Nuestra herencia. Aldo D. Orrego

Nuestra herencia - Aldo D. Orrego


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su nombre está ligado inseparablemente al movimiento adventista; fue el líder del movimiento del cual hoy nosotros formamos parte.

      A fines de 1842 dio a conocer al mundo su credo, que en su mayor parte representaba la fe de todos los creyentes adventistas. Así estableció sus convicciones:

      “(1) Creo que Jesucristo volverá de nuevo a esta Tierra.

      “(2) Creo que vendrá en la gloria de su Padre.

      “(3) Creo que vendrá en las nubes de los cielos.

      “(4) Creo que entonces recibirá su Reino; Reino que será eterno.

      “(5) Creo que los santos poseerán entonces el Reino para siempre.

      “(6) Creo que, en ocasión de la segunda venida de Cristo, el cuerpo de cada santo fallecido resucitará así como resucitó el glorioso cuerpo de Cristo.

      “(7) Creo que los cuerpos de los justos que vivan en la Tierra cuando él venga, serán transformados de mortales a inmortales, y juntamente con los justos fallecidos que resucitaron, serán arrebatados para encontrarse con el Señor en el aire, y estarán para siempre con el Señor.

      “(8) Creo que entonces los santos serán presentados a Dios sin ninguna falta, mancha, ni arruga, en amor.

      “(9) Creo que cuando Cristo regrese, vendrá para terminar con la controversia de Sión, para liberarlos del poder del tentador, es decir, del demonio.

      “(10) Creo que cuando Cristo venga destruirá los cuerpos de todos los impíos que estén vivos por medio del fuego, tal como destruyó a los impíos de la antigüedad por medio del agua, y que sus almas quedarán encerradas en el infierno hasta que resuciten para condenación.

      “(11) Creo que luego de que la Tierra sea purificada por el fuego, Cristo y sus santos tomarán posesión de ella y morarán para siempre en ella.

      “(12) Creo que Dios ha señalado el momento en que todas estas cosas sucederán.

      “(13) Creo que Dios ha revelado cuándo será ese momento.

      “(14) Creo que muchos que son profesores y predicadores nunca creerán o conocerán ese momento hasta que llegue.

      “(15) Creo que los entendidos, los que brillan como las estrellas del firmamento (Dan. 12:3), conocerán el tiempo.

      “(16) Creo que todos los que deseen comprender y estar preparados para su Venida, conocerán el tiempo. Y estoy completamente convencido de que en algún momento entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844, de acuerdo con el método judío de computar el tiempo, Cristo vendrá y llevará a todos sus santos con él; y que entonces recompensará a cada uno según sus obras” (Life of William Miller, pp. 170-173).

      Guillermo Miller ha sido llamado apropiadamente “el lucero de la mañana del movimiento adventista”, porque:

      a) Recomendó y encareció que se predicara el mensaje del primer ángel.

      b) Proclamó el evangelio con tal vigor y fervor, que nuestra obra fue conocida durante algunos años como “milerismo”, y sus seguidores fueron llamados mileritas.

      2. Josué V. Himes (1805-1895)

      Es considerado el segundo más descollante predicador adventista en América del Norte. Nació en Rhode Island, y su padre quería que fuera ministro de la Iglesia Episcopal. Sin embargo, un gran desastre financiero obligó al padre a colocarlo como aprendiz en la casa de un ebanista. No obstante, su interés en la iglesia aumentó, y a los 22 años llegó a ser pastor de la Iglesia Cristiana.

      Himes y Miller se conocieron en Exeter, New Hampshire, en 1839 (Miller tenía 57 años). Josué quedó tan impresionado con los sermones de Miller, que lo invitó a hablar en la iglesia que pastoreaba en Boston. Los dos hombres se convirtieron en compañeros, en la tarea de predicar la esperanza del adventismo en los Estados Unidos.

