Boicot. Ariela Katz Gugenheim
que duró aproximadamente treinta minutos, Echeverría dijo enfáticamente: “Durante mi presidencia ese documento nunca va a pasar”.74 Les aseguró, “en los términos más enérgicos posibles”, que su país, como anfitrión de la Conferencia, nunca permitiría que ésta fuera “minada con la adopción de un lenguaje tan atroz”. Los judíos salieron muy satisfechos del recinto presidencial, convencidos de que así sería. Felices, incluso se tomaron una foto conmemorativa.
Esta garantía les pareció suficiente, pues “el país anfitrión tenía una gran influencia en el resultado” de la Conferencia. Sin embargo, más tarde dirían: “Echeverría no honró su compromiso a las mujeres y no se opuso al ataque al sionismo”.75
Años después, Emilio Rabasa escribió que hubo motivos importantes para hacerlo así: Los párrafos acerca del sionismo eran inadecuados, pero se estaba votando por la Declaración México como un todo. Además, México era el país anfitrión, y como estaba comprometido con las mejores causas a favor de la mujer, tenía que dar “un apoyo total” a la Declaración.76
Como lo señala Rabasa, la mayoría de los asistentes hicieron lo mismo. Aquellos que defendían al sionismo eran vistos como enemigos de la lucha contra la discriminación sexual.
Sin embargo, éstos no fueron los únicos motivos que impulsaron el voto de Echeverría. En efecto, en el manejo presidencial mexicano de la condena al sionismo en la Conferencia del Año de la Mujer es posible apreciar elementos que habrían de repetirse en el voto de México en Naciones Unidas respecto a la definición de sionismo como una forma de racismo.
Me refiero específicamente al propósito de Echeverría de posicionar a México como líder del tercer mundo, de cultivar su relación personal con los países árabes y de promocionar su candidatura para la Secretaría General de la onu.
Desde la llegada a México de Leah Rabin y Jehan Sadat, México había hecho notar su preferencia: la primera dama de Israel fue recibida por Socorro “Coqui” Gamboa de Rabasa, la esposa del secretario de relaciones exteriores, mientras que para su contraparte egipcia estuvieron presentes además de ella, las esposas del secretario de gobernación y del procurador general así como otros funcionarios.77
En la conferencia, México trató de formar un bloque unido de países latinoamericanos que pudiera ejercer influencia como grupo. No sólo México votó a favor, sino que varios observadores informaron que la dirección general de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México trabajó intensamente para convencer a las delegaciones latinoamericanas de que votaran a favor de la declaración y la resolución “por el bien de la unidad latinoamericana”. Este funcionario mexicano incluso argumentó que la delegación de Israel, que intentaba convencer a los países para que se opusieran a la Declaración, lo hacía tan sólo para “socavar la unidad latinoamericana”.78
Para muchos de los ahí presentes, estaba claro que lo que Echeverría buscaba era usar la Conferencia para obtener apoyo en su candidatura para el puesto de secretario general de la onu.79
Por eso mismo Echeverría no estaba dispuesto a arriesgar que la oposición a condenar al sionismo afectara sus relaciones con el mundo árabe. Así lo explicó Rabasa a Hanan Aynor, el embajador de Israel en México, y también al embajador de Estados Unidos en México, Joseph John Jova. Rabasa les reveló que el gobierno mexicano había decidido abstenerse de votar en el tema del sionismo en la Conferencia Mundial del Año de la Mujer, pero Echeverría cambió la instrucción para “salvar su gira de 14 países” en el Medio Oriente,80 pues los países árabes de por sí estaban molestos porque a último momento había decidido incluir a Israel en la gira.81
Años después, Aída González platicó del tema con Echeverría, y éste se excusó alegando que en su momento la Cancillería “no le había explicado bien” las implicaciones del caso.82
