Los géneros comunicativos universitarios: orales y escritos. Pedro Luis Barcia
nueva: la enseñanza y ejercitación de los géneros de la comunicación; el editorial, el artículo científico, el de difusión, la reseña bibliográfica, la crónica, la entrevista, etc. Y, naturalmente, el taller de tesis.
13 Postman, Neil. El fin de la educación. Una nueva definición del valor de la escuela. Barcelona. Eumo Octaedro, 1965, cap. 9.
14 Gutiérrez Martín, Alfonso. Alfabetización digital. Algo más que ratones y teclas. Barcelona, Editorial Gedisa, 2003.
15 Diccionario de la lengua española. Madrid, Real Academia Española, 2014, 24.ª edición. DEL, esa será la abreviatura que manejamos en toda la obra.
16 La disponibilidad, en una Facultad, de cursos de enseñanza de escritura general para los alumnos es un importante aporte. Desarrolla competencias de base aprovechables a la hora de escrituras específicas.
17 El diseño que hicimos en su oportunidad a propósito de la convocatoria del programa Logros de la Secretaría de Políticas Universitarias desde la UCALP (2019-2020) —que avanzó sobre competencias de lectura comprensiva y de oralidad, mediante la asistencia de docentes tutores, aplicado a nivel de Secundaria— mostró la eficiencia del sistema, con la formación de docentes coordinadores. Lo mismo podría proyectarse en terreno universitario. Ver: Barcia, Pedro Luis y Marta Kagel: El Proyecto UCALP para el Programa Nexos, ob. cit.
18 El promedio de las universidades oficiales es que, de 100 alumnos ingresados, solo se reciben el 25 %. De modo que el 75 % se pierde en el Triángulo de las Bermudas. Y de esos 100 ingresados, solo el 5 % aprueba una materia el primer año. Esto es escandaloso; sin embargo, los gobiernos no mueven un dedo para cambiar la situación, manteniendo, solos en el mundo, el ingreso irrestricto obligatorio a la universidad. La ley vigente prohíbe toda forma de examen de ingreso.
19 El ejercitar a los alumnos en los últimos dos años de su Secundaria en prácticas válidas para toda la vida intelectual, como el ejercicio de tomar apuntes, los comentarios textuales acotados y fundados, ejercicios de citación y ordenación bibliográfica, etc., las hemos propuesto en un trabajo: Barcia Pedro Luis. “La preformación del investigador”, en Boletín de la Academia Nacional de Educación, Buenos Aires, septiembre de 2015, n.° 98-99, pp. 123-148.
20 Los puntos 1 a 4 pueden atenderse desde la selección de material preparada en el blog de cátedra, o sitio electrónico o del campus adoptado.
21 Verón, Eliseo. Esto no es un libro. Buenos Aires, Gedisa Editorial, 1999; sobre los manuales, el autor ordena una serie de lugares comunes condenatorios: aburrido, enciclopedista, obligatorio, de difícil comprensión, de enfoque cerrado, poco ágil y motivador, etc.; v. tercera parte, “Libros en la trampa”, cap. 3, pp. 127-130. Indudablemente, el autor consigna una serie de prejuicios, confundiendo un buen género con una mala realización.
22 Durante algunos años, operamos como asesores pedagógicos de Deloite. Uno de los proyectos que animamos fue la de convocar a concurso para la confección de manuales de las materias de los dos primeros años de las carreras de Ciencias Económicas basados, precisamente, en la utilidad de estos instrumentos.
23 Lo hemos desarrollado en: Barcia, Pedro Luis (Ed.). No seamos ingenuos. Manual para la lectura inteligente de los medios, (Coordinador), Buenos Aires, Editorial Santillana, 2008, pp. 17 y ss.
24 Barcia, Pedro Luis. El aula invertida. Buenos Aires, Ediciones SM (en prensa).
25 Para elaboración de mapas conceptuales, puede verse: Barcia, Pedro Luis. La comprensión lectora, ob. cit. cap. 12. “Después de la lectura”, pp. 106 y ss.
26 Es frecuente que se pida que “investiguen” tal o cual tema en Internet (con verbo excesivo, por “buscar”), sin la menor orientación acerca de los sitios recomendables, para que el alumno no pierda su tiempo con navegaciones inútiles o se apoye en sitios electrónicos de poca seriedad informativa, y de rezago. Preocupados por ello, elaboramos: Barcia, Pedro Luis, María Adela De Bucchianico y Viviana Calegari. Mapa de sitios electrónicos confiables. Buenos Aires, Academia Nacional de Educación y Ediciones SM, 2014. No debemos olvidar el distingo de Nicolás Carr: “Navegar en Internet es surfear: leer es bucear.”
27 Barcia, Pedro Luis. El aula invertida. Buenos Aires, Ediciones SM (en prensa).
Capítulo II
LA LECTURA Y LOS CURSOS DE COMENTARIO DE TEXTOS
1. La comprensión lectora
El Diccionario de la lengua española (DEL)28 define: “Comprensión. 2. Facultad, capacidad o perspicacia para entender y penetrar las cosas”. Al verbo “comprender” (de comprehender), el DLE lo define como: “1. Abrazar, ceñir, rodear por todas partes algo. 2. Contener o incluir en sí algo. 3. Entender, alcanzar, penetrar algo”.
Y el DLE reconoce el uso del adjetivo “comprendedor” —de uso infrecuente— al lado de “comprensivo” y junto al sustantivo “comprensibilidad”.
La etimología del verbo latino comprehendere apunta a varios sentidos que suponen diferentes movimientos del espíritu, que se asocian y se articulan para alcanzar la comprensión total. Es destacable cómo todos los verbos de acción etimológicamente implicados en el acto muestran hoy plena vigencia. Veamos. Primero, pueden aludir al movimiento de concebir el texto como una totalidad que se define por los actos de “rodear, abarcar, contener”. Se delimita el ámbito. Lo segundo, penetrar en ese espacio delimitado. Tercero, se establecen relaciones entre los elementos contenidos en el todo: “unir, ligar, relacionar”, robusteciendo la idea de unidad. Cuarto, esclarecer lo que está oculto: “descubrir”. Y finalmente, la aprehensión del sentido: “apoderarse, dominar, apropiarse”.29
La operación intelectual de comprender es compleja en sus intentos y logros. Por un lado, procura rodear el objeto en su totalidad, definirlo ciñéndolo. Por otro, quiere penetrar en ese objeto con perspicacia, es decir, con percepción neta de cada paso que da, en los que va alcanzando descubrimientos, y articulando (ligando, uniendo) los elementos hasta, por fin, lograr un entendimiento cabal del objeto, al que percibe como capturado, atrapado, hecho presa suya. Supone una visión de totalidad entre los elementos que se han explorado a la luz de un sentido que le da unidad.
Ciertos niveles de la comprensión exigen aun algo más: el descifrar, el descodificar mensajes para entenderlos, en una labor de desentrañamiento que tiene algo de traducción y de criptografía.
De alguna manera, nos recuerda el pasaje de Henri Bergson, de La intuición creadora, cuando dice que hay una forma de conocimiento que consiste en dar vueltas en torno a la muralla, hasta encontrarle el resquicio o el puente y penetrar en la ciudadela, avanzando conqueriente.
Debemos atender al desarrollo y al ejercicio de esa capacidad perspicaz humana que es la comprensión y que se aplica a diversidad de mensajes compuestos en diferentes lenguajes: los gestos, los íconos del tránsito, de los edificios, las indicaciones figurativas, los gráficos visualizadores, los mapas, los planos, el semáforo, los juegos, desde la rayuela al ajedrez, las fotografías, las consignas,