Sociología de las organizaciones Públicas. Mario José Krieger

Sociología de las organizaciones Públicas - Mario José Krieger


Скачать книгу
y universal en tanto obliga a todos por igual.

      “(...) el estado en que se encuentran naturalmente los hombres, a saber: un estado de completa libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y de sus personas como mejor les parezca, dentro de los límites de la ley natural, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la voluntad de otra persona.

      De acuerdo a lo señalado, es claro que la institucionalización del poder político hace a la distinción entre sociedad civil y sociedad de naturaleza. Con anterioridad a la aparición del estado moderno no se visualiza una distinción nítida entre la esfera de lo social y de lo político; sociedad civil y sociedad política constituyen una sola realidad gobernada por un orden señorial y normas particularistas basadas en la voluntad personal y fundadas en la costumbre.

      Es la institucionalización del poder que se expresa en un orden legal racional, lo que hace posible la distinción entre lo privado y lo público, lo social y lo político. En otras palabras, podríamos decir que la sociedad como ámbito diferenciado surge con la transformación de la pura dominación por la fuerza, en un orden de dominación político que se legitima por la primacía de normas fundadas en la racionalidad. Desde una perspectiva más sociológica se pueden distinguir algunas visiones que ponen el acento en la dinámica “evolucionista”, según la cual, la sociedad se va configurando por un proceso de diferenciación creciente hacia formas de sociabilidad más complejas que requieren mayores grados de auto-organización y de conciencia colectiva.

      Desde las tesis organicistas de Durkheim, continuando con la antropología de Malinowsky y la Teoría del sistema social de Talcott Parsons, el concepto de función, de regulación en la adaptación al contexto y la pauta de mantener la integración del sistema, definirá la preocupación teórica por la estabilidad y la búsqueda del equilibrio sistémico, dinámico y auto regulado.

      Otros pensadores y filósofos abonan esta concepción que pone a la civilización como la gran tarea de la historia a partir del siglo XVII, entendiendo a la sociedad “civilizada”, como políticamente civilizada, reconociendo la vigencia de un sistema de dominación fundado en principios y normas racionales; aunque algunos como J. Rousseau, plantearán una reserva, argumentando que la sociedad civil como contracara de la sociedad de naturaleza es una formación desprovista del carácter político, lo que no implica, sin embargo, afirmar que el ser humano no podría subsistir en un estado de indefensión individual caracterizado por la ausencia de la civilización y el derecho.

      Posteriormente, Hegel distinguirá entre sociedad civil y Estado pero en un sentido diferente, planteará que la sociedad civil representa un estadio intermedio entre las formas simples de la sociabilidad como la familia y de otra parte el Estado. La sociedad civil, entonces, va a devenir sociedad política a través del proceso de racionalización del poder que se expresa en la forma de Estado reuniendo todos los atributos de la soberanía. Para Hegel, la sociedad civil es asimilable al estado de naturaleza de los contractualistas, donde la necesidad y la ambición de cada incentivan la proliferación de los conflictos entre los individuos configurando una situación de precariedad e incertidumbre que explica el desarrollo de la sociedad política y el Estado.

      En una época más cercana, el filósofo italiano Antonio Gramsci, definirá a la sociedad civil como el conjunto de los organismos privados y a la sociedad política como el ámbito que desarrolla la función de “hegemonía” que el bloque social dominante ejerce sobre toda la sociedad; aspecto que complementa la acción de dominio directo a través de los órganos del Estado. De esta manera, la dimensión de la hegemonía se extiende a la sociedad civil que no incluye sólo a las relaciones económicas que los individuos desarrollan entre sí, sino también a las relaciones de naturaleza ideológica y cultural que permiten la formación del consenso social en torno al régimen de dominación. Para Gramsci, la hegemonía es igual a sociedad civil más sociedad política, lo cual no invalida la distinción entre la esfera de las relaciones económicas (infraestructura) y la que integran los aspectos ideológicos y culturales de la dinámica de dominación (superestructura).


Скачать книгу