¡ Queremos lo nuestro!. Bernadette Atuahene
de Voltaire de que los negros pertenecían a una especie distinta y menos hábil, el juicio de John Stuart Mill de que esas razas «en su minoría de edad» solo eran aptas para el «despotismo»116.
La supuesta racionalidad atrofiada de los no blancos justificó la dominación europea y su autoridad sobre ellos. Aun siglos después, estos ideales de supremacía blanca florecieron y sirvieron como base para el apartheid en Sudáfrica. La política racial opresora del régimen del apartheid fue predicada afirmando que «era el deber cristiano de los blancos el actuar como guardianes sobre las razas no blancas hasta el momento en que alcanzaran el nivel necesario para decidir sus propios asuntos»117.
Las mujeres también fueron infantilizadas rutinariamente debido a su supuesta capacidad limitada de raciocinio118. Bajo protección, las mujeres blancas fueron ubicadas bajo la autoridad de sus padres y luego de sus esposos porque la creencia social dominante era que las mujeres tenían las facultades mentales de un niño. Y por eso, aun como adultas, las mujeres casadas no podían tener propiedad independiente, contratar o demandar sin el permiso de sus esposos119. Las mujeres estaban bajo la autoridad de los hombres blancos en un estado interminable de minoridad.
Como se muestra en el Cuadro 1.2, la sub-personalidad tiene varias dimensiones. Bajo el colonialismo y el apartheid en Sudáfrica, los blancos consideraban a los negros como sub humanos (no civilizados, salvajes) y creían que era el deber de los blancos cristianos cuidar a esta gente infantil120. En consecuencia, los negros fueron tanto deshumanizados como infantilizados. Otros fueron infantilizados pero no deshumanizados. Por ejemplo, bajo protección, las mujeres eran tratadas como niñas, así que aunque su humanidad nunca fue puesta en duda, su habilidad para autogobernarse fue negada121. Por otra parte, ciertas clases de personas han sido deshumanizadas pero no infantilizadas. Igualar a los judíos a plagas y a los tutsis a cucarachas les niega su humanidad y facilita que la gente ordinaria participe en su exterminio122. Finalmente, ciertos grupos no son deshumanizados ni infantilizados, y los hombres blancos que tenían propiedad en los primeros años de Estados Unidos son un ejemplo perfecto. Mientras que los hombres blancos eran considerados adultos racionales y civilizados, solo aquellos con derechos de propiedad recibían los derechos de voto y ciudadanía completa123.
Cuadro 1.2. Dimensiones de la sub-persona
Deshumanizado | No deshumanizado | |
Infantilizado | Negros en Sudáfrica bajo el régimen blanco «Salvajes» «Como niños» | Mujeres blancas en la Inglaterra del siglo XVIII «Con facultades mentales disminuidas» |
No infantilizado | Víctimas de los genocidios judío y de Ruanda «Plaga» “Cucarachas» | Varones blancos propietarios en los primeros años de Estados Unidos «Racional» «Adulto» «Civilizado» |
Si la evidencia revela que un Estado se enfocó en un individuo o grupo y confiscó o destruyó su propiedad sin infantilizar o negar su humanidad puede que haya ocurrido un daño pero no constituye una expropiación de su dignidad. La retórica de un Estado o sus políticas –como se revela en el discurso de los agentes del Estado, documentos oficiales, historias orales o archivos– pueden proveer evidencia de que un Estado deshumanizó o infantilizó a un segmento de la población.
Sin pagar compensación justa o sin un propósito público legítimo
Hay un debate robusto en la literatura de la propiedad sobre lo que constituye compensación justa y lo que se califica como propósito público124. Una expropiación de la dignidad, sin embargo, es una expropiación más radical donde el Estado no paga nada que se aproxime al valor de mercado de la propiedad; o cuando la expropiación es parte de un intento más grande de deshumanizar o infantilizar al grupo que se está despojando en vez de cumplir un propósito público legítimo. Puede haber, sin embargo, una situación en la que el Estado paga, de hecho, una compensación justa, la cual tiene el efecto de reconocer que las personas despojadas son ciudadanos con derechos. Pero cuando la expropiación es parte de una estrategia mayor de deshumanización o infantilización, no hay tal reconocimiento, y en estos casos decimos que ha ocurrido una expropiación de la dignidad125.
En el siguiente capítulo, la idea de expropiación de la dignidad es examinada en el contexto sudafricano. Dejo a otros académicos la exploración empírica de si este concepto ayuda a entender mejor casos históricos tales como la confiscación de propiedad a los judíos por parte de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial; la expropiación por parte de Estados Unidos de la propiedad japonesa durante su internamiento; el apoderamiento estadounidense, canadiense y australiano de la propiedad de los nativos; la usurpación europea de la propiedad de los nativos durante el colonialismo y el apartheid; el exilio de las personas de ascendencia india de Uganda por parte de Idi Amin y la confiscación de su propiedad; y el decomiso de la propiedad de los kurdos en Irak por parte de Saddam Hussein.
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