      Después de escuchar a Miller, Himes lo confrontó con dos preguntas: “¿Cree usted en serio esta doctrina?” Miller le respondió: “Sí”. Himes preguntó de nuevo: “¿Qué está haciendo usted para esparcirla en todo el mundo?” Miller le aseguró que estaba haciendo todo lo que podía, dentro de sus limitadas posibilidades. Himes no le discutió, pero insistió en que el mensaje apenas era conocido en la nación; a lo que Miller replicó: “¿Qué puede hacer un viejo campesino como yo? Nunca había hablado antes en público. Estoy solo. Aunque trabajé mucho y vi a muchas personas convertidas a Dios y a la verdad, aun así nadie parece haber captado el objetivo y el espíritu de mi misión, hasta el punto de serme una ayuda eficaz. Los pastores quieren que yo predique y que confirme sus iglesias; pero allí termina todo, en la mayoría de los casos. He estado buscando ayuda. Necesito ayuda”.

      Para Josué Himes, que ya había aceptado los puntos de vista de Miller, había solo una cosa que hacer. Él respondió: “Me pongo a mí mismo, y pongo a mi familia, a la sociedad y mi reputación, todo, en el altar de Dios para ayudarlo con todas mis facultades, hasta el fin”.

      Josué V. Himes comenzó a publicar en 1840, en Boston, la primera revista del movimiento, que tituló Sings of the Times (Señales de los tiempos). Posteriormente aparecieron otras, entre ellas, The Midnight Cry (El Clamor de Medianoche), editada en Nueva York (1842), que llegó a tener una tirada diaria de diez mil ejemplares durante sus primeras cuatro semanas, para pasar luego a una edición semanal. Las reuniones campestres, a las que asistían miles de personas, fueron un importante elemento en la propagación del mensaje.

      Himes tenía un carácter extraordinario; era un líder notable, y fue el verdadero promotor y organizador del movimiento milerita. Su contribución al editar la primera revista del movimiento de la Segunda Venida permitió proclamar el mensaje del advenimiento en los Estados Unidos. Su trayectoria después de 1850 no es relevante para lo fines de este manual, porque después del chasco no se unió al grupo de los adventistas del séptimo día, aunque quedó esperando el regreso de Cristo durante toda su larga vida. Murió en 1895.

      3. Josías Litch

      Durante el tiempo de la predicación de Miller, más de doscientos inistros y quinientos disertantes se unirían a él en la predicación del mensaje del advenimiento. Josías Litch fue uno de los primeros ministros protestantes que aceptó dicho mensaje y lo predicó. Se convirtió al cristianismo a los 17 años, uniéndose a la Iglesia Metodista, de la cual llegó a ser pastor. Al comenzar, en 1838, a leer un libro escrito por Guillermo Miller, le surgieron dudas en cuanto a sus enseñanzas, y pensó que en pocos minutos descubriría sus errores. Pero, tal como luego confesó, “antes de terminar de leerlo me sentí satisfecho, porque los argumentos eran tan claros y bíblicos que era imposible rechazar la posición que el señor Miller había logrado establecer”.

      Al principio, tuvo una tremenda lucha para hacer lo que sabía que era correcto, pero poco después se unió valientemente a los predicadores del advenimiento. Publicó un folleto de 48 páginas sobre la Segunda Venida, y colaboró con Miller y Himes predicando en las campañas de evangelización. Colaboró, también, en el staff editorial de la revista adventista Signs of the Times.

      4. Carlos Fitch

      Pastor de la Iglesia Congregacionalista de Boston, se convenció en 1838 de las creencias adventistas, mediante le lectura del libro de las conferencias de Guillermo Miller. Aunque vaciló durante tres años, finalmente se decidió y empezó a predicar el mensaje del advenimiento.

      Contribuyó de cuatro maneras a proclamar dicho mensaje en los Estados Unidos. Como:

      a. Predicador. Fue un orador muy popular, y su tema central era: “Prepárate para encontrarte con tu Dios”. Entre los pastores adventistas de aquel tiempo, quizá no hubo ninguno que fuese más querido que Carlos Fitch. Era un predicador persuasivo, con una sonrisa que desarmaba.

      b. Escritor. Publicó la revista The Second Advent of Christ (El Segundo Advenimiento de Cristo), que llegó a tener amplia


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