La vieja escuela. Claudia Bossay P.
de contenido único, que aún es mayormente desconocido por el público actual y que ha sido escasamente estudiado hasta ahora. En buena medida, estos archivos nos hablan no sólo de la historia del Cine Arte Normandie, sino también de la historia de la crítica de cine en Chile, particularmente en Santiago.
Para poder comprender el contexto del trabajo crítico del Cine Arte Normandie y su impacto en la formación de públicos y de una cultura cinematográfica local, el análisis de los archivos se complementó con la recolección de testimonios sobre el trabajo del cine. Nos reunimos a rememorar y analizar el rol del Normandie y de sus críticas, con personas que fueron parte de su creación y organización durante las primeras décadas de funcionamiento. Asimismo, entrevistamos a críticos de cine que trabajaron para el Cine Arte Normandie durante este período, así como también a críticos actualmente activos, para quienes este espacio fue importante en su formación, como público joven del Normandie entre 1982 y 2001. En su conjunto, la recopilación de diversas fuentes nos permitió estudiar la programación de la cartelera cinematográfica, las reseñas críticas del cine, y su impacto en los públicos y la crítica chilena.
El libro está dividido en tres capítulos y un anexo. Los capítulos abordan el estudio de la historia, la cartelera y la crítica ocurrida en el Cine Arte Normandie. En el primero de ellos, se buscó reconstruir la historia del cine, desde sus antecedentes inmediatamente predecesores como son los cineclubs y programaciones de cine arte. Se explora desde el origen del cine hasta el año 2000, puntualizando entre las décadas del ochenta y noventa, dos momentos en los que los modos de trabajo, la orientación de la programación y la crítica cinematográfica del Normandie difirieron entre sí.
El segundo y tercer capítulo se centran en los aspectos específicos de la programación y la crítica, enlazando dos lógicas que fueron a la par pero que se materializaron en prácticas distintas. En el segundo capítulo se analiza la lógica general de la programación, destacando los ciclos temáticos y modos de organización de la cartelera. Poniendo en valor los múltiples criterios de selección que competían en la cartelera, estos fueron los ciclos de embajadas, o institutos bilaterales de cultura, reposiciones de películas que salieron rápido de cartelera comercial o que incluso, nunca llegaron a ella, reestrenos de obras guardadas por el propio cine, estrenos nacionales de cine chileno y del mundo, entre otros criterios. En el tercer capítulo se aborda el valor de la crítica de cine desarrollada en el marco de los folletos críticos de múltiples colaboradores liderados por Sergio Salinas. Se busca aquí visibilizar el trabajo que durante años se desarrolló en el interior del cine entendiendo la crítica como un espacio de divulgación y formación del espectador, con textos que orientaban la educación contextual y estética de los filmes. Se visualiza aquí tanto su desarrollo interno como la influencia internacional de revistas de prestigio contemporáneas a los períodos abordados, dando cuenta de una aspiración al cosmopolitismo importante en la cinefilia desarrollada en el cine.
La sección de anexos comprende un rescate de textos y soportes materiales pertenecientes al Cine Arte Normandie. En primera instancia, la selección de críticas que nos parecieron representativas de los distintos discursos cinéfilos en que se movió el cine durante el período estudiado. Un corpus seleccionado a partir tanto de textos que nos parecen representativos de la riqueza discursiva de las críticas, así como de películas canónicas dentro de la historia del propio cine.
El propósito de este libro es difundir entre el público general la historia y el trabajo cinéfilo del que es, probablemente, el más “clásico” cine arte de Santiago: el Normandie. Este no es, por tanto, un libro académico, aún cuando está forjado por una investigación realizada desde el ámbito de la historia, la antropología y los estudios de cine. Proponemos una interpretación sobre el impacto y el alcance del Normandie para que sea accesible al público no especializado, respetando el rigor del análisis de las diversas fuentes recopiladas. Cada uno de los capítulos tiene segmentos de las entrevistas e imágenes y gráficas asociadas a lo que se discute en cada uno de ellos para así acompañar el texto con lo visual y opiniones especializadas, como lo hacían las mismas críticas del Cine Arte Normandie.
