Los géneros comunicativos universitarios: orales y escritos. Pedro Luis Barcia
este tipo de obras. Queremos que el manual sea funcional y operativo a los fines que nos hemos propuesto. Y otra nota peculiar: los autores asocian dos generaciones de experiencias universitarias complejas.22
El manual debe ser concebido y utilizado, dijimos, como plataforma de despegue o trampolín para el tratamiento de los temas.23 La compulsa previa a la clase sobre determinado tema, por parte del alumno, es lo que debe indicar el profesor. Leer y estudiar en las páginas sintéticas del manual.
Cabe aplicar, a partir del manual, lo que hemos propuesto en El aula invertida.24 Se indica un capítulo o pasaje del manual como texto base de ejercitaciones. Junto a esta anticipada indicación, es conveniente que el docente pida al alumno la realización de algunas tareas en su casa: de esta manera, se obvia una extensa y pasiva exposición oral de clase que llamamos magistral. Con las orientaciones apropiadas del docente, se le pueden solicitar —una vez cursadas las páginas de estudio indicadas— realizar algunas ejercitaciones y tareas conexas al tema, por ejemplo:
a) la respuesta a un cuestionario sobre lo leído,
b) la elaboración de un mapa conceptual sobre los contenidos estudiados u otros conexos,25
c) la búsqueda orientada ampliatoria de conceptos en Internet,26 etc.
Esta planificación hace ganar tiempo aular cuando, a la semana siguiente, enfoquemos en clase el tema estudiado por el alumno en el manual y ejercitado con tareas conexas en la etapa doméstica del proceso. El docente no debe exponer lo esencial del tema en clase magistral, pues está en el manual lo básico; se gana tiempo para ampliar los conocimientos, a partir de los contenidos del manual, facilitar el intercambio y hacer una clase interactiva eficaz, con mayores posibilidades de atención y dedicación personal a los alumnos. Se reduce el espacio de la clase meramente expositiva.
Si bien se mira, el manual opera como los videos en el método del aula invertida.27
Es obvia la utilidad de un manual para toda persona que se inicia en un campo del saber, pues hallará en esa obra los conceptos básicos, expuestos con claridad y coherencia. Y algo capital: todo uso de jerga profesional que se dé en el texto estará debidamente explicitada y bien definida en su acepción; de esta manera, el manual introduce al alumno que lo cursa en el manejo de la terminología específica de la disciplina.
El manual no es un texto científico, sino pedagógico. Esta naturaleza condiciona su forma expositiva, su orden de presentación de los temas, los pasos graduados, pestalozzianamente.
En síntesis, un manual ofrece las siguientes conveniencias para los alumnos recién ingresados al primer año:
1. Todo el curso —compleja población diversa de muy diferenciadas enciclopedias personales— dispone de una base común de conocimientos, de una plataforma común de despegue segura.
2. La lectura previa del capítulo correspondiente por parte de los alumnos y la realización de los ejercicios que, a partir de esa lectura de tal capítulo, se solicita a los alumnos desplazan la clase magistral y hacen, naturalmente, espacio mayor para el diálogo, la intercomunicación e intercambio de opiniones en el seno de la clase.
3. Consolida el manejo de los conceptos básicos de la disciplina que se estudia.
4. Es en esa generación de una clase activa y participativa que el profesor amplía, matiza, ejemplifica los conceptos esenciales del tema del capítulo que se trate. Y, con ello, se evitan las simplificaciones o dogmatismos que podrían generarse con la atadura a la letra estricta del manual.
5. Instala el diálogo en clase, realidad casi inexistente en las universidades del país.
6. Estimula al alumno a una relectura reflexiva.
7. Consolidan en el alumno el manejo cierto de tecnicismos y sobrentendidos propios de la disciplina que se estudia.
8. Habitúa al alumno al desarrollo graduado y lógicamente estructurado de su discurso expositivo.
9. Constituye, por todo lo antedicho, un efectivo factor de inclusión del alumno en la comunidad universitaria.
En síntesis, los factores señalados que consolidan la inclusión del ingresante en la universidad son: los cursos de alfabetización en medios comunicativos, la presencia de agentes asistentes, como los tutores; los cursos de Lectura y Comentario de Textos; el uso de buenos manuales. Todos aportan a la solución de una de las más complejas situaciones que se dan en nuestras universidades: la deserción de alumnos —del 50 % entre el primero y el tercer año, por desatención, por inadecuación de exigencias y por la ausencia de otros gestos que consolidan la inclusión—.
1 La modalidad online ha ganado tal proyección que las universidades suelen disponer de un departamento que las centraliza.
2 Barcia, Pedro Luis. La comprensión lectora. Aprender a comprender: textos gráficos, gestuales, orales y escritos. Buenos Aires, Academia Nacional de Educación y SM, 2016.
3 La objetividad no significa que la prosa expositiva deba ser chata y pedestre o ramplona.
4 Hemos desarrollado un conjunto de propuestas para esta última articulación en: Barcia, Pedro Luis y Marta Kagel (Directores). Proyecto UCALP para el Programa Nexos. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, La Plata, Facultad de Humanidades, UCALP, 2018. A su vez, hemos elevado una propuesta aceptada y en desarrollo para el programa Logros del Ministerio nacional.
5 Concepto de “enciclopedia”, ver. Barcia, Pedro Luis. La comprensión lectora, ob. cit., “El lector y su enciclopedia personal”, pp. 90 y ss.
6 Barcia, Pedro Luis. Proyecciones educativas del pensamiento de McLuhan. La Plata, Colegio de Profesores Diplomados, 1989.
7 Barcia, Pedro Luis. “Propuesta de competencias para mejorar la calidad de la enseñanza Secundaria”, en Boletín de la Academia Nacional de Educación, Buenos Aires, junio de 2014, n.° 94-95, pp. 101-136.
8 La formación docente de los profesores universitarios y, en ella, el aprendizaje y manejo de las formas de comunicación, orales y escritas, propias de la enseñanza, están exigidos por Ley de Educación Superior n.° 24.521 (1995). Esta actualización se está dando, pero muy lentamente, en las universidades argentinas, con diversas planificaciones y logros.
9 La experiencia la hemos padecido desde Introducción a la Literatura, materia en que nos exigían dos monografías al año, cuya evaluación se promediaba con la nota del examen final.
10 Repárese en los datos de las estadísticas: de cada 100 alumnos ingresantes, solo se gradúan 25. La elocuencia de los guarismos es demoledora.
11 Resulta realmente ridícula y cegatona la preocupación de ciertas universidades en adoptar como medida urgente y rescatadora de la inclusión el llamado “lenguaje inclusivo” para “todos los escritos que los alumnos produzcan en la universidad”, cuando estos no tienen ni dominio de la expresión fluida y correcta y sí una inhabilidad para escribir fluidamente y una absoluta ignorancia de los recursos para la producción de los géneros comunicativos que se les exigirá. Y esa universidad se ha desentendido de ocuparse de su enseñanza y aprendizaje.
12 En 1991, fundamos el primer Doctorado