Boicot. Ariela Katz Gugenheim
secretario de la Conferencia, habría de decir que fue Jordania quien insertó al sionismo en la condena.39
La coordinadora de la Conferencia, Aída González Martínez, recuerda que fue la delegación de Argelia la que introdujo la censura al sionismo.40
Por su parte, el embajador de Estados Unidos reportó en un cable al Departamento de Estado fechado el 26 de junio que por instigación del grupo de observadores de la Organización para la Liberación de Palestina (olp) se había introducido una condena al sionismo.41
Evelyn Sommer, delegada de la Organización Internacional de Mujeres Sionistas (wizo) en la Conferencia, opina que más que el grupo árabe, fue el bloque soviético el que decidió aprovechar la escasez de diplomáticos profesionales en la Conferencia de la Mujer en México e introdujo la condena al sionismo. En efecto, las asistentes eran directoras de organizaciones, ministros de asistencia social, esposas de presidentes, gente que no tenía experiencia diplomática profesional. No había verdadera representación política en la Conferencia, porque nadie esperaba que se necesitaría.42
Muchas de las mujeres que integraban las delegaciones nunca habían estado antes en una conferencia internacional y algunas ni siquiera sabían qué era una resolución. Por ello, en las delegaciones comunistas y tercermundistas, cada vez que surgía un tema importante, eran los hombres quienes tomaban el control. Además, los delegados oficiales, ya fuesen hombres o mujeres, votaban como se les ordenaba desde sus países de origen.43
Sommer afirma que el eje soviético, anticipando que se trataba de una conferencia de segunda categoría, donde sería fácil introducir una resolución que no se sostenía, introdujo el tema al último momento, cuando menos posibilidad había de combatirlo.44 Es cierto que la condena convenía a sus intereses, pues en el pasado los judíos fueron perseguidos por su religión y después, en el siglo veinte, por su raza. Tanto religión como raza eran temas tabú en la doctrina oficial soviética, de manera que el antisemitismo necesitaba otra substitución. Condenar a una ideología proporcionaba una base para discriminar y reprimir en el discurso público y en las leyes. De manera que al desaprobar al sionismo, se le podía reprobar como una transgresión ideológica, y quienes lo practicaban podrían entonces ser castigados sin correr el peligro de que el régimen fuese acusado de discriminación racial o religiosa.45
Paradójicamente, justamente los delegados árabes y soviéticos en la onu habían votado en contra de que la Conferencia se llevase a cabo. Cuando estaba programada para Colombia, los árabes trataron de que se cancelara dos veces. Sólo cuando México se ofreció como anfitrión y la princesa Ashraf de Irán comenzó a conseguir fondos, las cosas empezaron a moverse.46
Una vez que surgió la idea de condenar al sionismo, la delegación de Egipto presentó una propuesta para adoptar resoluciones con mayoría simple en lugar de los dos tercios generalmente exigidos, y ésta fue ratificada. Sin ese cambio, las referencias al sionismo no hubieran tenido suficientes votos para ser aprobadas.47 En todo caso, Aída González considera que “a quien le metieron un gol” cuando “se le barrió” la condena al sionismo en dicho documento, fue a Sergio González Gálvez, entonces director de Organismos Internacionales, y quien estaba a cargo de la redacción del escrito de la Conferencia de la Mujer en México.48
En sus memorias, Rabasa habría de reconocer que el tema ni siquiera se debió haber tratado, pues la Conferencia de la Mujer era sobre todo para declarar la igualdad de la mujer, era una conferencia especializada, no una general o política, pero “los países árabes aprovecharon el momento para atacar a Israel”, pidiendo que se declarara oficialmente que el sionismo era un movimiento colonialista, equiparable al racismo.49
Como Moynihan diría más tarde, el racismo se identifica tanto popular como científicamente con la discriminación basada en supuestas diferencias innatas, inmutables y genéticas. Mientras que el sionismo es un movimiento político religioso que rechaza estos principios, pues la población israelí proviene de diversos orígenes raciales, incluye ciudadanos no judíos, y permite adquirir tanto la religión judía como la ciudadanía.50
El sionismo es la aspiración a la autodeterminación del pueblo judío en su territorio ancestral: la tierra de Israel, a la que le unen lazos históricos y religiosos. La creación del sionismo como movimiento político moderno fue paralela al fortalecimiento de los Estados Nación y al surgimiento del nacionalismo en Europa, y constituyó una reacción directa al resurgimiento del antisemitismo a fines del siglo xix, como se expresó en el Caso Dreyfus en Francia. El sionismo fue alentado posteriormente por los pogromos en Rusia a principios del siglo xx y por el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial.
