Resistencias noviolentas en América Latina. Esperanza Hernández Delgado

Resistencias noviolentas en América Latina - Esperanza Hernández Delgado


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gestores, interlocutores y luchadores. Los primeros son los que conducen a la gente de las comunidades a las instancias formales; los segundos posibilitan abrirse al mundo, tomar conciencia de los derechos del pueblo yaqui y de su exigibilidad; y los terceros, los luchadores, sientan las bases del diálogo y la negociación. Estos últimos son los catalizadores o dinamizadores de los procesos de cambio cuando surgen las tensiones (Tomás Rojo, 2016, entrevista). La Caravana nacional por la defensa del territorio, el agua, el trabajo y la vida. Fue un significativo método de protesta yaqui que reunió, en mayo de 2015, a más de 100 organizaciones, pueblos indígenas y movimientos sociales, que compartían una agenda común: su lucha por el agua y el territorio (Haro 2015). La Caravana no solo difundió la problemática asociada a la construcción del Acueducto Independencia, sino que facilitó el contacto con otros pueblos y comunidades también afectados por megaproyectos similares. Este encuentro cimentó la relación con distintos sectores de la sociedad civil, la academia y organizaciones no gubernamentales (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Aquí en Sonora, la unión hace la fuerza. Nosotros tuvimos una caravana nacional donde estuvieron nuestros hermanos, salimos de nuestro pueblo en Vícam y llegamos a Obregón. Salimos cinco caravanas para llegar a Xochimilco. En lo que visitamos cada etapa, nos enteramos que no éramos los únicos que estábamos luchando y que hay muchos indígenas que están resistiendo. Por ejemplo, en el pueblo de Cherán, donde nos reconocieron como hermanos mayores y uno se siente orgulloso de saber que saben de uno […], organizamos una unión con todos los indígenas y no indígenas; fue una organización amplia, el nombre de la caravana era “Territorio, agua, vida y trabajo” (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Gracias a la Caravana hicimos un convenio de organizarnos a nivel nacional. A nosotros los de Cócorit nos han invitado a reuniones a nivel nacional, en la última que asistimos se formó una organización llamada: “En defensa de nuestra madre tierra”. Esa organización ya se formó y contamos con bastantes personas que se están uniendo en todo el estado de Sonora. Esa es la organización donde está el futuro de México, el futuro de todos y es la voz que nosotros tenemos (autoridad yaqui, 2016, entrevista).

      Las marchas. Se destaca la marcha realizada en la ciudad de Obregón, en 2013, que alcanzó a congregar unas 30 000 personas. En esta marcha participó el presidente municipal de Cajeme, quien encabezó la custodia de la ciudad. Este acto consiste en cerrar las entradas de la ciudad por el norte y el sur. Así se inició la aplicación en serie de otro método: el bloqueo (Moreno 2014, 266).

      La otra parte ha sido una lucha en los medios de comunicación dando a conocer su caso en la prensa, en conferencias, en caravanas, en bloqueos, marchas. Han mandado cartas al Papa y van a todos los foros indígenas posibles. Interpusieron dos demandas ante la Comisión de Derechos Humanos, demandas que ya establecieron varias medidas cautelares y tienen como tres resoluciones a su favor (José Moreno, 2016, entrevista).

      Métodos de intervención noviolenta: los bloqueos

      A partir de 2011, los yaquis bloquearon importantes vías de Sonora. El primer bloqueo se realizó en septiembre de 2011 y fue precedido por un comunicado que anunciaba una marcha en la carretera federal que partiría desde la escultura del indio Cajeme hasta encontrarse con yaquis procedentes de Vícam. La acción de protesta bloquearía los cuatro carriles de la carretera internacional. El objetivo era protestar contra el Acueducto Independencia. El Estado respondió con órdenes de captura, intentos de dividir a los ocho pueblos yaqui y represión a los oponentes mediante uso de la fuerza (Moreno 2014, 97-98).

      Otro bloqueo significativo fue el realizado en junio de 2013 en Vícam, que se planteó con carácter permanente. Solo dejaron pasar ambulancias con enfermos, vehículos con residuos peligrosos y unidades que ofrecieron razones humanitarias. Habiendo transcurrido 14 horas del cierre, el impacto económico ya era evidente, y los sectores empresarial, maquilador, agroexportador, minero y transportista se vieron afectados. La acción trajo consigo intervenciones a favor y en contra de diputados, servidores públicos y del sector privado (Moreno 2014, 269-270).

