Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional. María Victoria López López

Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional - María Victoria López López


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participación de los hombres en una actividad que tradicionalmente se ha reconocido como de mujeres, puesto que, aunque en los discursos se hace alusión a este fenómeno, en la literatura y en muchas intervenciones profesionales se sigue aludiendo al cuidado como una actividad del sexo femenino. Dicha revisión permite, también, reconocer los aportes que desde las características “masculinas” orientan a cambios en el ejercicio profesional a partir de lo que algunos teóricos han denominado el “dividendo patriarcal”.

      López le concede especial importancia a la construcción del sistema categorial que centra el estudio, lo orienta desde la perspectiva teórica y metodológica, y permite una estructura lógica en la presentación de su contenido. Así, este libro es una ilustración útil y sistemática de cómo desarrollar los objetivos y contenidos temáticos a través del sistema categorial.

      Los contextos geoespacial, institucional y profesional se presentan con sus rasgos pertinentes como “un campo de reconocimiento de la acción y relación humana en el ejercicio del cuidado a la salud” (p. 12), que permite comprender los contextos de relación interdisciplinaria, global e intercultural, de necesaria consideración en la formación de los profesionales de la enfermería.

      Adentrarse en el contexto institucional de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia y en sus relaciones con el contexto geoespacial permite identificar las posibilidades y retos de la formación profesional, más allá de una enfocada a competencias específicas. Tal trabajo se lleva a cabo a través de un análisis desde la pedagogía de los conceptos de proceso formativo, modelo pedagógico, currículo y transformación curricular, así como de un estudio del currículo actual con la mirada puesta en la relación entre la enfermería y las ciencias sociales, visión que se focaliza en la categoría central cuidado como producción subjetiva y en las categorías que desde las ciencias sociales se plantean en el sistema categorial.

      Por su parte, en el contexto profesional, enmarcado en la globalización, se plantean los desafíos de la formación de enfermeros y enfermeras como un proceso histórico-social que demanda considerar las particularidades de los contextos donde se realiza la profesionalización.

      La relación entre la enfermería y las ciencias sociales es estudiada por la autora mediante categorías comunes a estos campos del conocimiento, en especial la categoría cuidado, que si bien es central en la enfermería, trasciende esta disciplina e involucra otras áreas del saber, particularmente a las ciencias sociales que se ocupan del estudio de los seres humanos y de la interacción entre ellos. Por tanto, la relación, poco estudiada, entre enfermería y ciencias sociales a través de la categoría cuidado es el eje de indagación de este libro.

      López plantea, a partir del análisis de los bloques de formación en el currículo actual de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia y los cursos relacionados con las ciencias sociales dedicados a la formación clínica, argumentos que permiten orientar la flexibilización y la transformación curricular y redimensionar, precisamente, la relación entre estos campos del conocimiento.

      Para adentrarse en la categoría fundamental de la enfermería, el cuidado, centrado en la acción y la relación como construcciones sociales, la autora ubica históricamente la profesión, su lugar en la sociedad, su presencia en las instituciones de salud y la formación en enfermería. Todos estos son temas que aportan claridad para contextualizar en las dimensiones social, económica y política la profesión de la enfermería y comprender cómo los cambios en los contextos la orientan.

      El cuidado del otro y de sí mismo es un rasgo propio de los seres vivos, presente en su heterogeneidad y complejidad cultural y social, y vinculado al desarrollo humano como un proceso social conformado por prácticas culturales propias del entorno en que se nace y se vive, que hacen posible la conservación de la especie. Cuidar involucra acciones que permiten hacerse cargo de sí mismo y de otros con el ánimo de preservar y transformar su vida, salud y bienestar; dicho de otra forma, seres humanos cuidan a otros seres humanos y en una relación de reciprocidad se cuidan entre sí. En ese juego de subjetividades, los saberes biomédicos, las técnicas y los procedimientos desplegados en el cuidar, aunque necesarios, no son suficientes para comprender a los otros y atender necesidades que, como seres humanos integrales, demandan. Por tanto, el concepto de cuidar implica múltiples dimensiones, como la psicológica, la emocional, la moral, la espiritual, la relacional y la de la salud física. Las expresiones, los significados, los procesos y los modelos de cuidado varían entre las culturas, brindando una rica diversidad de perspectivas disciplinares para su estudio: enfermería, antropología, sociología, psicología, pedagogía, entre otras. La profesora López asume en este libro la tarea de mostrarlas.

