y, de vez en cuando, venía a oírlo predicar. De hecho, había conocido la luz del Señor un año antes en una ministración del Rev. S. B. Bergne… Un día el Sr. Spurgeon me entregó una copia del Peregrino con una nota escrita a mano que decía: ‘Para la señorita Thompson, con deseo de su progreso en un bendito peregrinar, 20 de abril 1854’»44.

      La señora Spurgeon sigue relatando paso a paso, como si fuera una novela de amor, como el Señor fue orquestando la amistad y el mutuo amor en los dos tortolitos. Escribió:

      «‘No pasó mucho tiempo (dos de agosto de 1854) antes que el dulce secreto entre nosotros fuera revelado abiertamente’. Miradas cariñosas, y tonos tiernos, y juntando las manos. Todos habían contado ‘la vieja, vieja historia’ y, sin embargo, cuando la confesión verbal de ella llegó, qué maravilloso fue. ¿Hubo alguna vez tal dicha en la tierra? ¿Antes de? Puedo ver el lugar donde se forjó la maravilla, tan claramente, en esta distancia de más de cuarenta años, como la vi entonces»45.

      En los volúmenes de los comentarios bíblicos de Calvino pertenecientes a Spurgeon está plasmada de su puño y letra la siguiente inscripción:

      «Los volúmenes que componen un juego completo de Calvino fueron un regalo para mí de la más tierna esposa. Bendita sea ella entre las mujeres. Cuánto del consuelo y la fuerza que me ha prestado no está en mi poder para estimar. Ella ha sido para mí el mejor regalo terrenal de Dios y ni siquiera un poco del tesoro celestial ha venido a mí por sus medios. Ella ha sido a menudo como un Ángel de Dios para mí (C. H. Spurgeon)»46.

      Susie relata dos notas tiernas que le escribió su esposo:

      «Dos pequeñas y tiernas notas, escritas por mi esposo dieciséis años después (1871), mostrarán que se me otorgó una recompensa abundante de aprobación amorosa, solo por hacer lo que era mi deber hacer:

      Mi querida, nadie sabe lo agradecido que estoy a Dios por ti. En todo lo que he hecho por Él, tienes una gran parte, porque al hacerme así feliz me has preparado para el servicio, ni una onza de poder ha sido alguna vez perdida a la buena causa a través de ti. He servido mucho más al Señor, y nunca menos, por tu dulce compañerismo. ¡El Señor Dios Todopoderoso te bendiga ahora y por siempre!

      He estado pensando en mi extraña historia, y reflexionando sobre el amor eterno. Gran cabeza de río de la que me han fluido tales corrientes de misericordia yo inmerso devotamente en muchos puntos; el edificio del Tabernáculo, que ¡era un negocio, y qué poco parece ahora! ¿Te acuerdas de una señorita Thompson que recogió para la ampliación de la capilla


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