El sionismo nunca fue un movimiento de personas conectadas por membresía histórica a un grupo genético. Los sionistas siempre se autodefinieron sólo como judíos, y es judío cualquiera cuya madre es judía, o cualquiera que se convierta al judaísmo sin importar raza, color, ascendencia, origen étnico o nacional.
La falta de justificación racional de la acusación indica que el antisionismo, como herramienta política, es una forma nueva de antisemitismo. Como explicó Abba Eban: “El antisemitismo clásico niega la igualdad de derechos de los judíos como ciudadanos dentro de la sociedad”, y el antisionismo niega la igualdad de derechos del pueblo judío dentro de la comunidad de naciones. “Lo único sucedido es que el principio discriminatorio ha sido trasladado del ámbito de los derechos de la persona, al ámbito de la identidad colectiva”.51
En realidad, independientemente de quién haya introducido la acusación de racismo, y del mérito de ésta, la iniciativa fue bien recibida por muchas delegaciones, entre ellas, las que representaban a países donde la mujer era discriminada. Estos países aceptaron de buena gana la distracción que el ataque al sionismo les ofreció al desviar la atención de la situación de la mujer.52
Aunado a más de treinta resoluciones, a la hora de la votación final la Conferencia produjo dos documentos principales. La llamada “Declaración de México sobre la igualdad de la mujer y su contribución al desarrollo y la paz” y el “Programa de acción”.
Se esperaba de inicio un Programa mundial de acción, cuyo objetivo fuera fortalecer y aumentar los planes adoptados por la Conferencia en todas las áreas relativas al estatus de la mujer, así como delinear medidas prácticas para obtener estos objetivos. La Secretaría de la Conferencia preparó un esbozo previo, evitando temas controvertidos, a fin de que el plan pudiese ser aprobado por todos sin reservas, como sucedió.53 El problema principal surgió con lo que se llamaría la Declaración México. El documento final fue escrito en su totalidad por los países en desarrollo,54 de manera que ni las naciones occidentales ni Israel pudieron incidir en su contenido. A través de la Declaración México, la Conferencia fue claramente aprovechada por los países del tercer mundo para demostrar su poder al condenar a Occidente. La condena a Israel y al sionismo fue ligada al imperialismo y al colonialismo, y aumentada por un antisemitismo secreto en muchos de los votantes.
De hecho, como señaló el historiador Bernard Lewis, llama la atención que mientras que la declaración acerca de la igualdad de la mujer condena cuatro veces al sionismo, sólo una vez llama a la eliminación de la “violación, la prostitución, el asalto físico [...] el matrimonio infantil, el matrimonio forzado o el matrimonio como una transacción comercial”. Curiosamente, no hace ninguna referencia a la poligamia o al concubinato.55
Más aun, cuando la delegada de Nueva Zelanda intentó agregar el sexismo a la lista de males que debían ser eliminados para el bienestar de las mujeres, los comunistas y los latinos se opusieron. Algunos hombres incluso afirmaron no saber qué significaba “sexismo”.56
La delegación estadounidense, encabezada por Patricia Hutar, trabajó para proponer una resolución alternativa que no causara conflicto. Se logró un proyecto de declaración patrocinado por la República Federal de Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos. Sin embargo, ni siquiera se permitió que esta segunda opción se pusiese a votación en la Primera Comisión.57
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