      Estos bloqueos visibilizaron el conflicto desatado por la construcción del Acueducto Independencia, evidenciaron la fortaleza de la campaña de resistencia yaqui, captaron simpatizantes y aliados, y produjeron costos económicos al adversario que le dieron contundencia a la resistencia. A pesar de estos logros, los bloqueos no pudieron suspender las obras de construcción del acueducto.

      La combinación de métodos de resistencia civil con métodos del ámbito de resolución y transformación pacífica de conflictos

      En procura de que sus demandas logren mayores alcances, los yaquis han combinado los métodos descritos con otros pertenecientes al ámbito de la resolución y transformación de conflictos. Apelaron a vías legales, dialogaron y negociaron con el gobierno, y se aliaron con otros sectores sociales (autoridad; líder yaqui, 2016, entrevistas).

      Han desarrollado también métodos propios cuyos centros son la cultura y la identidad como factores de cohesión. A partir de estos métodos, se ha construido una red de gestores, interlocutores, luchadores que fortalece el ejercicio de resistencia noviolenta y su articulación con métodos de resolución y transformación pacífica de conflictos, como la mediación y la negociación (Tomás Rojo, 2016, entrevista).

      Combinación con el diálogo y la negociación

      Algunos investigadores han analizado la relación entre la resistencia noviolenta y la negociación. Al reconocer que esta resistencia tiene métodos propios y que la negociación hace parte del ámbito de resolución y transformación de conflictos, plantean la posibilidad y las ventajas que ofrece su articulación, especialmente en conflictos asimétricos (Finnegan y Hackley 2008; Dudouet 2012; Wanis-St. John y Rosen 2017). Dudouet (2012) considera que la resistencia civil cataliza la transformación de conflictos al obligar su resolución, empodera a quienes resisten y les permite participar e influir en un proceso de negociación efectiva. En sentido similar, Wanis-St. John y Rosen (2017) y Finnegan y Hackley (2008) afirman que la resistencia civil puede convertirse en una palanca para lograr una negociación.

      En Colombia, algunas experiencias de resistencia civil, como los casos del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), han evidenciado que, muchas veces, esta práctica conduce al inicio de un ejercicio de mediación o negociación. De igual manera demostraron que, iniciada la negociación, la resistencia se convierte en un mecanismo de presión (Hernández 2004, 2006, 2012). En estos casos las resistencias noviolentas se ejercieron frente a violencias estructurales expresadas en términos de exclusión, y a violencias directas como conflictos armados. En el marco de estas acciones, las resistencias dieron inicio o acompañaron mediaciones o negociaciones efectivas con el Estado y con actores del conflicto armado (Hernández 2004, 2009, 2012).

      Los yaquis reconocen que cuentan con capacidad para la resistencia noviolenta, pero también para la negociación política. De hecho, consideran que uno de sus más importantes logros, los reconocimientos en el gobierno de Lázaro Cárdenas, lo obtuvieron con la negociación (Tomás Rojo, 2016, entrevista). Académicos e investigadores también reconocen la capacidad de negociar por parte de este pueblo indígena. Al respecto se afirma: “Porque ha sido parte de la estrategia de la tribu yaqui, saber moverse en el terreno, negociar, dialogar y no enfrentarse directamente en algunos casos” (Alejandro Aguilar, 2016, entrevista). Otro ámbito en el que puede constatarse la capacidad de negociación es en los bloqueos ya que, en algunas oportunidades, se abrió la puerta a la negociación con el gobierno. No obstante, vale la pena señalar que, aunque estas negociaciones representaron un buen ejercicio, no alcanzaron avances significativos.

      El que estemos organizados actualmente como estamos fue porque la tribu negoció, concertó con la Corona española, y si la tribu logró allanar el camino para el reconocimiento como pueblo fue por esa capacidad de negociación, por la fuerza política de la tribu. Si la tribu ya hizo convenio de concertación fue con los diferentes gobiernos estatales de 1992, también con el gobierno federal, es porque tiene esa capacidad, y no es pedir cosas a cambio de nada, no. La tribu tiene un territorio, genera recursos naturales, genera impuesto, tiene servidumbre de paso, pasa la carretera de cuatro carriles (que ya la vieron ustedes) pasa la vía del ferrocarril, pasa la fibra


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