Los géneros comunicativos universitarios: orales y escritos. Pedro Luis Barcia

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la comunicación de los integrantes de la cátedra con los alumnos. En esta articulación cumplen un papel capital los ayudantes de cátedra y el JTP.

      Comprender un texto es alcanzar una clara y completa aprehensión de su contenido, en lo que expresa literalmente, en lo que alude y en lo que implica, con la debida jerarquización conceptual que supone.

      A la vez, al ser una actividad colectiva dirigida por un docente, se avanza en la participación y complementariedad. Es factible que alguna universidad disponga de talleres de iniciación en Lectura y Comentario de Textos de diversa naturaleza, que convoquen al estudiantado. Aunque lo más positivo, y recomendable, como hemos dicho, es que estos talleres aplicables en casi todas las cátedras de las Facultades se organicen desde las cátedras y manejen material de lecturas específicas de cada asignatura. Sin duda son de mayor provecho como propedéuticos a la preparación de otros géneros comunicativos.

      El alumno entiende que, al mejorar su comprensión lectora y sus competencias orales y escritas referidas a las materias de su propia carrera, lo ayudan a integrarse de manera más eficaz: lee, habla y escribe motivado por los talleres o cursos sobre las materias de la carrera elegida. Avanza mejorando sus competencias comunicativas en el seno de las materias con gradual y cada vez más firme jerga profesional y dominio de temas básicos de su carrera, consolidando su vocación y reforzando su futuro desempeño profesional. Pero, a la vez, importa que contribuyan su “apueblamiento” en la comunidad universitaria y se lo contenga en ella, desalentando ideas de abandono.

      El procedimiento de la LyCT tiene dos valores destacados: se puede aplicar a todos los textos, de cualquier disciplina, y es válido en todos los niveles de la enseñanza.

      Este enfoque, lo reiteramos, es un fuerte factor incluyente del alumno en su carrera; mediante él deja de ser una isla flotante en el mar de sargazos o revuelto de la universidad. Se refuerza en lo vocacional y destierra el riesgo de la deserción.

      Curiosamente, poco se advierte la importancia de este factor como elemento incluyente del alumno, que siente que progresa en la comunicación cotidiana con sus compañeros y sus docentes.

      Razonar sobre la naturaleza y forma de los escritos académicos ayuda poco a la tarea de elaborar los propios. Es el comentario de textos el que abre las puertas de la comprensión de la estructura y organización interna de los escritos, las formas de decir, de aludir, de precisar, etc.

      7.1. Pasos del comentario de textos

      Las dificultades mismas del texto imponen el ritmo lector.

      Veamos los pasos ordenados para desarrollar el comentario de textos.

      Cabe apuntar algunas premisas de sentido común a las que conviene atenerse en todos los pasos del análisis y comentario:

      a) No debe olvidarse que el texto es una unidad con sentido completo. Esa idea de unidad debe ser rastreada y destacada en todo momento.

      b) No debe explicarse lo obvio.

      c) Debe evitarse el contexto mental cuando se escribe el comentario de un texto. Entendemos por “contexto mental” el conjunto de saberes de los que disponemos en nuestra enciclopedia personal, y que actúan en el acto de la comprensión. No dé por sabido por todos lo que usted entendió a la luz de sus saberes.

      d) No hay textos, sino textos en ciertos contextos.

      La primera fidelidad es con lo que el texto dice y lo que alude o quiere decir. Esto, a veces, exige más de una lectura.

      7.1.1. Tipos de lectura

      Tiene cuatro momentos: lectura comprensiva, lectura interpretativa, lectura analítica del contenido y lectura analítica formal. Las dos primeras se dan inicialmente.

      1. Lectura comprensiva

      Lectura comprensiva: supone entender el texto, su léxico, sus expresiones, las alusiones culturales, la enunciación de las ideas. Es la base de lo que proseguirá. Lo primero que el lector debe entender con claridad es el sentido literal del texto, que es lo que la sobrehaz textual dice. El sentido literal es la base de otros sentidos textuales.

      d. Comprender el sentido contextual, alusivo, concreto: que significa la mención en ese contexto.

      2. Lectura interpretativa

      Segunda lectura. Qué dice el texto. Es la que busca definir en el texto, más allá del sentido literal, sentidos alusivos, segundos sentidos, niveles de significación, y conjugarlos entre sí.

      Una lectura interpretativa puede descubrir, sobre la base del sentido literal del texto, dos o más sentidos. Este hojaldramiento del texto, que revela varias capas semánticas superpuestas, es frecuente en textos literarios de contenido mítico o religioso. En la larga historia de la exégesis bíblica y talmúdica, el ejercicio de descubrir sentidos superpuestos —como Troyas, unas sobre otras— se ha desarrollado prolíficamente. Santo Tomás de Aquino, apoyado en san Agustín, señalaba cuatro niveles semánticos de lectura en un mismo texto. Por ejemplo, en el versículo: “Salió el pueblo de su cautiverio de Egipto” (Éxodo).

      a. Sentido histórico o literal: según el Éxodo, se nos cuenta que, acaudillado por Moisés, el pueblo judío se liberó del sometimiento del Faraón, cruzó el Mar Rojo y fue libre.

      b. Sentido metafórico: el hombre que sale de cualquier cautiverio y logra su libertad.

      c. Sentido moral: el alma que sale de la prisión del pecado.

      Se subraya en el texto las palabras clave y las oraciones que cifran la idea central del texto y las ideas confluentes de cada párrafo. Se debe ser sobrio en el subrayado. En este desbroce de la esencial y lo secundario, radica parte del éxito del comentario acertado.


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