Nuestra herencia. Aldo D. Orrego
intenso amor por el mensaje adventista se refleja en sus himnos.
d. Dibujante. Impresionado por Habacuc 2:2, se sintió inducido a diseñar los carteles proféticos que fueron de tanta ayuda para dar el mensaje en aquellos tiempos (1842 en adelante). De esta manera, introdujo el concepto de lo audiovisual en la evangelización pública.
Los dos incidentes que siguen revelan la sinceridad y el vigor de Ficth en la predicación del mensaje de un Salvador próximo a venir:
Cierta vez, cuando pidió que pasaran al frente los pecadores penitentes, un hombre grande y torpe bajó de la galería, tropezó y casi se cayó, antes de llegar. La congregación comenzó a reír, pero Fitch exclamó: “¡No te aflijas, hermano! Es mejor entrar tropezando al cielo, que caminar derecho al infierno”. Las risas cesaron enseguida.
El 14 de octubre de 1844, volviendo de haber bautizado a un grupo de personas en el lago, se encontró con otros que querían ser bautizados. Al regresar de este segundo bautismo, se encontró con un tercer grupo, a los que también bautizó. Como consecuencia del frío, tuvo un resfrío que se convirtió en neumonía, y murió poco después, solo unos pocos días antes del 22 de octubre, fecha acerca de la cual había predicado tan fervientemente.
5. Jorge Storrs, Silvestre Bliss, S. S. Snow y muchos otros
Storrs y Bliss fueron destacados dirigentes mileritas. Bliss es recordado por sus memorias acerca de Guillermo Miller (escritas en 1853) y por su asociación con Josué Himes. También formó parte del staff editorial de Sings of the Times.
Snow, otro líder milerita, fue el primero que estableció que los 2.300 años de la profecía de Daniel 8:14 terminaban en el otoño del hemisferio norte del año 1844, en lugar de en la primavera, como se creía hasta entonces.
Jaime White, por entonces de 21 años, también realizó campañas evangelizadoras, viajando a caballo en pleno invierno, e informó a sus autoridades de más de mil conversos en tres meses de predicación.
D. Embajadores del mensaje del Advenimiento en otros países
El movimiento del advenimiento comenzó al mismo tiempo en el continente europeo y en el americano, a medida que hombres de Dios eran inducidos a estudiar las profecías bíblicas. Fue providencial que diferentes cristianos, en diversos países, estudiaran independientemente unos de otros las Escrituras y llegaran al convencimiento de que Jesús vendría pronto. Mencionaremos algunos de los hombres que predicaron el mensaje en Europa y otros continentes.
1. José Wolff
Al mismo tiempo que, en los Estados Unidos, Guillermo Miller estudiaba las profecías y sentía que debía predicar el mensaje del primer ángel, José Wolff lo hacía en Europa. Entre 1821 y 1845 viajó por el África, Siria, Persia, la India, la isla de Santa Elena y lo Estados Unidos, donde, en 1837, predicó en Nueva York y muchas otras grandes ciudades.
Considerado un estudioso de los idiomas y el misionero ambulante más notable del mundo, llegó a ser conocido como “el misionero universal”. Nació en Alemania, y era hijo de un rabino judío. A los once años dejó la casa de su padre y salió a recorrer el mundo, para educarse por sí mismo y escoger su religión y su profesión. Se unió a la Iglesia Católica y fue a estudiar a Roma. Pero en aquella iglesia no podían tolerar sus ideas, y pronto fue despedido.
Hablaba catorce idiomas, lo que le facilitó el contacto con gobernantes de muchos países. Sus viajes por el Asia y el África implicaron muchos peligros y escapadas milagrosas. Fue golpeado, le hicieron pasar hambre, lo vendieron como esclavo, y tres veces fue condenado a muerte. Pero, a pesar de todas esas vicisitudes y de muchas enfermedades, Biblia en mano anunció a muchas razas el próximo Reino del Mesías. Fue un gran predicador del Segundo Advenimiento, y aprovechó cada oportunidad para dar el mensaje del Juicio inminente, llamando a hombres y a mujeres al arrepentimiento.
