La ciudad se vuelve pregunta. Alejandra Lazo

La ciudad se vuelve pregunta - Alejandra Lazo


Скачать книгу
evidencia no sólo desarticula, como señalé en el apartado anterior, la dicotomía pobres/inscripción territorial y ricos/movilidad, mostrando, por el contrario, que todos los sectores tienen anclajes (cambiantes) en el espacio de proximidad, y que también constituyen indicios valiosos para reactualizar la pregunta por la fragmentación socioespacial en las ciudades latinoamericanas contemporáneas. Fragmentación entendida no sólo –ni principalmente– como aislamiento y separación, sino como un concepto que busca caracterizar la cualidad de las interacciones cotidianas en nuestras ciudades. De esta manera, ciertas tendencias al “encapsulamiento” tanto de sectores pobres como de clases altas que Alejandra identifica en su investigación nos permiten formular la pregunta por los procesos de socialización en espacios homogéneos y fragmentados que se traducen en geografías y circuitos diferentes y separados en la ciudad y en la cualidad que adquieren las relaciones entre estos sectores que experimentaron inclusiones diferenciadas en la ciudad. A partir de la lectura se abre, a mi entender, una poderosa línea de indagación sobre estos procesos que subyacen a las distintas “valías” que Alejandra identifica puede adquirir el espacio de proximidad: recurso, afecto e instrumento, pero también lugar de repliegue e incluso de confinamiento.

      Movilidad, soportes e individuación

      De manera complementaria a la indagación de la relación entre proximidad y movilidad cotidiana, Alejandra Lazo explora las relaciones entre movilidad, soportes e individuación. Si como, mostró Sennet (1975), para el individualismo “el individuo moderno es, por encima de todo, un ser humano móvil” (274), desde la perspectiva antropológica de este libro se procede a circunscribir al individuo. Contrariamente a las habituales imágenes modernas que sitúan al individuo solitario en la inmensidad de la ciudad, la antropología resitúa a ese individuo (que nunca está completamente aislado) en el espacio social y urbano. Esta circunscripción nos ayuda a comprender los modos de organizar y de habitar la ciudad –como muestra Alejandra respecto de los modos en que el espacio de proximidad modula las movilidades– y también nos permite entender el proceso de individuación que, por paradojal que parezca, sólo puede producirse si se dispone de soportes.

      Como señala Alejandra Lazo, el individuo no debe ser analizado como un residente siempre móvil, sin lazos ni adscripciones, sino como un habitante, como alguien que practica y vive los lugares, que está sumido a restricciones, que tiene lógicas de acción, que desarrolla estrategias, que genera lazos con los espacios que habita. Se trata, entonces, de explorar la relación entre los soportes, la movilidad cotidiana y los procesos de individuación. O, si se quiere, pensar la individuación desde la movilidad cotidiana (y sus soportes de proximidad): este libro nos muestra que el individuo se construye en su relación con el mundo y con el espacio que habita desde lo más íntimo del hogar, hasta el barrio y la ciudad.

      De esta manera, además de mostrar la importancia de los soportes para entender la movilidad, a partir de los resultados de su investigación Alejandra Lazo problematiza las ideas dominantes sobre el individuo (móvil) y la movilidad (libre) así como llama la atención sobre el “derecho a la proximidad”. Desde esta perspectiva, la accesibilidad, la distancia y la velocidad no son necesariamente signos de libertad y de realización, así como tampoco la proximidad significa necesariamente confinamiento y encierro. Como señaló hace un tiempo John Urry entre la “inmovilidad forzada” y las distintas formas de “movilidad obligada” se despliegan en la ciudad diversas formas de movilidad cotidiana que, en el caso analizado por Alejandra, indicarían cierta tendencia a resolver la vida en la proximidad y el despliegue de arreglos cotidianos que reduzcan la movilidad cotidiana en la ciudad.

      Nuevamente, entonces, nos encontramos ante la ambivalencia de la movilidad. Como se señala en las páginas que siguen: la importancia de la movilidad no reside necesariamente en ser o no ser móvil, ni en los tiempos ni distancias recorridas, sino que descansa en el grado de control que los habitantes tengan de su movilidad. Así, contra los sentidos comunes instalados, una persona que se desplaza mucho puede ser muy poco móvil, en tanto vive sumida en restricciones y obligaciones externas, al mismo tiempo que alguien que se desplaza solo en su territorio de proximidad puede ser móvil, si entendemos por movilidad la capacidad de realizar su proyecto de vida y de controlar su relación con el mundo. Y es en este sentido (y no como confinamiento) que el “derecho a la proximidad” puede potenciar la posibilidad de ser móviles.