      Desde el interaccionismo simbólico, el cuidado es considerado como relación entre dos o más sujetos, y se concibe a los actores de la relación, cuidador y persona cuidada, como individuos con capacidad de tomar decisiones sobre el proceso del cuidado. Ambos interactúan, cada uno desde sus condiciones, demandas, expectativas, visiones, necesidades e intereses, y en el proceso de cuidar construyen relaciones, toman decisiones, se comunican, comparten un espacio y establecen vínculos. Es una relación intersubjetiva que ayuda a vivir y en la que el cuidador y la persona que es cuidada construyen de manera permanente relaciones mediante la acción de dar y recibir cuidado.

      En este sentido, se trata de una relación en la que la persona cuidada es un sujeto activo que también aporta en la construcción de su relación con el cuidador, motivando, poniendo límites y planteando estrategias acordes con su situación. En esta intersubjetividad el cuidador aprende de la persona de la que está a cargo y de la acción de cuidar, lo que permite que ambos desplieguen sus capacidades como seres humanos, aprendan el uno del otro, se comuniquen cada uno desde su lugar y crezcan en su autoconocimiento.

      Como relación intersubjetiva, la subjetividad del cuidador (su patrimonio interior y su manera de ver el mundo, el cuidado y la persona que cuida) influye y se ve influida por la subjetividad de la persona que es cuidada. Ambos construyen un ámbito de relaciones donde se hacen presentes con sus propios significados, experiencias, visiones y representaciones para crear una experiencia compartida que transforma su vida y su futuro. Esta consideración del cuidado como relación de intercambio, como interacción social y comunicativa constante, supone un conocimiento de la persona que es cuidada, de sus condiciones físicas, espirituales, emocionales y psicológicas, y de su visión de la vida y de la muerte, así como también implica respeto por su dignidad, su intimidad y el sentido que asigna a la situación que vive. Por ello, en el cuidado es igual de importante la subjetividad (en su manera de ver y vivir la vida, su enfermedad, su condición, y la forma como experimenta los estados de salud, enfermedad y curación) que el conocimiento sobre los procesos biopatológicos. Asimismo, el cuidado por parte del cuidador supone saberes, motivación, expectativas y disposición. De modo que, como se mencionó antes, el estudio de la categoría cuidado demanda la concurrencia de diversas disciplinas, trabajo que allana la profesora María Victoria.

      En esos procesos y acciones del cuidado se construye, entrecruza y transforma el significado de preservar la existencia y la dignidad, y de la relación entre sujetos, asociada a la confianza, el respeto, la satisfacción, el reconocimiento de la subjetividad del otro, el compartir aprendizajes, el transformarse, la reciprocidad y la responsabilidad. Así, en respuesta a las necesidades de sí mismo y de otros, se genera un cuidado mutuo. Cuidar también significa amar, mostrar compasión y solidaridad como vivencia transformadora, y para algunos esto es su vocación, su profesión, su proyecto y sentido de vida.

      Es innegable la pertinencia de este libro en el momento actual en el que la covid-19 ha evidenciado la urgencia del cuidado personal y del cuidado de otros como forma de prevención frente al contagio y la muerte. Como lo muestra la autora en el aparte de contexto geoespacial, a través de los conceptos de sistema mundo y globalización, situaciones como las evidenciadas por la pandemia han mostrado que el cuidado no es solo un asunto individual, sino también de amplias repercusiones sociales. La globalización del virus globalizó, a su vez, el cuidado, haciendo visible que no es una categoría exclusiva de la academia, sino un aprendizaje de sobrevivencia para todos. La categoría cuidado históricamente ha estado presente en la sociedad, en la enfermería y en las ciencias sociales y humanas; recrearla, nutrirla y ponerla a tono con las necesidades globales


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