Observando observadores. Rodrigo Flores

Observando observadores - Rodrigo Flores


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que permitieran encontrarse orientadas a relevar la comunicación dominante de los sistemas parciales de la sociedad, no sólo dando cuenta de sus códigos, sino también programas y operatorias específicas. Este trabajo se encuentra en fase de desarrollo por diversos autores, aunque reúnan otras perspectivas metodológicas (Mascareño, 2006).

      Menos problemáticos resulta el acceso de las técnicas cualitativas a sistemas de menor complejidad, como organizaciones e interacciones. En el caso de las organizaciones, algunos autores han propuesto el desarrollo de estrategias cualitativas que sean capaces de dar cuenta de la recursividad de las decisiones y sus premisas latentes (Rodríguez, 1992). Ello obliga a abordar en forma adecuada el problema de la formalidad/informalidad organizacional. La formalidad se representa en el ámbito decisional como lo previsto que ocurra, lo formal, lo que debe suceder. Asociado a su estructura, procesos y procedimientos. Lo informal recae en lo no previsto, no decidido y esperado; es decir, contingente (motivaciones específicas, satisfacción, liderazgo, identificación y compromiso, etcétera). Las técnicas cualitativas aparecen como adecuadas para dar cuenta de las comunicaciones de decisiones y expectativas condensadas.

      En el caso de las interacciones, se debe reconocer la ventaja evidente que poseen nuestras técnicas cualitativas al desplegarse en estos ambientes, lo que no implica necesariamente que no puedan capturar información de otras complejidades sistémicas. Con tal afirmación contradecimos las propuestas desarrolladas por otros autores, quienes ven en las técnicas cualitativas una limitante estructural para dar cuenta de su complejidad (Mascareño, 2006). Nuestra propuesta es entender que cuando realizamos investigación cualitativa, nos encontramos desplegando técnicas que nos permitan generar información en la sociedad que no requiera necesariamente copresencia, aunque la suponga. Los medios técnicos de registro y el despliegue de instrumental virtual comienzan a dar luces de que estos procesos de indagación son posibles de realizar por medio de nuestras técnicas.

      e) En quinto lugar, quisiéramos relevar la importancia de la utilización de técnicas grupales. Si seguimos los postulados del punto b) y d), las técnicas cualitativas debieran ser reconceptualizadas para dar cuenta de la complejidad de la sociedad moderna. Los instrumentos deben focalizarse en una observación que apunte a desentrañar las formas del ver y del leer cotidiano —de acuerdo a las operaciones en las cuales basan sus observaciones; es decir, quedar desplegadas en la búsqueda de la semántica comunicacional. Desde nuestra perspectiva, este es el caso de las técnicas grupales que aparecen como más apropiadas para capturar tal semántica —focus groups o grupos de discusión. La particularidad de los grupos como forma de análisis sociológico es de por sí interesante, sobre todo en el caso de los grupos de discusión, si él es entendido desde la distinción de la autopoiesis del sistema de comunicación y de la inclusión del observador en el sistema observado; es decir, la re-entry del investigador y de la contextura que produce su observación de segundo orden (Ibáñez, 1979). Esto es claramente un paso más allá de la clásica pregunta si se puede estudiar la sociedad desde fuera de la sociedad.

      Sin embargo, desde la perspectiva aquí expuesta, hay que abandonar casi todo lo que dice Ibáñez sobre su constitución como sistema, anclado en la interacción y en el lenguaje, y su fundamento socioanalítico y estructural. Ello, de suyo, implica en términos prácticos olvidarse de Ibáñez y refundar la técnica, lo cual no necesariamente es una mala idea. No obstante lo anterior, técnicas grupales como los focus groups y los grupos de discusión, utilizados con los recaudos teóricos y metodológicos aquí expuestos, privilegian el conocimiento de los fenómenos desde el punto de vista de la comunicación emergente, de acuerdo a sus categorías y distinciones significativas, validadas por la misma comunicación, lo que se encuentra en estrecha relación con el constructivismo y los preceptos de la autopoiesis.

