Mi rancho será tuyo. Erina Alcalá
—Vamos, Michael, no seas tonto, acabo de tener un orgasmo, eres bueno y estás bueno, vaquero.
—Sí, pero lo seré por poco tiempo.
—No quiero que tengas una depresión, nos hemos casado y mira qué bonito mi anillo y las alianzas, que te han costado el ojo de una cara, y que no sean para que te emociones. Sabemos el tiempo que tenemos y vamos a aprovecharlo de todas las maneras posibles.
—Gracias. Eres tan guapa, pequeña.
Ella lo besó y estuvieron besándose hasta que ella bajó a su sexo y le hizo el amor con la boca.
—¡Por Dios, Marian!, ¡joder, nena!, no te muevas tanto, que voy a explotar.
Y explotó como un águila madre batiendo sus alas en pleno vuelo.
—Cuando no podamos hacer esto, puedes ir al pueblo —decía Michael generosamente.
—No, no me he casado para serte infiel, eso no va a darse de momento, porque es un pueblo pequeño y porque no soy así, y sobre todo me he casado contigo para lo bueno y para lo malo.
—Creo que me he casado con una buena chica.
—Me parece que me he casado con el mejor de los hombres sin importarme como estés.
Esa noche volvieron a hacer el amor de nuevo, y al final se quedaron abrazados y dormidos; él fue el hombre más feliz del mundo, y como decía Marian, aprovecharían el tiempo que les quedara, eso era lo importante, vivirlo intensamente.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.