Amarillo. Blanca Alexander
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AMARILLO
Blanca Alexander
Gracias a Dios por su amor incondicional,
y a mi madre por la misma razón.
ÍNDICE
Cambiar el mundo, salvar el mundo
Epílogo: cinco años después. La niña de los zapatos negros
UN HALLAZGO MÁGICO
—¡Nirvenia es el único continente de la Tierra! —refutó con severidad el profesor Pompe Lueda. Se levantó con tanta brusquedad que los cortos rizos de su cabello grisáceo se tambalearon, caminó con ojos chispeantes hacia al alumno que últimamente no dejaba de cuestionar sus enseñanzas—. ¡No hay nada más allá de las fronteras que indican los mapas, siglos de estudios y búsquedas han arrojado el mismo resultado! ¡Las tierras antiguas yacen en el fondo del océano y solo existe aquella que pisamos!
El estudiante era Sebastián Tyles, un niño de once años que se expresaba con mucha seguridad.
—La Tierra ha demostrado que cambia de manera drástica, por esa razón pisamos un continente que no existía en los años de las tierras antiguas. De acuerdo con la historia, la última expedición se realizó hace más de cinco siglos, tiempo suficiente para que emergieran otros lugares. Al menos debe aceptar la posibilidad. —Se puso de pie mientras cerraba el saco azul rey de su uniforme.
Pompe era un hombre de baja estatura que solía ponerse de puntillas para dar énfasis a sus palabras cuando estaba molesto.
—¡No debo aceptar absolutamente nada de los disparates que dice! Se le olvida que el Abba de los tiempos de la fundación de Nirvenia dijo que el destino de las tierras antiguas era desaparecer por completo y que el nuevo mundo que se formaba sería el único en la Tierra, ya que estaría constituido por los elegidos del Santo.
Sebastián puso los ojos en blanco.
—Esa es una historia muy bonita, pero la isla de las Rosas emergió en el año trescientos cuarenta y dos de Nirvenia; de igual manera, deben existir otros lugares habitables hoy en día.
—La isla de las Rosas fue profetizada por el Abba VI como señal de que el Santo estaba conforme con los gobiernos de Nirvenia.
—La profecía del Abba VI es del año trescientos cuarenta y tres, uno después de registrarse el descubrimiento de la isla. Esta es una de las muchas imprecisiones que se han encontrado en la historia de Nirvenia.
—Por favor, Tyles, es evidente que lo leíste en los libros publicados con errores de imprenta. Deberías