Lo que nos trajo el Covid-19. Mª Gema González

Lo que nos trajo el Covid-19 - Mª Gema González


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      Si no de sentimientos, frustraciones, de cómo se vive desde el campo de batalla la lucha contra este virus, sin armas y desprotegidos en las distintas áreas del hospital: hospitaliza ción, uci, urgencias. En las residencias o desde sus hogares todas las personas, que también han puesto su granito de arena, escribiendo y felicitando.

      Nos trae cosas buenas ya sea en forma de cartas, aplausos, donaciones … Pero también encontramos el otro lado que este virus provoca, miedo, no solo para uno mismo, si no de contagiar a otros, esto hace que puedas llegar a comportarte de una manera irracional, de tantas formas como hemos podido ver en las redes sociales, televisión, en nuestros portales, …

      Este libro sirve de desahogo, para contar la historia desde diferentes puntos de vista, porque si algo es capaz de quitarte mucho peso de encima es escribir lo que sientes, lo difícil es empezar….

Bloque 1

      Capítulo 1

      LOS PELOS DE PUNTA

      Un día como cualquier otro, vemos en las noticias, qué un virus está acabando con muchas vidas en una ciudad de otro país, un virus que hasta ese día ni siquiera había oído hablar de él.

      Comienzas a prestarle atención, y piensas: “MADRE MÍA, ESPERO QUE NO LLEGUE AQUÍ”.

      Pero ese pensamiento según va pasando el tiempo, se va cada vez haciendo más real, en otro pueblo, en otro país.

      Cada vez lo ves más cerca y no lo puedes creer.

      Como sanitario que eres, comienzas a darle vueltas en la cabeza, y observas en cierta manera de forma distinta al resto del mundo.

      ¿Cómo se contagia?, ¿Será real ese número de muertos?, ¿Protocolos?, ¿Medidas de aislamiento?, ¿EPIs?

      Un sinfín de preguntas empiezan a estallar en tu cabeza, y sí antes veías las noticias de vez en cuando o las esquivabas, ahora no te desprendes de ellas, porque sabes que como venga a tu país, a tu zona de confort, van a cambiar muchas cosas, el miedo y la incertidumbre de cómo se llevará a cabo todo, empieza hacer mella en ti.

      Llegas al trabajo y los comentarios son comunes a todos, “esperemos que no llegue aquí o no sé qué va ser de nosotros”.

      Cada día que pasa lo vemos más cerca, nuestros temores se van haciendo cada vez más reales.

      Todos y cada uno de mis compañeros hablamos de lo mismo, las protecciones son como las del Ébola, observamos las medidas de los otros países, ya veremos aquí cuando llegue.

      Y en tu mente te preguntas:

      ¿Será capaz de seguir la gente ese tipo de confinamiento?, cuando aquí en España, sale un día el sol y nos lanzamos todos a la calle.

      Y llega el día, tu peor pesadilla se ha cumplido, los primeros casos, aunque todavía en la mente de la gente sigue estando muy lejos.

      Las noticias de los otros países comienzan a ponernos los pelos de punta a más de uno, y comentas con unos y otros y la respuesta es la misma.

      Prestas mucha atención a todas esas muertes, las características de contagio, intentas prepararte mentalmente para algo, que de ninguna manera estas preparado, no aparece en ningún libro, jamás te has visto con una situación así y esa incertidumbre va mellando.

      Tus pensamientos se van a otras epidemias, las altas esferas y los expertos, tus superiores te van dando información que al final dista mucho de ser la realidad. Lo que en un principio parece ser un simple catarro un poco más fuerte, que no llega a ser una gripe, se ha transformado en una gran pesadilla.

      La gente empieza a ser consciente de lo que nos ha llegado, y comienza a sentir el miedo en su cuerpo, la búsqueda de información, de materiales para protegerse, el pánico se palpa en el ambiente.

      Tú en medio de esa inseguridad, intentando dar un poco de tranquilidad, cuando tu llevas mucho tiempo con un nudo en el estómago difícil de deshacer.

      Mantienes la calma ya que en cierta manera tienes un tipo de información más directa, llegas al trabajo y aunque el miedo se palpa en el ambiente, las altas esferas te mandan mensajes de tranquilidad, con esto podemos, nuestra sanidad es la mejor del mundo.

      La información de cómo se va a realizar todo llega a cuentagotas, el nerviosismo y las dudas te asaltan, nos dan los primeros EPIs, y tú piensas para ti: tranquila está todo controlado.

      Y descubres a los cinco minutos de tu primer caso, que de controlado nada, no has terminado de vestirte junto a tu compañera y ya se te han empañado las gafas, comienzas a sudar, oyes tu respiración y te das cuenta de que estas atacada.

      Coges aire, miras a tu compañera y dices: vamos con esto podemos.

      Al salir de la habitación de tu primer paciente y después de quitarte el traje que te está matando, no porque te apriete ni nada de eso, sino por el agobio de sentirte dentro de un traje espacial (pienso entre risas). La verdad no sé cómo se sentirán los astronautas con su traje, pero debe ser algo parecido.

      Llegas a tu zona segura y te das cuenta que estas como un pollo, ni que hubieras hecho la maratón, te lavas hasta la saciedad, te miras y ves la cara con esas marcas y piensas: me he pasado apretándome las gafas, tengo que hacer algo para que no se me empañen.

      Vuelves a respirar, tus compañeras te preguntan: ¿qué tal ha ido?, a lo que respondes, muy agobiante, pero de momento bien. Como solo llevas ese paciente el tiempo que no estás con él lo dedicas a ayudar a tus compañeros en lo que necesiten, ya que no puedes coger más pacientes.

      Solo faltaba que por tu culpa se contagie alguno más.

      Lo peor cuando llegas a casa y te das cuenta que eres un peligro para los tuyos ¿y si lo cojo y soy asintomática?

      Tu mente empieza a trabajar a lo bestia, te duchas, te enjabonas varias veces y te restriegas bien, hasta que consideras que ya no debes tener ni un solo sitio en tu cuerpo donde se haya podido esconder ese bicho, y que sea un peligro para los tuyos.

      Sales del baño y piensas: bueno, primer día superado. Pero tus pelos van por libre y si los de la cabeza se pudieran erizar, yo parecería Espinete.

      Vuelves a respirar y te dices a ti misma, bueno todo está controlado.

      Capítulo 2

      YA ESTA AQUÍ, NO HAY VUELTA ATRÁS

      Segundo día, sales de casa pensando cómo estará la cosa, llegas al hospital, te cambias y sorpresa, ya tienes la mitad de la planta aislada.

      Si venia medio tranquila, se acabó. El corazón a mil.

      ¿Novedades? Todas.

      Los pacientes han aumentado.

      Tu cabeza comienza a dar vueltas, empiezas a tener las primeras dificultades, las cabezas pensantes han colocado las cosas de cierta manera que no son útiles, uff... Bueno, ya veremos cómo lo solucionamos.

      Preparamos todo el material que vamos a necesitar, junto con tu compañera y te dispones a entrar. No has empezado a vestirte y tu corazón comienza a acelerarse, comprobamos que estamos listas y entramos.

      Llegas a la habitación y te encuentras a un paciente con mucho miedo, muy nervioso, sabes que su cabeza no ha parado de pensar “que será de su vida, de su familia, podré volver a verlos, de pronto se les viene el mundo encima”.

      Tu


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