Enseñando a sentir. Macarena García González
para así repensar las relaciones entre lo social y lo subjetivo y entre lo corporal y lo mental.
En este libro proponemos entender lo emocional como un repertorio en el sentido que Ann Swidler da a los repertorios culturales: una caja de herramientas que presenta posibles hábitos, valores, estilos, rutinas, ideas y narrativas que orientan la acción23. A lo largo del libro vamos poniendo atención a la circulación de discursos sobre la importancia de la educación socioemocional y al lugar que tendría la lectura en esta. Nos acercamos a estos discursos de forma crítica, indagando en los límites de lo que se considera adecuado para niñas y niños y en las jerarquías que ordenan y norman lo que entendemos por emociones (haciendo foco, por ejemplo, en las políticas de la felicidad que permea nuestra cultura de infancia). Avanzamos así desde las perspectivas críticas de los nuevos estudios de infancia.
En los capítulos que siguen vamos abriendo preguntas sobre cómo estos repertorios emocionales son también repertorios éticos que responden a ciertas concepciones de justicia y responsabilidad. Comenzamos, en el primer capítulo, haciendo foco en ellos y sus relaciones con la promoción de la lectura –y del libro-álbum– para la primera infancia. Este primer capítulo opera a modo de segunda introducción, ya que en él recorremos esa idea de que la lectura permitiría una alfabetización socioemocional y que el género del libro-álbum sería un medio privilegiado para esto. Es un capítulo que dibuja una crítica hacia estos discursos y hacia los libros que se recomiendan para educar las emociones en general y las de los lectores preescolares en particular. El segundo capítulo se destina a analizar la película de animación Intensa-mente (2015) del estudio norteamericano Pixar. Este largometraje nos da una oportunidad perfecta para indagar en el relato cultural de que nuestras acciones están orientadas por emociones básicas que emergen desde nuestra interioridad para expresarse en el exterior. En Intensa-mente podemos seguir ese discurso tradicional de la psicología que influencia fuertemente la cultura de la infancia. Intensa-mente nos permite leer discursos sobre la opresiva orientación hacia la alegría y el éxito de la cultura contemporánea, un tema que se irá luego dibujando también en otros capítulos.
El tercer capítulo ya opera integrando un estudio empírico de encuentros con libros. En este reportamos sobre relaciones entre niñxs y textos que son considerados desafiantes o poco apropiados para algunas edades. En ese capítulo narro principalmente el encuentro de escolares y docentes con La madre y la muerte, un libro bastante inusual e incluso macabro, donde se aborda la muerte y el tropo de la madre sacrificial. No analizo el texto literario, sino las intensidades y emociones tanto de niñxs
como de adultos en relación a este libro, abriendo preguntas sobre lo que es tabú y para quién. El cuarto capítulo aborda la migración, otro tema que aparece con frecuencia en la literatura infantil actual, o bien, otro que requiere de nuevas formulaciones discursivas y que los docentes suelen tratar con obras de ficción narrativa. A partir de las reflexiones de Derrida sobre la hospitalidad, me pregunto allí cuáles son los repertorios éticos para proveer de una acogida a quienes llegan y qué bordes podemos distinguir en esos discursos. El quinto capítulo avanza sobre el anterior usando el concepto de la necropolítica acuñado por el filósofo camerunés Achille Mbembe para leer dos libros-álbum –La isla y The Mediterranean de Armin Greder– que aluden a la brutalidad con la que se deja morir a ciertas poblaciones. El sexto capítulo trata sobre las formas en las que se narra la dictadura chilena a los niños y niñas. Este capítulo reelabora un artículo originalmente publicado en la revista Catedral Tomada, ahondando en la materialidad de los textos analizados –un poemario de María José Ferrada, un libro-álbum de Jairo Buitrago y Daniel Blanco (Un diamante en el fondo de la tierra), el corto Historia de un oso (y su adaptación a libro-álbum) y La composición de Antonio Skármeta ilustrado por Alfonso Ruano–. En ese capítulo combino una aproximación hermenéutica más tradicional con nociones de la teoría de los afectos para pensar en los silencios y las alusiones de estas narrativas. El séptimo capítulo avanza sobre otro tema esquivo: la producción de la norma de género en la literatura para niños y niñas. No abordo en este las dimensiones más evidentemente tabú –como orientación sexual o transexualidad–, sino el problema que presentan los discursos sobre «equidad» de género y «empoderamiento» para niñas que aparecen celebrados hoy. Aprovecho ahí ciertas nociones de epistemologías feministas para preguntar cómo los libros que hoy recomendamos interrumpen la norma de género examinando tanto antologías de no-ficción como libros-álbum donde el signo género aparece con más complejidad material-semiótica. Por último, incluyo un capítulo en el que reviso un estudio de aproximación etnográfica a las relaciones entre lectura, afectos y temas difíciles en dos campamentos del extrarradio de Santiago. En este último apartado vuelve a aparecer la cuestión de los textos apropiados para niños y niñas, pero también cuáles son los repertorios para las personas adultas, en especial en relación a la frustración y la pérdida. Este último capítulo toma distancia de los otros para revisar cómo las investigadoras nos vimos atrapadas por la política de la felicidad que se ha criticado en todo el libro.
