Historias entrelazas. Sebastián Rivera Mir

Historias entrelazas - Sebastián Rivera Mir


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a través de la traducción de artículos científicos producidos en aquélla para ser publicados en revistas científicas de ésta (Minor, 2016). Esta intervención lo posicionó como alguien capaz de interpretar uno y otro contexto y construir mecanismos de intercambio por su pertenencia múltiple (aunque también sería motivo de cuestionamientos).

      Como Sandoval Vallarta, Gleb Wataghin encontró en la investigación de los rayos cósmicos un terreno conveniente para crear en Brasil un grupo de investigación en física. La importancia de Wataghin en la formación de la comunidad de físicos en Brasil es indiscutible, y ha sido reconocida en la historiografía de la ciencia brasileña (Schwartzman, 1979: 251-257). Además de tener la habilidad de involucrar a sus estudiantes en labores de investigación y en la preparación de artículos científicos para publicarlos en revistas locales y extranjeras (como Il Nuovo Cimento o Physical Review), promovió a varios de ellos para que fueran a estudiar a algunos de los centros de investigación de física más importantes en Europa, principalmente. Por mencionar algunos casos, Mario Shönberg fue a Italia con Fermi y a otros lugares de Europa; Marcello Damy de Souza Santos y Sonja Ashauser, a la Universidad de Cambridge, en Inglaterra; y César Lattes y Ugo Camerini, a la Universidad de Bristol. Wataghin reconoció que sus contactos en Europa fueron fundamentales para la formación de estos físicos brasileños: “[…] os formei, ajudado por grandes físicos de toda a Europa, da Alemanha, Inglaterra e Itália” (Silva, 1975: 41). Las condiciones que Wataghin puso para aceptar trasladarse a Brasil fueron mantener sus contactos en Europa y garantizar los permisos para volver a Europa por periodos de algunos meses al año: “Isto foi ótimo para mim, e também para o Brasil” (Silva, 1975: 41). Esta dinámica se vio interrumpida con la Segunda Guerra Mundial, pero abrió un circuito de intercambio académico con Estados Unidos.

      En particular, cabe resaltar la conexión que Wataghin mantuvo con Italia. Al llegar a Brasil, impartió cursos de física en italiano, para lo cual preparó un libro de texto en esta lengua que fue publicado por la usp.17 Algunos de sus estudiantes mencionaban que para seguir sus clases debían tener un cierto conocimiento de italiano. Seguramente, esta condición no representó un impedimento para César Lattes, hijo de inmigrantes italianos que asistió a un colegio italiano en São Paulo. Wataghin conocía al padre de Lattes, pues trabajaba en el banco ítalo-francés al que solía acudir en São Paulo. El padre de Lattes le habló del interés de su hijo por la ciencia y en respuesta pidió que lo buscara en la usp (Andrade, 1998). Esta anécdota muestra la cercanía de Wataghin con la comunidad italiana en São Paulo. Inclusive esta comunidad donó recursos para la construcción del edificio de física teórica en el nuevo campus de la usp a finales de la década de los cuarenta (Campos, 1954). Además, en 1937, Wataghin invitó a otro físico italiano, Giuseppe Occhialini, a unirse a su grupo de investigación de rayos cósmicos en Brasil (Andrade, 2006). Occhialini permaneció en Brasil hasta que acabó la Segunda Guerra Mundial, después se fue a Inglaterra, a la Universidad de Bristol, institución en la que Lattes continuó sus estudios.

      Las conexiones italianas propiciadas por Wataghin son solo una parte de la historia, pues también procuró mantener sus contactos con otros científicos europeos. Además, con el tiempo generó otros circuitos para el intercambio académico, a partir del apoyo que recibió de la Fundación Rockefeller en la década de los cuarenta, que contribuyeron a estrechar los lazos entre físicos de Brasil y Estados Unidos.18 Dicha relación hizo posible que Marcelo Damy de Souza Santos fuera a la Universidad de Indiana y Oscar Sala, a la de Wisconsin, para capacitarse en la investigación con aceleradores de partículas Betatron y Van de Graaff, respectivamente. Además, Wataghin recibió a algunos físicos de la región en estancias de investigación, entre ellos a la argentina Estrella Mazzolli de Mathov y al uruguayo Walter Hill.19 Sin duda, Wataghin tuvo muy clara la importancia de establecer conexiones en el extranjero para apoyar sus esfuerzos por conformar un grupo de investigación de física en Brasil.