La vieja escuela busca mantener vivo en sus lectoras y lectores el gusto por una cultura cinematográfica. Exploramos las pasiones cinéfilas que están en los orígenes del Cine Arte Normandie, y que incluso pueden rastrearse al menos una década antes del comienzo del mismo, en el trabajo de quienes con mucho esfuerzo crearon y mantuvieron este proyecto durante el complejo período aquí estudiado. Queremos compartir el entusiasmo, el cariño y el esfuerzo con que levantaron un espacio para la cultura cinematográfica que se mantiene hasta hoy. Una cultura que, al igual que como sostenían los creadores del cine en tempranas reflexiones en la década de 1960, ha de cultivarse, pues en ella radica un entendimiento de la sociedad comprometida con la ética, la comunidad y el arte, elementos esenciales para enfrentar las demandas de nuestros propios tiempos.
1. Historia del Cine Arte Normandie
Durante las décadas de 1980 y 1990 el Cine Arte Normandie exhibía memorables obras del cine mundial, siguiendo la línea del Cine Arte de Viña del Mar, que existía desde 1967. Normandie se distinguía de salas más comerciales que habían en este período en el centro de Santiago. Para los fundadores del Normandie, el cine arte se diferenciaba de otros espacios en tanto allí se podía desarrollar una apreciación cinematográfica reflexiva y crítica, donde se proponía pensar el cine como una herramienta de conocimiento y comprensión social. Así, no es una película o un “autor” –siguiendo el término acuñado por la revista francesa Cahiers du Cinema- lo que constituye lo artístico, sino que el proceso de someter una película a un estudio atento, a una reflexión compartida. Los cineclubes y las salas de arte proponían condiciones idóneas para estas instancias de mediación cultural.
La programación de una sala de cine arte, junto a las reseñas críticas sobre las obras, los contextos de producción y antecedentes de los directores, eran esenciales para lograr estos objetivos. Es importante destacar la labor de quienes diseñaban la programación de la sala. En conjunto Sergio Salinas y Alex Doll, decidían qué es lo que querían exhibir. Salinas desde una posición más teórica-estética y Doll desde la posibilidad de programar las películas, basándose en su conocimiento del mercado de la exhibición en Chile y el Cono Sur. De esta manera, el trabajo de programación conjugaba el aspecto teórico con las posibilidades reales de exhibición de películas existentes en el mercado.
¿Cómo se llevó a cabo el proyecto del Cine Arte Normandie? En este capítulo hablaremos sobre el desarrollo histórico del cine, identificando dos períodos: uno entre 1982 y 1991 (desde su creación hasta su cambio de sede). El segundo, entre 1992 y 2001, la primera década en su ubicación actual.
La trayectoria del Normandie no se explica sin comprender algunos de los procesos que anteceden a su creación, en donde se conforma la cultura cinematográfica que impulsa su labor. Por eso comenzamos esta historia con los proyectos en que participaron sus fundadores, antes de la creación del Normandie.
Los antecedentes del Cine Arte Normandie (fines de la década de 1960 y comienzo de la década 1970)
La experiencia de los fundadores, rica en cultura cinematográfica, se venía acumulando desde casi una década antes del comienzo del Cine Arte Normandie. Dichas experiencias las encontramos en la organización de cineclubes y salas de cine arte durante estos años y en el trabajo de visionado conjunto y reflexión crítica desarrollados en dichos espacios.
En 1969, “Cine Arte Limitada”, sociedad integrada por Guillermo Aguayo, Hugo Castelleto y Aldo Francia, gestores del Cine Arte de Viña del Mar y del Festival de Cine de la misma ciudad, así como también administradores de la sala de Cine Marconi de Santiago, cedieron la última función de los lunes de esta sala santiaguina (actual Teatro Nescafé de las Artes, ubicado en Manuel Montt con Providencia) para que un grupo de amantes del cine llevara a cabo el Cine Club Nexo. Nexo recibió el apoyo del propio Teatro Marconi, del Departamento