Aunque en general nadie parece haberse dado cuenta del alcance de la declaración, que sería un antecedente importante de la resolución 3379 contra el sionismo en la onu, sí se dieron algunas reacciones hacia la adopción de la condena al sionismo. En Buenos Aires la Organización Sionista Argentina protestó ante el ministro de relaciones exteriores por haber apoyado la declaración. En Ámsterdam también la presidenta de la Organización Sionista de los Países Bajos reclamó a su gobierno que no hubiera protestado aún más enérgicamente. En Londres, el Board of Deputies of British Jews expresó su “consternación y protesta” frente a la abstención de los delegados británicos, en una declaración enviada al secretario de relaciones exteriores.83
En México, el ambiente antisionista de la Conferencia, así como las resoluciones adoptadas, contrariaron a la comunidad judía. Como ya se mencionó, había sido un judío mexicano quien consiguió una cita con el presidente Echeverría para las representantes de las organizaciones judías no gubernamentales presentes en la conferencia. También hubo respuestas por parte de las organizaciones judías femeninas mexicanas, que desde el principio de la Conferencia se entrevistaron con Ojeda Paullada para hablar del tema. Sin embargo, cabe destacar que el órgano representativo de la comunidad judía mexicana, el Comité Central Israelita, mantuvo una postura apolítica, y “no asumió una respuesta particularmente visible”.84
Las organizaciones voluntarias estadounidenses judías hicieron una declaración pública en protesta.85 Sin embargo, el examen de los archivos de las principales organizaciones judías de Estados Unidos indica que, cuando se dio la condena al sionismo en el marco de la Conferencia del Año de la Mujer, éstas no responsabilizaron a México por el resultado de la conferencia. Siguieron considerando a México como un país amigo, y por ello su actuación posterior respecto a la resolución antisionista en la onu les pareció muy sorprendente.86
Para colmo, la introducción de la condena al sionismo provocó que algunos creyeran que la conferencia no había cumplido su cometido. Entre ellos, el representante de Barbados ante la onu, Waldron-Ramsey, afirmó que “se podía decir con seguridad que la Conferencia había sido un fiasco”.87
Lo cierto es que no hubo unanimidad en cuanto a qué tan benéfica había sido. Como se publicó en el Herald Tribune: “Para sus líderes [los organizadores] fue el mejor de los años. Para algunas feministas, fue el peor de los años. Pero para la mayoría de las mujeres que participaron […] fue tan sólo mejor que nada”.88
Por su parte, Rabasa consideró que la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer fue “un triunfo para México”, a pesar de las críticas que enfrentó.89 Efectivamente, debe reconocerse que le dio a México una importante proyección internacional.
Aun Jova, quien lamentó que la conferencia hubiese sido marcada por la introducción de temas externos, reconoció que se logró un consenso fundamental sobre una amplia agenda de asuntos feministas y que el plan de acción establecía una buena base para continuar con la cooperación. A pesar de estar consciente de las dificultades que se habían presentado, concluyó su evaluación afirmando que la conferencia “resultó ser menos ruidosa y sin duda menos violenta de lo que algunos en México habían temido”.90
No obstante que el programa de acción final sólo tenía poder exhortatorio, y que no se sabía qué tanta influencia real iba a ejercer, muchos vieron la Conferencia como un evento que sí hizo una diferencia: le dio respetabilidad oficial a temas sociales que siempre habían sido minimizados.91
Aun así, es indudable que la inclusión de la condena al sionismo en la declaración oficial de la conferencia le restó poder a toda la Década de la Mujer. El liderazgo intentó minimizar su importancia, alegando que la Declaración México era un documento “relativamente sin importancia”, y que “la introducción de la cuestión del sionismo fue una jugada totalmente externa que algunos gobiernos introdujeron con fines de propaganda política”. Y agregaban que “desafortunadamente, este tipo de acciones son muy comunes hoy en día en las conferencias de la onu”. No obstante las justificaciones, muchas de las mujeres participantes, especialmente de Estados Unidos, pero también de otros países, compartieron