      La conexión de la física brasileña e italiana resulta interesante y debería explorarse más allá de lo que se ha señalado aquí. El caso de Wataghin, como el de Manuel Sandoval Vallarta, plantea pensar que la migración de estos científicos debe analizarse en el marco de flujos de migración más grandes; por ejemplo, en relación con la comunidad italiana en Brasil, sobre todo en São Paulo. En este sentido, los físicos italianos que se vieron en la necesidad de migrar, de alguna manera continuaron manteniendo una cierta conexión como comunidad. De ahí que el estudio de Gleb Wataghin como actor transnacional suscita nuevas preguntas.

      Por su parte, Guido Beck fue importante para estrechar la relación entre la física en Argentina y Brasil, en particular por sus propios desplazamientos entre ambos países. Llegó al Observatorio Astronómico de Córdoba en 1943 con la misión de difundir las discusiones más recientes de la física teórica (Videira, 2001). Como físico teórico encontró interlocutores interesantes en Brasil, entre ellos el mismo Wataghin y su alumno Mario Schönberg, en São Paulo, y otro grupo de físicos brasileños que había en Río de Janeiro, como José Leite Lopes. En 1947, éste invitó a Beck a Río de Janeiro, donde permaneció algunos meses. En 1951 aceptó trasladarse definitivamente a Brasil, atraído por el nuevo Centro Brasileiro de Pesquisas Físicas (cbpf), en Río de Janeiro, el cual había sido creado pocos años antes, bajo el liderazgo de Lattes y Leite Lopes (Andrade, 2001). Permaneció en el cbpf por poco más de una década, con una interrupción entre 1954 y 1956, periodo en el cual ocupó la cátedra de física teórica en la usp (la misma que Wataghin dejó vacante tras su regreso a Italia en 1949). En 1962, Beck volvió a Argentina, esta vez al Instituto de Física de Bariloche, con la misión de fortalecer el grupo que había formado y liderado uno de sus primeros estudiantes, José Antonio Balseiro (hasta su repentina muerte ese mismo año). Su última década de trabajo la dedicó al Instituto de Física de la Universidad Federal de Río de Janeiro, al cual se unió en 1975. A decir de Beck, y así lo confirman especialistas en su trayectoria como Antonio Augusto Passos Videira, sus movimientos entre Argentina y Brasil se debieron al ambiente político que a su modo de ver dificultaba el quehacer científico (Pinto y Schwartzman, 1977; Videira, 2001).

      Además, Beck promovió la participación de brasileños en las reuniones de la Sociedad Argentina de Física, realizadas desde 1944 en Mendoza y que él se esforzó por mantener con cierta regularidad (Pinto y Schwartzman, 1977; Ortiz y Rubinstein, 2009). Wataghin, Shönberg y Leite Lopes, entre otros, asistieron a las reuniones, lo cual contribuyó a despertar el interés entre los físicos argentinos por viajar a Brasil para estrechar estos contactos. Por ejemplo, en 1947, Estrella Mazzolli de Mathov fue a Brasil para hacer una estancia de investigación en el grupo de Wataghin, en la usp; su tesis doctoral fue producto del trabajo de investigación que ahí realizó, de hecho fue una de las primeras físicas argentinas en obtener el doctorado (Mazzolli, 1948). En Brasil, Mazzolli construyó un detector de rayos cósmicos, el cual llevó consigo al volver a Argentina, aprendió algunas técnicas de investigación experimental en el campo de la física de rayos cósmicos y promovió una colaboración con el grupo de Wataghin: “Habíamos hablado con el Dr. Wataghin de una colaboración. El profesor Wataghin necesita que se realicen mediciones en la Argentina, en Chile, Bolivia, etc. de showers penetrantes, cosa que nosotros estamos en condiciones de hacer”.20 En las cartas que le escribió a Beck durante su estancia, Mazzolli incluso llegó a decir: “[…] aquí hay mucho que aprender, no sólo en estudio, sino también en organización”.21 El archivo personal de Guido Beck, que permanece en el cbpf, es relevante para entender cómo se formularon este tipo de dinámicas de intercambio entre la física de Argentina y Brasil (Videira, 1994).

      La experiencia de Beck en diferentes instituciones de Argentina y Brasil involucró un ejercicio de comparación de la física y la ciencia en ambos países. Beck hizo comentarios al respecto en varias de las entrevistas que le hicieron y en otros escritos que se encuentran en su archivo, sobre todo se conservan sus apreciaciones referentes a lo que haría falta para mejorar las condiciones de la investigación científica en América Latina (Videira, 2005). Puede decirse que los casos de Beck, Wataghin y Sandoval Vallarta fueron inspirados por un afán de crear tradición de investigación en física en América Latina y que contribuyeron al desarrollo y consolidación de esta disciplina, tanto por sus propias investigaciones como por las conexiones y dinámicas de intercambio académico.


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