      Entendemos que las técnicas grupales desarrollan en sí mismas un tipo de comunicación en la sociedad que reúne una serie de atributos que las hacen ser preferidas por la metodología de sistemas fundamentada. Por ejemplo, privilegiando los procesos de autoconformación del grupo —al desincentivar su preexistencia y negar su característica de grupo natural—, dan cuenta de su autorreferencia comunicativa —toda comunicación relevada es comunicación del grupo—, observando su clausura operativa —toda comunicación que emerge es comunicación en el grupo— y de su determinismo estructural —no pueden existir elementos y relaciones que no sean los elaborados y propuestos por el propio grupo.

      Igualmente decimos que las técnicas grupales permiten el rescate de comunicación en la sociedad para contraponerla a la idea de que estas técnicas pueden ser un reflejo de la comunicación de la sociedad. Según han propuesto algunos autores (Mascareño, 2006), entendemos que los grupos de discusión y focus groups no tienen la capacidad como para reproducir punto a punto la comunicación de la sociedad, como el muestreo estructural pretende resolverlo. En este sentido, no concordamos con aquellos que plantean que los grupos de discusión tienen la capacidad de representar estructuralmente hablas presentes en la sociedad (Ibáñez, 1979), pero tampoco aceptamos la idea de que lo social puede ser descrito en forma transparente, sin interferencia del observador (Maturana, 1997).

      f) Si la comunicación de los sistemas es el referente de la metodología cualitativa propuesta en este texto, entonces surge como un elemento importante la pregunta por el sentido. El sentido es el medio que permite la creación selectiva de todas las formas sociales. Tiene una forma específica, cuyos dos lados son realidad y posibilidad, o también actualidad y potencialidad. De este modo, es la premisa para la elaboración de toda experiencia: se presenta como un excedente de referencias de un dato experimentado a ulteriores posibilidades de experimentar. Es la forma que ordena el experimentar determinando la referencia a ulteriores posibilidades: presentación simultánea de real (actual) y posible (potencial). Como dice Luhmann, en el caso de la comunicación, el sentido ofrece posibilidades de conexión que permitirán al sistema producirse y reproducirse (Luhmann, 1998). El sentido ofrece una cierta disponibilidad de posibilidades de actualización y dentro de ellas, también la posibilidad de la negación. En cuanto el sentido se constituye sólo en sistemas sociales, el experimentar y actuar del sentido son determinados en operaciones de observación de un sistema social (comunicación). El sentido da forma a la operación de los sistemas sociales e igualmente permite distinguir los límites de un sistema que lo constituye respecto a su entorno, por lo que se habla de los límites de sentido. Se trata de ayudas selectivas y no de límites espaciales o territoriales. Los límites del sentido demarcan el ámbito de posibilidades al interior de un sistema, por lo que vuelven observable tal sistema como contexto selectivo que produce sólo las propias operaciones, distinguiendo un desnivel de complejidad entre sí y su entorno.

      Para la metodología cualitativa, el sentido es un orden emergente. El método y las técnicas cualitativas, de esta forma, son puestos en tensión para capturar el sentido de la comunicación en sistemas sociales; es decir, el dispositivo que permite la emergencia de los sistemas y constituye sus límites comunicativos.

       2.4. Reflexiones para el uso de una metodología de sistemas fundamentada

      Bajo los principios de una metodología de sistemas fundamentada, se argumenta que la realidad social no puede ser entendida como algo externo al observador que la describe (Maturana, 1997), como lo indican las orientaciones positivistas y pospositivistas (Denzin y Lincoln, 1998). De esta manera, se entiende que los fenómenos sociales pasan a ser comprendidos como co-construcciones, producidos en ambientes que privilegian comunicaciones dinámicas y activas.

      En cuanto la sociedad se clausura mediante la comunicación, mecanismo que no es atribuible a aspectos externos, sino que constituye la operación misma que el sistema social produce y reproduce, correspondiendo a la distinción entre información, participación y comprensión —es decir, transformando las diferencias en diferencias (Luhmann, 1998)—, es necesario establecer algunas directrices e indicaciones a fin de utilizar en forma adecuada una metodología de sistemas fundamentada:

      a) Sin lugar a dudas, la investigación cualitativa es tremendamente creativa e interpretativa. Nuestros investigadores ya no vuelven del campo con innumerables datos recolectados en material empírico, para ser analizados en las universidades y centros de estudio. Comienza a asumirse que el proceso de generación de conocimiento cualitativo tiene


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