2. Juan A. Bengel
Ministro luterano que a principios del siglo XVIII enseñó en Alemania la verdad de la pronta venida de Jesús, antes de que aparecieran Wolff o Miller. Creía en la libertad de conciencia, y preparó a jóvenes para el ministerio. Falleció en 1752, pero sus escritos lo sobrevivieron, y gracias a ellos ejerció una gran influencia en cuanto a la segunda venida de Jesús, no solamente en Alemania sino también en Rusia. Se dijo de él: “Probablemente ningún otro teólogo continental hizo tanto como él para llamar la atención a las porciones proféticas de la Biblia, en especial las que se relacionan con la segunda venida de Cristo”.
3. Eduardo Irving
Fue un destacado predicador adventista en las Islas Británicas. Poco después de llegar a ser pastor de la iglesia de Escocia (completó sus estudios superiores a los 17 años), empezó a estudiar las profecías y prestó especial atención a las señales de la Segunda Venida. Su estatura (1,95 m) y elocuencia atraían a las clases privilegiadas, incluyendo a un primer ministro. Las iglesias estaban tan llenas, que el ingreso a sus disertaciones debía ser adquirido con seis semanas de antelación. Un clérigo de París, que lo escuchó predicar, le envió una copia del libro de Lacunza: La venida del Mesías en gloria y majestad. Irving (que aprendió castellano para poder leerlo, y luego traducirlo al inglés) se sintió cautivado por el mensaje de la pronta venida y continuó predicándolo con fervor. Fue participante clave en las conferencias de Albury, organizadas por Enrique Drummond.
4. Enrique Drummond
Banquero inglés y miembro del Parlamento, dedicó su vida al servicio cristiano. Durante años, ocupó parte de su tiempo en dictar anualmente una serie de cinco conferencias proféticas, donde se estudiaban los libros de Daniel y Apocalipsis. A ellas asistían unos veinte ministros de distintas confesiones religiosas, entre ellos, José Wolff. Estas conferencias proféticas añadieron gran interés a la predicación del mensaje del primer ángel tanto en Inglaterra como en otras partes del mundo. Sobre esto, Irving escribió: “Estábamos muy imbuidos por el único Espíritu de verdad y amor; era como si hubiésemos encontrado el camino de la armonía y la coincidencia en los puntos principales en todas esas cuestiones”.
5. Roberto Winter
Escuchó el mensaje del Segundo Advenimiento al asistir a unas reuniones campestres durante su visita a los Estados Unidos. En 1842 regresó a Inglaterra, donde se dedicó de corazón a predicar la inminencia del Advenimiento. En sus frecuentes cartas a sus amigos de los Estados Unidos, les contaba de sus progresos. En una de ellas, decía: “Predico en las calles con el diagrama profético sujeto a una vara... Nuestros libros vuelan, y están produciendo una gran conmoción en esta enorme ciudad”. Dios bendijo sus humildes esfuerzos con el bautismo de varios miles de conversos.
6. Horacio Bonar y Jorge Müller
Entre los predicadores del mensaje del Advenimiento en Inglaterra, también se encontraban Bonar, el bien conocido autor de himnos, y Müller, director del famoso orfanato de Bristol.
7. Los niños predicadores
Además, Dios usó a los niños para predicar la inminencia de la segunda venida de Cristo, especialmente en Suecia, que es un país confesional donde solo podían predicar los ministros de la iglesia oficial. Sin embargo, ocurrió que cuando a principios de 1840 llegó a Suecia el mensaje del Advenimiento, los clérigos de la iglesia oficial se negaron a predicarlo. Entonces Dios suscitó a niños y a jóvenes, algunos de los cuales todavía no sabían leer, para predicar el mensaje de la hora del Juicio y las profecías concernientes al regreso de Jesús.
Las autoridades hicieron todo lo posible para impedir que los jóvenes siguieran predicando, pero no pudieron. Los acusaron de estar locos y de padecer enfermedades físicas, pero todo fue inútil. Arrestaron a muchos, y algunos hasta fueron castigados físicamente; pero todo fue inútil. Dos de los niños predicadores, Ole Boquist y Erik Walbon, defendieron su fe en la Biblia, y finalmente fueron puestos en libertad por orden del