      * * *

      El Santiago que nos devela este libro no coincide con su planimetría. Sigue, en cambio, los desplazamientos y los trayectos que desde la casa y el barrio (el espacio de proximidad) realizan las y los habitantes de barrios diferentes y desigualdades. Movilidad y proximidad se comprenden de manera recíproca y ambas son, cada una a su modo, ambivalentes y polisémicas: ni la movilidad significa necesariamente libertad, ni la proximidad nos remite de modo ineluctable hacia el encierro. Se trata, en cambio, de ver las diversas formas en que ambas se combinan y los efectos que producen en la ciudad y en quienes la habitan. Y, al hacerlo, este libro busca simultáneamente comprender los modos en que los habitantes hacen ciudad y las formas en que –al hacerlo– devienen habitantes.

      Las líneas de exploración y de reflexión que se abren a partir de este libro son –como los trayectos de las personas que habitan la ciudad– múltiples. Y este prólogo solo busca ser una invitación a su lectura.

      Ramiro Segura1

      La ciudad se vuelve pregunta

      Me gustaría que hubiera lugares estables, inmóviles, intangibles, intocados y casi intocables, inmutables, arraigados; lugares que fueran referencias, puntos de partida… …tales lugares no existen, y como no existen el espacio se vuelve pregunta, deja de ser evidencia, deja de estar incorporado, deja de estar apropiado. El espacio es una duda: continuamente necesito marcarlo, designarlo; nunca es mío, nunca me es dado, tengo que conquistarlo”.

      Georges Perec, 1999.

      A menudo escuchamos que las formas de sociabilidad han cambiado, sobrepasando todas las determinantes geográficas y poniendo en entredicho la dimensión local de las relaciones. La casa, las relaciones de vecindad, la vida de barrio, toda esa gama de pertenencia a la vivienda y al habitar parecen debilitarse hasta ocupar un lugar residual en los modos de estructuración de la vida cotidiana de los habitantes (Ascher, 1998). Desde esta perspectiva, la pregunta por el anclaje y el arraigo no tendría cabida y la preocupación por el territorio de proximidad como espacio de referencia perderia vigencia.

      Pero ¿es esto tan cierto?, ¿ha perdido el habitante toda adscripción territorial? ¿qué pasa en la ciudad de Santiago de Chile?

      Con estas interrogantes comienza este libro, fruto de una investigación de más largo aliento, que pone de relieve la realidad de un número importante de habitantes de la ciudad de Santiago de Chile, para quienes lo local y la proximidad, sigue siendo un espacio importante que no se contrapone con la movilidad cotidiana.

      Moverse, desplazarse, ir lejos, no implica necesariamente una ruptura con el lugar de origen, la familia o el medio ambiente. Se puede trabajar lejos de casa sin que ello implique un desarraigo. Los medios de transportes y de comunicación no sólo permiten una mayor movilidad, también, contribuyen al arraigo. En este sentido, muchos habitantes se valen de sus recursos (económicos y relacionales) para evitar tener que cambiar de residencia, arraigándose en el lugar deseado, elegido o, simplemente, en el lugar de siempre.

      Conscientes de que habitamos un mundo marcado por una exigencia cada vez mayor de desplazamiento y ante la constatación de que muchos de los habitantes de la ciudad de Santiago desean una inserción socioespacial marcada por la proximidad, surge la pregunta por el rol que tiene el territorio de proximidad en la cotidianeidad de los diferentes habitantes. Este libro, se aboca a comprender el habitar actual no sólo atendiendo a la movilidad y a la velocidad, también pone la mirada en la relación que se da entre la proximidad y la distancia, la inmovilidad y la movilidad.

      En efecto, la movilidad permite el encuentro con el otro y la realización de las actividades cotidianas, pero no se reduce sólo a esta esfera. La movilidad también se amplía a la construcción de territiorios por parte de los habitantes y esa comprensión abarca los desplazamientos y la accesibilidad a recursos, bienes servicios,


Скачать книгу