El orden expuesto es un orden sugerido, pero es necesario aclarar que el argumento no se organiza de forma del todo lineal y, por tanto, puede alterarse a gusto. Incluyo también un breve texto de cierre que permite volver sobre algunas de las dimensiones más salientes durante el análisis: las asimetrías de poder entre adultos y niñxs, la orientación normativa hacia lo positivo y feliz, y cuáles podrían ser otras posibilidades para pensar cruces entre estética y pedagogía.
I. El auge del libro-álbum y la educación socioemocional
Es recién a partir de la década de los noventa que los mercados editoriales en español empiezan a incluir libros para niñas y niños en los que la ilustración tiene especial importancia. En otros países, la publicación de cuentos con ilustraciones en las que estas complementaban –o incluso contradecían el texto escrito– tiene una larguísima tradición. Encontramos clásicos del siglo XIX como Struwwelpeter, A Book of Nonsense o las ilustradas rimas de Max und Moritz24, ilustrados con una ironía y desparpajo que todavía hoy escandalizan a padres y madres. En Latinoamérica no se publicaban libros ilustrados porque se consideraba que las imágenes desconcentrarían o limitarían la imaginación de los pequeños lectores25, pero el cambio de siglo y la nueva atención a las literacidades multimodales trajeron un creciente interés por estos textos en los que lo verbal y lo visual producen significado en su sinergia. La publicación de libros-álbum vino acompañada por la emergencia de nuevas culturas de lectura en las que los textos más canónicos han ido quedando de lado para ser reemplazados por narrativas más visuales, entre las que también contamos el cómic y la novela gráfica. Hoy se habla de estos libros como un género literario en sí mismo. Más aún, el estudio académico de los libros-álbum sería una de las grandes contribuciones teóricas y conceptuales por parte de la crítica literaria especializada en las obras para niños, niñas y adolescentes a los estudios literarios26. Los libros-álbum se convirtieron en el género predominante en los planes de fomento lector, creando así un sector editorial, con premios, ferias y librerías especializadas en este tipo de publicaciones. México, Caracas, Bogotá, Buenos Aires y Santiago, cada una con los altibajos derivados de sus situaciones políticas o económicas y consiguientes cambios en las políticas públicas de lectura y de fomento del libro, vieron surgir editoriales de cuidadas publicaciones, que traspasaron fronteras nacionales y lingüísticas. La Feria de Bolonia, en Italia, se transformó en un centro neurálgico para conectar a distintas editoriales entre sí y conseguir una mayor internacionalización.
Este capítulo explora, a modo introductorio, los cruces entre esta creciente y celebrada producción de libros-álbum con las agendas de educación socioemocional para la primera infancia. Recorro esta relación con atención a los discursos sobre los usos de los libros, una formulación que aparece de forma recurrente cuando hablamos de lectura para niñxs y hago foco en un análisis de dos libros-álbum recomendados para preescolares.
Usos de los libros
A los libros-álbum se los encuentra beneficiosos para casi todo. Se les celebra por cómo ese interjuego entre lo visual y lo verbal produce nuevas formas de narrar y amplía los registros de lo artístico27 y, desde una vertiente más pedagógica, por entrenar competencias de comprensión de textos